Universidad
de Antioquia – Rectoría: Presentación:
Doctor
Alberto Uribe Rector
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Produce
innegable dolor recordar la muerte de quienes amamos, sobre todo si ellos
fueron víctimas de la violencia, pero produciría más dolor y más pena si
fuésemos una sociedad que portara el olvido como insignia del miedo o de la
deshumanización.
Pedro Luis
Valencia, Leonardo Betancur, Héctor Abad Gómez y Luis Fernando Vélez Vélez,
todos defensores de los Derechos Humanos, egresados y profesores de la Universidad de
Antioquia, y seres humanos que lucharon
con sus ideas y con sus palabras por un país más democrático, más educado y más
igualitario, fueron asesinados desde la acera de la cobardía en 1987, es decir,
hace veinte años. Hoy los recordamos como lo hemos hecho durante todos estos
años, y como deberíamos recordar a tantos otros que, también en ese año y en
años posteriores, han sido víctimas de la brutalidad de la intolerancia, del
pánico a la libertad y del odio a la palabra lúcida y amorosa.
Nos unimos
aquí en una conmemoración que quiere ser un sincero reconocimiento y que quiere
también recordar el pensamiento y la actitud de quienes obraron en la vida de
acuerdo con sus convicciones, llenos de alegría y de vigor, tomando siempre
como estandarte la libertad y el derecho natural que todos tenemos a gozar de
una vida digna. Nos unimos en un acto que quiere recordar las palabras del
poema de Dylan Thomas como una inscripción contra la oscura caverna a que
siempre nos aboca la violencia: “Y la muerte no tendrá señorío”.
Héctor Abad Gómez |
Héctor Abad
Gómez: Contaba con la terquedad y la constancia de aquellos
a quienes la naturaleza hace hombres excepcionales. Pero contaba, sobre todo,
con un don de humanidad, un profesionalismo y generosidad como médico
salubrista, y una capacidad mental e intelectual de tan largo alcance, que lo hicieron no sólo casi imprescindible
para nuestra sociedad falta de corazones líderes y honestos, sino también, por
desgracia, blanco de la más burda intolerancia. La que asesina inútilmente,
porque ideas y palabras arraigadas en la sabiduría y en la libertad, como en el
caso de Héctor Abad Gómez, son inmunes a las balas.
Leonardo
Betancur Taborda: Fue discípulo de Héctor Abad no sólo
en la Facultad
de
Docotor Leonardo Betancur Taborda: |
Salud Pública sino también en la plaza pública como líder y tribuno en la
defensa de los derechos humanos. Pese a su juventud contaba con una madurez que
lo hizo descollar tanto por su ímpetu de líder natural como por su personalidad
de buen profesor y de amigo incondicional de las causas que implicaban el
bienestar de la
Universidad , de las nuevas generaciones y, ante todo, que
implicaban la lucha por la justicia y contra todo tipo de violencia y de
crímenes, vinieran de donde vinieran.
Cayó
asesinado junto a Héctor Abad Gómez, y por las mismas razones: la brutalidad y
el horror de la intolerancia no soportaban que tuvieran vida dos llamas al
viento, libertarias y lúcidas.
Pedro Luis Valencia G |
Pedro Luis
Valencia Giraldo: Llevó consigo el emblema de la
rebeldía como quien lleva
una flor en la solapa y como cumplimiento de un deber
insoslayable en una sociedad que cohabita con la injusticia y con la
desigualdad. Fue asesinado en una ciudad que, en un momento determinado, se
convirtió en el imperio de la impunidad y que cobraba con violencia las
derrotas que sufría en el terreno de las ideas. Hoy su recuerdo y el ejemplo de
sus luchas humanistas y solidarias acompañan los sueños de igualdad, de
educación y de cultura inmersos en la misma ciudad donde nació y murió.
Luis
Fernando Vélez Vélez: “El único enemigo es aquel con
quien no podemos ejercer
Luis Fernando Vélez Vélez |
la sublimación de la palabra y su fuerza regeneradora,
su poder revivificante; es aquel con quien no podemos dialogar”, dijo alguna
vez Luis Fernando Vélez. En sus labios esa convicción fue la verdad que más
tarde cobraría su vida. No defendió la palabra y la libertad por ningún afán
personal, sino porque entendía que la carencia de las dos hacía carente, hasta
la mendicidad, a toda una sociedad. Fue abogado, antropólogo, teólogo, profesor
e indigenista para tener lenguajes con los cuales comunicar la necesidad de ser
libres y de tener motivos en la vida para reír, para ser amigos.
Quienes lo
mataron desde las sombras, como mataron a tantos otros de su estirpe y de su
vehemencia para amar, nunca entenderán qué es la sublimación de la palabra. Ese
es, en verdad, el peor mal que nos aqueja.
Ante el
Descuido de las Instituciones Organizadoras del Homenaje a los Defensores de
Derechos Humanos Carlos A. Ruiz Ospina Realizó el Siguiente Pronunciamiento,
que Consideramos Vale la
Pena Recordar :
Señores
Universidad de Antioquia – Rectoría:
Respetadas
Instituciones,
Muchos
defensores de los derechos humanos asesinados en esa fatal década de los años
ochenta, y cuyo pico, fuera el año de 1987, hasta el punto que la prensa
internacional llego a expresar que “1987 el año de la guerra sucia en
Colombia” porque esa macabra secuencia
de asesinatos, esa irracional escalada de terror de Estado fue, como lo
denominó el expresidente Carlos Lleras Restrepo, La Entronización del
Asesinato Como Arma Política.
Recordemos
que en esa época las organizaciones defensoras de los derechos humanos y
fuerzas de izquierda indicaban que la “guerra sucia” está basada en la doctrina
de la seguridad nacional y que la lleva a cabo una alianza de narcotraficantes,
hacendados y militares, También indicaban que la “Guerra Sucia” era ejecutada
por ciento cuarenta y siete grupos de “autodefensa” o “Escuadrones de la Muerte ” – cifra entregada
al Congreso por el entonces ministro de Gobierno, César Gaviria.
También hay
que recordar que desde mediados de 1987, la “Guerra Sucia” cobró un cariz
novedoso: La proliferación de “listas negras” de amenazados de muerte, acusados
de “relacionistas de las guerrillas”
(como varios periodistas), o de “idiotas útiles de la subversión” (como los
defensores de los derechos humanos).
Las amenazas
provocaron una estampida, y son decenas los periodistas, artistas, catedráticos
e intelectuales en general que tomaron el camino del exilio, obligados por las
circunstancias.
En hora
buena ustedes realizan una excelente programación para exaltar a cuatro
emblemáticos defensores de los derechos humanos de la época los doctores:
Héctor Abad Gómez, Leonardo Betancur T, Pedro Luís Valencia G. y Luís Fernando
Vélez V., asesinados en Medellín en 1987.
Pero es
necesario recordar que la década de los ochenta fue apenas el comienzo de esa
tenebrosa política de exterminio de los dirigentes sociales y políticos que
participaban de la lucha por la democracia, pues no sólo le paso a los
Defensores de los Derechos Humanos, recordemos también al histórico movimiento
cívico del Oriente Antioqueño, en donde fueron asesinados 142 de sus lideres,
para no hablar de los dirigentes campesinos y sindicales y de la UP
Diez años
más tarde, para ser exactos el 25 de agosto de 1997, en el recinto del
paraninfo de la
Universidad de Antioquia, uno de los referentes éticos y
morales de esa década y quién había recogido las banderas de la defensa de los
Derechos Humanos, conmemoraron el décimo aniversario a quienes hoy ustedes les
hacen los veinte años.
Ese hombre
en su extrema soledad, que llevaba nueve años ejerciendo la presidencia del
Comité Departamental de Derechos Humanos, realizó dos hechos históricos en esa
conmemoración, pronuncio un discurso en donde denuncia la relación de los
comandantes militares, de los comandantes de la policía, con las convivir y con
los paramilitares, y en dicho evento se realiza el segundo acontecimiento pues
se suscribe un acta de renovación de compromiso por la Defensa de los Derechos
Humanos, ese hombre era JESUS MARÍA VALLE JARAMILLO, quién más que ser un
abogado, era un jurista, verdadero defensor de los Derechos Humanos y para
quién era principio fundamental apoyarse en la “fuerza de la razón y no, en la
razón de la fuerza”, pronunció, en medio de un lleno total en el auditorio del
Paraninfo de la
Universidad de Antioquia, el discurso que culmino así:
Por eso esta
noche la presencia de todos ustedes, de la familia Abad, Betancur, del
honorable magistrado de la Corte Constitucional , Dr. Carlos Gaviria, de los
coordinadores del comité, de hombres y mujeres, nos llena de alegría. Y en este
recinto histórico podemos decir hoy: Héctor Abad, Leonardo, Fernando, Pedro
Luis, Carlos, Felipe, ¡Aquí estamos!, podemos decir: Heli Gómez, personero de
el Carmen; profesores perseguidos, victimas:¡AQUÍ ESTAMOS Y ESTAREMOS SIEMPRE,
EN EL FRAGOR DE LA LUCHA O
EN LA QUIETUD DE
LA MUERTE !
Señores de la Universidad de
Antioquia, de la Rectoría ,
de la Facultad
de Medicina, de la
Facultad Nacional de Salud Pública, del Sistema de
Bibliotecas, del Museo Universitario, de la Corporación para la Educación y la Salud Pública Héctor
Abad Gómez, de la Alcaldía
de Medellín, - Secretaría de Cultura Ciudadana y quienes son organizadores y
convocantes de este gran acto y homenaje ¿Cómo podemos complementar en sus
actividades LA INCLUSIÓN ,
para hacerle, el más que merecido homenaje, al último de los ¿Presidentes de
Defensa de los Derechos Humanos de Antioquia?
Para el
próximo mes de febrero de 2008 se conmemorarán los diez años del magnicidio del
Doctor Jesús María Valle, me parece que han quedado en deuda con este
emblemático personaje de la sociedad democrática de Antioquia y Colombia y por
ello les propongo que los diferentes estamentos realicen las gestiones
pertinentes, para rendirle un homenaje póstumo a Jesús María Valle Jaramillo,
el insigne Maestro luchador por los Derechos Humanos, y así exaltarlo como lo
que fue: un símbolo Ético de nuestra historia; el más vivo ejemplo de las
virtudes que se deben imitar por su grandeza de alma, por la reciedumbre de su
carácter, por la pureza de su corazón y por la magnificencia de sus ideales.
Como un
gesto de aprobación, les propongo que en los diferentes actos que a partir de
hoy, en esta plazoleta Barrientos se coloque una SILLA VACIA, que exprese la
ausencia – presencia y en especial para el cierre del acto en el paraninfo de la Universidad de
Antioquia no sólo se deje LA
SILLA VACIA , sino que también se realice un perfil de su ser
y se convoque a la conmemoración de su décimo aniversario.
Fraternalmente:
Carlos A. Ruiz Ospina: Autor Perfil Sociopolítico de Jesús María Valle
Jaramillo, Vigencia Histórica de la
Lucha por la
Defensa de los Derechos Humanos - Socio y Miembro Consejo
Directivo Escuela Nacional Sindical – ENS - E-mail: biovalle2@hotmail.com –
Cel. 300 664 32 64 - Reproducido por Ediciones Desde Abajo - 20 – 08 - 2007 - 19:00
5 comentarios:
El único de los asesinados en esa década que puede resucitarse es el LICEO ANTIOQUEÑO DE LA U. DE ANTIOQUIA.
El Liceo Antioqueño era el mejor colegio del país. Además de conocimiento, aprendíamos a no tragar entero y a respetar y hacer respetar los Derechos Humanos. Fue vilmente asesinado en 1988. Debemos resucitarlo, para bien de las generaciones venideras. William López. profeprofe@yahoo.es
Desde la desaparición del Liceo Antioqueño la calidad de la educación en el país rodó por el suelo, porque era el ejemplo y el modelo a seguir para las demás instituciones educativas.
También en la década de los ochenta se asesinó vilmente al LICEO ANTIOQUEÑO de la Universidad de Antioquia, por el pecado de enseñar a no tragar entero el mentiroso discurso de los asesinos paramilitares que a toda costa buscaban el PODER en Colombia. Era el mejor colegio del país, y es nuestro deber RESUCITAR EL LICEO ANTIOQUEÑO DE LA u. DE ANTIOQUIA.
Cantaremos entusiastas
a nuestra Universidad
y al Liceo Antioqueño
Vamos a resucitar...
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