Jesús María
Valle Promovió y Tiene
Vigencia Histórica el "Acta de
Renovación de Compromiso por
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.......Y así estaba
recordando con tristeza las derrotas sufridas por el ejercicio de la
antidemocracia, por la tiranía, por la falta de respeto a las decisiones del
pueblo, pero también recordaba con alegría el acompañamiento en muchas de las
luchas realizadas de lo que consideraba era lo más valioso de la sociedad, sus
colegas, sus compañeros de lucha y el pueblito, por el que él consideraba que
valía la pena todos los esfuerzos realizados, por ello le dolía tanto sus
asesinatos.
Entonces su
pensamiento regresó al auditorio del paraninfo de la Universidad de
Antioquia, cuando ya el público asistente se encontraba de pie terminando de
aplaudir su homenaje, que a través de ese discurso de impecable factura
oratoria dedicaba a los inmolados protagonistas del Comité Permanente para la Defensa de los Derechos
Humanos, y allí mismo se dio lectura de la propuesta acordada con otros miembros
del Comité, para presentar el acta de renovación de compromiso ante los
asistentes y así continuar con la causa de la Defensa de los Derechos
Humanos, cuya acta fue firmada por más
de dos mil ciudadanos; dicha acta expresa:
Acta de Renovación
de Compromiso:
En la ciudad
de Medellín. El día veinticinco de agosto de 1997, nos reunimos para reafirmar,
públicamente, nuestro compromiso con la causa de los derechos humanos, la misma
que abrazó hace diez y ocho años, un grupo de hombres y mujeres, preocupados
por el respeto de la dignidad humana sin distingo de clase, color, ideología o
partido, creencias, gustos, sexos o nacionalidades. Entre estas personas
egregias, recordamos con admiración a los médicos Héctor Abad Gómez y Leonardo Betancur
Taborda y a los abogados Luis Fernando Velez Velez y
Carlos Gónima Lopez.
Sus vidas
son ejemplos vivos y permanentes, que han de inspirar a las nuevas
generaciones. Ellos, vencieron la muerte al dar testimonio heroico de sus
convicciones.
La causa que
nos legaran, y que acogemos sin vacilación, es la lucha por la dignidad humana,
fundamento inamovible de toda sociedad civilizada, unida, en la circunstancia
crítica que vive Colombia, al compromiso por la paz, eje indiscutible de la Constitución que hoy
nos rige, auténtica reiteración del pacto de convivencia que, de tiempo atrás
habíamos olvidado.
Todas las
personas de bien, más allá de nuestras diferencias ideológicas, de nuestras
preferencias políticas y de nuestras perspectivas culturales, propias de un
Estado pluralista, anhelamos y necesitamos la paz., supuesto indispensable para
que cada quién pueda realizarse plenamente como sujeto moral, y la sociedad
toda pueda alcanzar su meta inabdicable de dar a cada uno lo suyo.
Pero
como “sin justicia social no puede ni
debe haber paz”, según la hermosa enseñanza de Héctor abad, resulta imperativo
aunar los dos propósitos y hacer de ellos una sola causa.
Ese es el
compromiso, que en medio de tantas iniquidades como las que nos aquejan,
queremos hoy reiterar pública y solemnemente, como el mejor homenaje a nuestros
compañeros muertos.
En esta
asamblea, con énfasis, repudiamos la violación de los derechos humanos,
provenga de donde provenga y clamamos por el respeto del Derecho Internacional
Humanitario. Como deber sobresaliente tenemos que repudiar y denunciar
cualquier clase de terrorismo de Estado que pisotee los Derechos Fundamentales
consagrados en la
Carta Constitucional. Esto hace que sea inmenso el dolor que
se siente ante las crecientes estadísticas de violaciones cumplidas por
miembros vinculados a instituciones legales cuya investidura oficial los obliga
a una indeclinable conducta inmaculada. Lo más grave en ésta materia, es la
dolosa ocultación de las acciones proclives en formas encubiertas y discursos
de distracción con apariencia científica y humanística.
Ahora,
reunidos, reclamamos como virtud real, la presencia exacta de la justicia. El
máximo efecto de la sinrazón quizás sea la agresiva impunidad que se ha
entronizado como una cotidianidad que deja incólume a todos los crímenes de
lesa humanidad y favorece un clima constante de abusos y de atropellos contra
el hombre.
La realidad
nos muestra a personas violentamente agredidas, a las cuales nos acercamos con
sentimiento de solidaridad, afirmando que debemos trabajar en su favor, con los
principios consignados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y
demás instrumentos internacionales suscritos por el Estado Colombiano y
privilegiados en su fuerza ejecutiva por la Constitución Política
de Colombia.
Dentro de
estos actores del sufrimiento directo, la historia nos exige hacer referencia
muy especial a los agredidos que caminan sin hogar; que están exiliados en su
propia Patria, signados por la pesadilla de la desposesión integral.
Hemos de
vigilar, por todo esto, que el Estado cumpla el artículo 3 de la Declaración Universal
cuyo tenor reza con simplicidad natural: “Todo individuo tiene derecho a la
vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.
Estamos
convencidos que el reconocimiento de las diferencias y el respeto de cada uno,
es lo que permite acercarnos a la
dignidad y a la igualdad de los hombres. Por tanto, es canon ético de nuestro
comportamiento, el lograr comprender las diferencias políticas y religiosas
como una íntima e independiente facultad humana. De esta suerte podemos asistir
a la víctima de una violación de derechos, sin otro interés que la defensa de
su condición humana siempre reclamante de un trato decoroso y digno.
Aún así,
debemos advertir que el Comité Permanente para la Defensa de los Derechos
Humanos HÉCTOR ABAD GÓMEZ, no es una organización neutral o apolítica. Al
contrario: Su razón de ser es custodiar los derechos, con capacidad de
denunciar y oponer lid jurídica y política, lo que implica una clara postura de
sanción a regímenes y gobiernos no respetuosos de los derechos del Hombre.
Ello explica
el por qué ninguno de nuestros miembros habla en nombre del Comité con
oportunismo propagandístico de movimientos o partidos políticos, lo cual
conduciría a erosionar el crédito humanitario que es la energía consustancial
que nos da estructura ética. Claro está que ello no es óbice para que cada
quién tenga, a titulo particular, la actividad que a bien tuviere en el
concierto democrático de nuestra sociedad civil.
Al firmar,
Manifestamos nuestro compromiso de defender, tomando la vocería del Comité, los
Derechos Humanos desde nuestros respectivos oficios, en el sitial en que nos
coloquen nuestras posiciones laborales, simpatías o afinidades políticas,
partidistas o religiosas.
Carlos A. Ruiz Ospina
Autor del “Perfil Sociopolítico
de Jesús María Valle
Jaramillo, Vigencia Histórica
de los Derechos Humanos”
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Estamos aquí
para dejar expreso nuestro profundo rechazo contra toda violación a los
derechos humanos, cumpliendo así con uno de los deberes esenciales que
culturalmente nos ha entregado nuestra época.
Así, con estos postulados, suscribimos esta acta de compromiso: Jesús María Valle Jaramillo, Carlos Gaviria Díaz, Darío Arcila Arenas, Elvia Urán de B. J. Guillermo Escobar, Eulalia Yagarì, Beatriz Jaramillo de G. Fabiola Lalinde L. Gloria Manco Q. María Victoria Fallon M. Patricia Fuenmayor G. Marta Lucia Hurtado C. Albeiro Pulgarin C. Ana Isabel Aguilar R., y siguen más de dos mil firmas. - Tomado del Capitulo V del Libro “Perfil Sociopolítico de Jesús María Valle Jaramillo, Vigencia Histórica de los Derechos Humanos”, cuyo Autor es Carlos A. Ruiz Ospina
Así, con estos postulados, suscribimos esta acta de compromiso: Jesús María Valle Jaramillo, Carlos Gaviria Díaz, Darío Arcila Arenas, Elvia Urán de B. J. Guillermo Escobar, Eulalia Yagarì, Beatriz Jaramillo de G. Fabiola Lalinde L. Gloria Manco Q. María Victoria Fallon M. Patricia Fuenmayor G. Marta Lucia Hurtado C. Albeiro Pulgarin C. Ana Isabel Aguilar R., y siguen más de dos mil firmas. - Tomado del Capitulo V del Libro “Perfil Sociopolítico de Jesús María Valle Jaramillo, Vigencia Histórica de los Derechos Humanos”, cuyo Autor es Carlos A. Ruiz Ospina
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