Doctor Hugo Marietán -
Médico psiquiatra
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Para los que tienen esas características, las personas
son sólo cosas, afirma el psiquiatra: "Los políticos de fuste generalmente
son psicópatas, por una sencilla razón: el psicópata ama el poder. Usa a las
personas para obtener más y más poder, y las transforma en cosas para su propio
beneficio. Esto no quiere decir, desde luego, que todos los políticos o todos
los líderes sean psicópatas, ni mucho menos, pero sí que el poder es un ámbito
donde ellos se mueven como pez en el agua."
El
que lo dice es el médico psiquiatra Hugo Marietán, uno de los principales
especialistas argentinos en psicopatía y referencia obligada para aquellos que
les ponen la lupa a estas personalidades atípicas, que no necesariamente son
las que protagonizan hechos policiales de alto impacto.
"Los
psicópatas mienten de manera muy artística", dice Marietán
Porque,
precisamente, la alusión no se dirige a los asesinos seriales al estilo de
Hannibal Lecter, el perturbado psiquiatra de El silencio de los inocentes, sino
a aquellas personalidades que Marietán define como los "psicópatas cotidianos".
Personalidades especiales, pero que no sólo se adaptan perfectamente al medio,
sino que también suelen estar a nuestro alrededor sin mayores estridencias. Y
más aún: muchos suelen llegar a la cima económica, política y del
reconocimiento social.
Lo
novedoso en la definición que hace Marietán, miembro de la Asociación Argentina
de Psiquiatría y considerado una autoridad en su especialidad, es que el
psicópata no es un enfermo mental, sino una manera de ser en el mundo. Es
decir: una variante poco frecuente del ser humano que se caracteriza por tener
necesidades especiales. El afán desmedido de poder, de protagonismo o matar
pueden ser algunas de ellas. Funcionan con códigos propios, distintos de los
que maneja la sociedad, y suelen estar dotados para ser capitanes de tormenta
por su alto grado de insensibilidad y tolerancia a situaciones de extrema
tensión.
En
la psicopatía, señala este experto, no hay "tipos", sino grados o
intensidades diversas.
Así,
el violador serial sería un psicópata más intenso o extremo que el cotidiano,
pero portador de la misma personalidad.
A
los 57 años, es docente en la Universidad de Buenos Aires, codirector de la
revista de neuropsiquiatría Almaceón y coordinador del portal español
psiquiatria.com . A partir de la década del 80, trabajó en los hospitales
Moyano, Esteves y Borda, donde dirigió cursos de semiología psiquiátrica. Su
página en Internet ( www.marietan.com ) es de referencia constante en los
estudios sobre psicopatía.
Según
explica en la entrevista con LA NACION, hay un tres por ciento de la población
con características psicopáticas. Es decir, 1.200.000 personas en la Argentina.
"La relación es de tres varones por cada mujer. Son 300.000 damas y
900.000 caballeros. ¿Por qué más hombres? Sospecho que es porque la mujer
utiliza su poder en el ámbito de la casa", dice.
-¿Cómo distinguir un político psicópata del que no lo es?
Una característica básica del psicópata es que es un mentiroso,
pero no es un mentiroso cualquiera. Es un artista. Miente con la palabra, pero
también con el cuerpo. Actúa. Puede, incluso, fingir sensibilidad. Uno le cree
una y otra vez, porque es muy convincente.
Un dirigente común sabe que tiene que cumplir su función
durante un tiempo determinado. Y, cumplida su misión, se va. Al psicópata, en
cambio, una vez que está arriba, no lo saca nadie: quiere estar una vez, dos
veces, tres veces. No larga el poder, y mucho menos lo delega. Quizás usted
recuerde a alguno así? Otra característica es la manipulación que hace de la
gente. Alrededor del dirigente psicópata se mueven obsecuentes, gente que, bajo
su efecto persuasivo, es capaz de hacer cosas que de otro modo no haría.
-¿Cómo
bajo el efecto de un hechizo, dice usted?
-Son
gente subyugada, sí, e incluso puede ser de alto nivel intelectual. Este tipo
de líderes no toman a los ciudadanos como personas con derechos: los toman como
cosas. Porque el psicópata siempre trabaja para sí mismo, aunque en su discurso
diga todo lo contrario.
La
gente es un mero instrumento. Carece de la habilidad emocional de la empatía,
que es la capacidad de cualquier persona normal de ponerse en el lugar del
otro. Las "cosas", para el líder político con estas características,
tienen que estar a su servicio: personas, dinero, la famosa caja, para comprar
voluntades. Utilizan el dinero como un elemento de presión, porque usan la
coerción. La pregunta del accionar psicopático típico es: ¿cómo doblego la
voluntad del otro? ¿Con un cargo, con un plan, con un subsidio? ¿Cómo divido?
-¿El
clientelismo político es, según usted, una forma de cosificación?
-Sí,
porque es un "yo te doy, pero vos me devolvés, venís a tal o cual acto, me
respondés como yo te pido". No es un dar desinteresado ni movido por la
sensibilidad de querer ayudar a quien no tiene. Es un uso de las personas para
construir el propio poder.
-Eso
está claro, pero ¿qué lo definiría como un acto psicopático?
-Que
le está quitando a la gente la capacidad de elegir. El psicópata siempre nos
deja sin opciones: la gente que manipula está en una desventaja económica tal
que no tiene otra salida: o como y lo sigo o no lo sigo y no como. La libertad
de las personas es la capacidad de tener alternativas.
-¿El
líder psicópata sabe que trabaja para él o cree realmente luchar por una causa superior?
-Es
muy difícil entrar en su cabeza. Tienen una lógica muy distinta. Sin embargo,
lo crea o no, la bandera que utiliza siempre es suprapersonal, más allá,
incluso, de este momento.
Esto
se ve bastante, también, en líderes religiosos psicópatas, que apelan a la
salvación del más allá. Otras banderas pueden ser la apelación al hombre nuevo,
el proyecto nacional, la liberación, la raza superior, la Nación, la patria. El
psicópata siempre necesita buscar un enemigo, para aglutinar. Y, por supuesto,
nunca va a decir: "Vamos a trabajar para mí".
-¿Qué
sucede con este tipo de políticos en períodos normales, sin crisis agudas?
-
Bueno, ahí viene el problema, porque el psicópata no se adapta a la
tranquilidad. El necesita la crisis. Ser reconocido como salvador. En la paz,
él no tiene papel. No la soporta. Por eso las sociedades lideradas por
políticos de estas características viven de crisis en crisis.
-¿Y
este líder no puede cambiar? ¿Aprender de sus errores?
-No.
Siempre es igual a sí mismo: psicopatía es una estructura que no cambia.
-Hasta
ahora, los está pintando como seres indestructibles, pero algún talón de Aquiles
deben tener. ¿Cuál es ese punto débil?
-La
frustración de sus plantes. Cuando apuestan por un proyecto, ponen todo en él y
no les sale. Ahí, el psicópata se desorganiza y empieza a hacer pavadas. Es una
personalidad controladora. Por eso en el momento de la frustración puede tener
actitudes absolutamente toscas, torpes. Y en este punto, la gente ve que hace
macanas, una detrás de otra, y empieza a quebrarse esa unidad, que consiguió
con su persuasión.
-Usted
dice que se aferran al poder y que es muy difícil sacarlos. ¿Alguna sugerencia?
-Bueno,
hacen falta un montón de líderes de los comunes, normales, o bien otro
psicópata pesado que se le contraponga. Entre muchos logran sacar al dirigente
psicópata, o, al menos, reducir su poder. Otra cosa es aprender a no elegirlos.
El psicópata necesita desestabilizar siempre las cosas, aquí y allá. Por eso
necesita fabricar crisis. Si uno va entendiendo cómo es su mecanismo, los puede
distinguir y votar por otros líderes, que pueden ser muy carismáticos, incluso,
pero no psicopáticos.
-Si algún político psicópata llegara a leer esta
entrevista, ¿se reconocería como tal?
-Por supuesto que no. Terminará de leer y les dirá a sus
interlocutores: ¡qué barbaridad;
Cuántos psicópatas hay dando vueltas por el mundo!
HUGO MARIETAN Médico
psiquiatra - Edad: 57 años - Graduado: en la UBA.
Médico y profesor:
trabajó desde 1982 en los hospitales Moyano y Borda. Dicta cursos de grado y
posgrado - Escritor: es autor de trabajos académicos (Sol negro: un psicópata
en la familia, Descriptor de psicopatía) y también de obras de teatro y novelas
- http://www.lanacion.com.ar/1089612-los-politicos-suelen-aferrarse-al-poder-comopsicopatas
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