Tesis 1. Superar los Problemas del Movimiento
Sindical colombiano exige superar la aridez causada por el dominio del pensamiento
único hegemónico, que en filosofía, da preponderancia al positivismo
filosófico, significa vivir en lo concreto y lo determinado, sin opción alguna
de cuestionarlo; es decir vivir la cotidianidad, tal y como se nos da e
interiorizar que ella es inmodificable.
Tesis 2. Los valores negativos,
estimulados por el positivismo filosófico, y trasladados a su expresión
económica, tales como el pragmatismo y el individualismo, tienen su
manifestación específica en la crisis del Movimiento Sindical. El burocratismo
paralizante, el caudillismo, el canibalismo interno, el tráfico de influencias
y puestos, el trabajo sindical por los viáticos y las prebendas, entre muchos
otros vicios, como los vanguardismos, el frio cálculo del beneficio personal,
camuflado tras el supuesto sacrificio. Todo esto fomentado por los discretos encantos de la burguesía,
juegan en la descomposición, la transformación y la conversión de grandes
cantidades de dirigentes sindicales.
Tesis 3. Colombia está en un fase inicial de
acumulación de fuerzas, después del largo período de guerra y violencia que
acompañan los momentos de predominio de la acumulación originaria de capitales;
así como de la consolidación relativa de un régimen autoritario, regulador del
capital, paramilitar y narco mafioso. el Movimiento Sindical colombiano
atraviesa por una crisis profunda de larga duración, que cada vez tiene nuevos
desarrollos, pero cuyas características
son el bajo grado de trabajadores sindicalizados, el terrorismo de Estado y la
guerra sucia desatada por el régimen político contra el Movimiento Sindical;
acompañados de la puesta en marcha del modelo de acumulación neoliberal,
transnacional y supraestatal, vigente hasta ahora y el impacto del nuevo ciclo
de revolución científica, técnica y tecnológica sobre el mundo del trabajo
asalariado.
Tesis 4. La configuración del proletariado del
momento está arrojando un nuevo tipo de proletariado, en el que domina la
calificación para actividades prácticas que permitan acumular experticia y
eleve la productividad del trabajo, pero siempre reduciendo costos de
producción. Es un proletariado altamente productivo, pero con una nula
capacidad de organización para defender sus intereses; es decir, es desclasado
por cuanto ha perdido su identidad y pertenencia de clase; cuestión que se
conjuga con el pragmatismo y el utilitarismo. El futuro de las luchas del
proletariado hay que verlo en conexión con su capacidad de desdoblamiento, para
articular sus luchas con aquellas que no atañen directamente a las relaciones
entre el capital y el trabajo. Es unir y fortalecer el torrente de las luchas
de los explotados, con las luchas de los movimientos y organizaciones
alternativas.
Tesis 5. La fragmentación y la división del Movimiento
Sindical no podrá superarse si no se hace una renovación sindical, que coloque
estas organizaciones a tono con las demandas de sus bases, en sus diversas
expresiones y manifestaciones; es decir, entender que trabajo formal e informal van cogidos de la mano y
corresponden a formas de explotación diferentes, pero al servicio del gran
capital.
Tesis 6. Hay que comenzar por
la construcción de Partido en el movimiento sindical, esto exige desplegar un trabajo amplio de
organización de los trabajadores, de formación sindical y política de las
bases, especialmente de nuestros
dirigentes y activistas, poniendo particular énfasis en la juventud trabajadora
y las mujeres.
La célula, en el
cumplimiento de esas actividades, deberá centrar su esfuerzo en la apropiación
de la línea del partido y el programa, en
su desarrollo para el frente de masas respectivo; deberá planificar su propio
crecimiento y su relación con los trabajadores del sector para debatir con
ellos nuestra posición y ganarlos para el gran objetivo de la eliminación de la
explotación.
Tesis 7. Necesitamos unas
estructuras organizativas que rebasen
las sindicales y dé forma a estructuras de organización y defensa del
Conjunto de Trabajadores. Además hay que aumentar la capacidad
de lucha del Movimiento Sindical, a través de una mayor preocupación por la Formación Sindical Clasista, para fortalecer la identidad y la pertenencia de clase,
elevar la cosmovisión de los trabajadores y con esos dos aspectos, estructurar
una conciencia política que lo lleve a buscar la militancia en el Partido
Revolucionario.
Problemas Contemporáneos
del Movimiento Sindical Colombiano (borrador)
1.
Introducción: El presente trabajo es un documento interno,
para la discusión y el debate fraternal entre los revolucionarios, con respecto
a los problemas que consideramos centrales en el Movimiento Sindical
contemporáneo, frente a una amplia ofensiva, que desde principios de la década
del 90 del siglo XX, emprendió el capital mundial contra el Movimiento Obrero y
los Trabajadores en general. Desde esta óptica, consideramos pertinente
señalar, que la crisis del Movimiento Sindical está asociada con Problemas en
varios ordenes, tales como el Filosófico e Ideológico, el Político y el
Organizativo. Precisamente, se abordará esta densa problemática en ese orden;
para luego, preguntar sobre el ¿Qué hacer?, y derivar en algunas conclusiones,
que no cierran el debate; sino que exige ampliarlo permanentemente.
2.
Problemas del Orden Filosófico e Ideológico: Estos problemas, del orden filosófico e
ideológico, son los más profundos y agudos, aunque altamente invisibles. Se
trata aquí de preguntarnos por el papel del Movimiento Sindical, en un momento
en que la ofensiva del capital contra los trabajadores esta total y desplegada.
En esa dirección, es necesario entender la
necesidad de retornar al estudio de las actuales relaciones entre el capital y
el trabajo, ver que se ha modificado y que permanece continuo y constante; que
hay de progresión o de regresión en las nuevas formas que vienen asumiendo esas
relaciones y hacia qué objetivos apuntan. Desde luego que ese estudio debe
entregarnos herramientas para indagar sobre el comportamiento general de las
nuevas generaciones de trabajadores, o la que llamaríamos el estado de la
conciencia política, frente a las realidades en concreto.
Se trata de superar la aridez causada por el
dominio del pensamiento único hegemónico, que en filosofía, da preponderancia
al positivismo filosófico, que descrito de manera esquemática, significa vivir
en lo concreto y lo determinado, sin opción alguna de cuestionar, pues lo
concreto es como es y es imposible modificarlo; es decir vivir la cotidianidad,
tal y como se nos da e interiorizar que ella es inmodificable; porque ya está
dada y es así. De este planteamiento, en el plano de lo social, derivamos en
una postura eminentemente pragmática y utilitarista. Comportamiento, altamente
fomentado por algunas corrientes filosóficas provenientes del mundo anglosajón.
Esta es, efectivamente, una tendencia notoria en
el comportamiento del actual Movimiento Sindical colombiano, que exige animar
el debate ideológico permanente en el seno del conjunto de los trabajadores,
sindicalizados y no sindicalizados, formales y flexibilizados, tercerizados o
no tercerizados; es decir, hay que colocar en cuestionamiento la tendencia dominante en el sindicalismo, a reducir todo
al efecto práctico o los resultados, sin previo análisis de la situación
concreta. Solo así, se puede pensar en rescatar la conciencia de clase.
Ahora bien, ese rescate pasa por tener en cuenta que las condiciones actuales han
variado tanto a nivel mundial, como a nivel continental y regional; así como a
nivel nacional. Lo común a esos niveles es la hegemonía del modelo de
acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal; mientras que las
diferencias son amplias. Por ejemplo, mientras este modelo se aplicaba en
América Latina, en Europa vienen sintiendo, hasta ahora, los rigores de los
planes de ajuste neoliberales. Mientras esos rigores de los planes de ajuste
neoliberales pasan por Europa, en
América, se agudiza la contradicción entre panamericanismo y
latinoamericanismo. Es decir, que no podemos asumir el asunto de manera plana y
lineal.
Este positivismo filosófico, expresado en
pragmatismo y utilitarismo, bajo el supuesto de defender las pocas conquistas
que quedaron de la época del Estado de Bienestar keynesiano; está generando
variaciones significativas en el estado de la conciencia de clase.
Al respecto es bueno recordar uno de los
postulados del neoliberalismo ortodoxo, según el cual las relaciones entre el
capital y el trabajo, son relaciones entre iguales, en la medida que ambos
tiene mercancías para ofrecer; el capital ofrece bienes de consumo, y el
trabajador ofrece fuerza de trabajo. Esta concepción oculta en el mercado, las
relaciones de explotación del capital sobre el trabajo y se trataría de
relaciones entre empresarios. Si a esta apreciación ideológica agregamos la
falacia del mercado libre y la individualización contractual;
entonces, no hay lugar a dudas, desde la óptica burguesa, que estamos en una “sociedad
posmoderna”; es decir, más allá del capitalismo. Así las cosas,
desarrollar conciencia de clase explotada, se torna más difícil y opaca; por
cuanto la relación capital trabajo es mimetizada en los espacios productivos y
se hace más explícita en los espacios del comercio, el consumo y los servicios.
Esto significa que el trabajo enajenado, en su enajenación, se hace extensivo a
las esferas extraeconómicas y extra laborales.
Y así, el capitalismo demuestra, una vez más, su
interés por subsumir a su lógica de funcionamiento, el conjunto de todas las
relaciones sociales.
Esta tendencia permite sugerir que las
relaciones “entre capital y trabajo asume
nuevas formas y manifestaciones y se expresa en múltiples conflictos asociados a la irrupción de variadas
formas de organización de las masas”[1]. Lo que significa que la lucha entre estas dos clases, el capitalista y
el trabajador proletarizado, se hace extensiva a espacios como los ligados a la
realización del capital (distribución, circulación, consumo/servicios); pero
también a la vida social e individual
cotidiana.
Así se va configurando un determinado tipo de ciudadano sin ciudadanía,
en la medida que el pragmatismo y el individualismo son convertidos en valores
sobre los cuales reposa la acción política. Es un comportamiento que se
convierte en “normal” e incide sobre los sectores populares hasta lograr la
conversión de lo político en mercado de propuestas para seleccionar, rodeado de
banalidad y superficialidad; esto acompañado de un tratamiento de la opinión
pública, como si estuviese en estado infantil. La política se torna superflua y
dominada por fuerzas intangibles, que la controlan y la regulan. A esta
situación no es extraño el Movimiento Sindical, que es considerado como una
organización más de la sociedad civil, que genera sus propios espacios y formas
de actuar, pero que en ningún momento se atreve a tocar las partes sólidas y
duras del sistema, como la intentó en el pasado lejano (La Comuna de Paris 1870) y en
el pasado reciente (La Revolución Bolchevique en Rusia 1917).
Esta situación de postración y miseria ideológica del Movimiento
Sindical está dada por el hecho de haber despojado la política de sus
contenidos fundamentales y programáticos, para reducirla a cuestiones de
mecánica y de formalidades condensadas en la llamada “ingeniería política”; que
pretende ser aséptica y neutral, despojada de contenido y posiciones políticas.
Volver a la calle, a la empresa de trabajo, a los espacios lúdicos y culturales
es el reto y la demanda que tiene el
Movimiento Sindical; es decir, nutrirse de lo popular y confrontar la política
de cara al pueblo con la política de las elites del capital; esto constituye
otro reto.
Lo que se quiere comunicar, es la
necesidad de rescatar la identidad, la pertenencia y las posiciones de clase,
en las bases y en las direcciones del Movimiento Sindical, para, junto con
otros sujetos y otras subjetividades, conducir y desarrollar la lucha y la
movilización organizada, pero contundente, contra las elites del capital.
Igualmente, vale la pena señalar, que los valores negativos señalados,
tales como el pragmatismo y el individualismo, tienen su expresión específica
en el Movimiento Sindical. El burocratismo paralizante, el caudillismo, el
canibalismo interno, el tráfico de influencias y puestos, el trabajo sindical
por los viáticos y las prebendas, entre muchos otros vicios del Movimiento
Sindical, como los vanguardismos, el frio cálculo del beneficio personal
camuflado tras el supuesto sacrificio. Todo esto estimulado por los discretos encantos de la burguesía,
como lo planteaba Luis Buñuel, juegan en la descomposición, la transformación y
la conversión de grandes cantidades de dirigentes sindicales, como lo demuestra
el caso de los dos garzones, entre muchos otros casos.
Aquí se trata de una crisis, no sólo filosófica, sino también ética y
moral en el Movimiento Sindical, que tiene las manifestaciones específicas
señaladas anteriormente. La crisis filosófica o de falta de rumbo y objetivos
claros frente a la gran ofensiva desatada por el capital, se complementa con la
crisis ética y moral, ambas debidas, entre otras causas, a que el proletariado
obrero dejo de ser la vanguardia de las luchas y esta se trasladó a una variada
gama de sujetos y subjetividades emergentes, que sin tener el rumbo
suficientemente claro, se confrontan físicamente con el capital, así sea de
manera espontánea y economicista. Son nuevas expresiones de vanguardias, que
sin la experiencia histórica del proletariado primigenio, confronta masivamente
los desmanes del Gran Capital.
Frente a esa ofensiva abrumadora, es clara la necesidad de volver a la
praxis, entendida como esa relación óptima entre teoría y práctica, practica y
teoría, para aprehender las nuevas realidades impuestas por el capital, saber
procesarlas y transformarlas. El estudio y la movilización de masas, social y
política, son dos pilares claves en la superación de la crisis, perfecciona la
capacidad de orientación y contribuye eficazmente al avance de nuestro proyecto
democrático y revolucionario. En esta dirección, hay que colocar el énfasis en
la formación de nuestros cuadros sindicales y populares, para mejorar su
capacidad de actuar y orientar las bases organizadas.
Problemas del Orden
Político
a)
Las Relaciones de Poder y el Dominio Oligárquico: El Partido Comunista Colombiano ha definido claramente donde están
sus principales contradictores; ellos son el imperialismo, la oligarquía y los
sectores de derecha, que hegemonizan el bloque de poder. Pero, igualmente, es
claro que el centro del debate político de hoy está en la posibilidad de
avances o retrocesos, teniendo en cuenta las presiones externas, tanto
favorables como negativas sobre el mismo. Pero igualmente, las contradicciones
internas, juegan un papel determinante.
En esta última dirección, el papel del Partido
en su capacidad de conexión con las exigencias y las demandas del pueblo
trabajador es de vital importancia para los cambios estructurales, bien sea de
reforma y/o revolución, que requiere el país.
Si bien es cierto que existen contradicciones
entre las fuerzas dominantes y hegemónicas; ello no puede conducir a perder de
vista que en lo principal y fundamental están de acuerdo; pues ello da sentido
de continuidad, no solo al poder blando (gobierno); sino también al régimen
político o poder duro. Lo que sucede es que sí hay un cambio en las formas y
métodos de conducción y desarrollo de la actividad política. Es decir, teniendo
en cuenta las demandas del régimen político y su soporte en la forma de
acumulación de capitales; así mismo, se comporta el movimiento social,
ampliamente enajenado por el sistema imperante.
En contra de esa situación es que tenemos que
confrontarnos, desde los pequeños espacios y posibilidades – como factor de
acumulación de fuerza política, hasta lo grandes espacios y posibilidades, como
poder, que da salida al largo proceso de acumulación de fuerza, abre espacio a
los desenlaces democráticos y revolucionarios.
Colombia está en un fase inicial de acumulación
de fuerzas, después del largo período de guerra y violencia que acompañan los
momentos de predominio de la acumulación originaria de capitales atravesada por
la tradicional violencia contra el campesinado; pero acompañado de acumulación
por medios y métodos ilegales; así como de la consolidación relativa de un
régimen autoritario, regulador del capital, paramilitar y narco mafioso;
necesario para adaptar dichos capitales emergentes, a las demandas de la lógica
del capital – aseguramiento, lo más rápido posible de altas tasas de ganancia-
(gobiernos de Álvaro Uribe 2002
a 2010).
Los “logros” del uribismo en el gobierno,
parecen suficientes, para entrar en una nueva fase de normalización del
funcionamiento de la acumulación; esto intenta representar Juan Manuel Santos.
Esta tensión entre los viejos capitales formales
y legales (Santos, entre otros) y los capitales emergente; ambos
transnacionalizados; los viejos por tradición y necesidad a través de vías
legales; los emergentes por medios violentos e ilegales; esta tensión o
transición requiere, a un determinado momento histórico, apaciguar la
situación. En medio de las dificultades para la acumulación en
épocas de crisis, cada sector impulsa aquello que en particular lo beneficie,
desechando anteriores alianzas de clase y debilitando, también, su posición
dominante, tal como puede estar sucediendo con el latifundio de ganadería
extensiva y los nuevos acaparadores de tierra representados en los nuevos
terratenientes producto de la concentración de la propiedad de tierra por vías
violentas y expropiadoras (6 millones de colombianos desplazados del campo
hacia las ciudades).
A esta transición del capital, se une la
imposición en Colombia, desde 1991, del modelo de acumulación neoliberal,
transnacional y supraestatal; es decir que vivimos una combinación perversa
entre acumulación primitiva o primaria de capitales, con un nuevo modelo de
acumulación “normal” y funcional del capital o sea cerca de 30 años.
b)
El Proletariado visto en
general y en Colombia: A partir de lo expuesto y nuestro punto de atención, las
preguntas que tenemos por delante son: ¿Qué está pasando y qué puede seguir
sucediendo con el proletariado organizado (sindicatos en minoría para abarcar
la amplia masa de trabajadores, subsumidos a la lógica de capitales)?
La respuesta a este nivel es que el Movimiento
Sindical colombiano atraviesa por una crisis profunda de larga duración, que
cada vez tiene nuevos desarrollos, cuyas características son el bajo grado de
trabajadores sindicalizados, lo que hace un fenómeno histórico; el terrorismo de
Estado y la guerra sucia desatada por el régimen político a raíz del fenómeno
de la Unión
Patriótica y la perspectiva de una Solución Política
Dialogada al conflicto social y armado; acompañados de la puesta en marcha del
modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal, vigente hasta
ahora y el impacto del nuevo ciclo de revolución científica, técnica y
tecnológica sobre el mundo del trabajo asalariado.
La baja
sindicalización en Colombia, como una causa de la crisis, es entendible lógicamente por
el anticomunismo enfermizo que tiene el Estado, que ve en cualquier
organización de los trabajadores, incluido el sindicato, un enemigo permanente
y al que hay que perseguir. También juega, el desempleo creciente e
incontrolable, que permite al capital chantajear continuamente con el precio
del salario y los costos de producción, adjudicando al aumento salarial la
causa del deterioro de las ganancias y el incremento de la inflación, sin dar
cuenta de otras causas, como la inversión en capital constante (c), para variar
la escala de producción con reducción de costos, la sobre producción y la
tendencia al declive de la tasa de ganancia, la manipulación de las tasas de
interés y el aumento de la especulación, entre otras causas.
Estas situaciones son dadas dentro de un
contexto social de cambio y consolidación del modelo de acumulación neoliberal,
transnacional y supraestatal, que tiene en sus fundamentos, la flexibilización
absoluta de las relaciones con el trabajador; entiéndase, ofensiva total contra
el mundo del trabajo, bajo el criterio del fin del trabajo.
En esta ofensiva total,
el capital implementa las más brutales formas de explotación de la fuerza de
trabajo del proletario. Estas van desde formas de subsunción y subordinación
económicas del trabajador al capital (propias del funcionamiento “normal” de la
lógica del capital) hasta formas de subsunción extra económicas (propias de la
explotación del trabajo en condiciones precapitalistas).
Estas últimas no son más
que la adaptación de los métodos de explotación que acompañaron al sistema
esclavista y feudal, donde el trabajador es visto bien como otro objeto más de
producción (contrabando de fuerza de trabajo contratada a pago en especie,
trabajando en jornadas extensivas y extenuantes en altamar, donde los derechos
del trabajador desaparecen y los costos de producción son ínfimos).
También tenemos formas
de servidumbre adaptadas a los requerimientos del capital, donde el trabajo es
pagado a destajo y fuera de los espacios de producción, en una especie de
trabajo doméstico, en calidad de prestación de servicios, hasta, formas
corporativas donde se manipulan afectos y sentimientos, para colocarlos al
servicio de la empresa. Aquí es muy importante la simbología y la imagen para
atacar el subconsciente del trabajador y lograr que sus conocimientos,
habilidades, destrezas, aptitudes y sensatez, se tensionen y se coloquen al
servicio de una alta productividad del trabajo (moverse en diversos escenarios
de la actividad laboral y evitar al máximo permanecer quieto o descansar, pues
el trabajo es un juego que brinda también descanso).
A estas formas de
explotación de la fuerza de trabajo, para subsumirla, subordinarla y someterla
a la lógica del capital, se agrega la desaparición del derecho laboral a través
de las relaciones jurídicas, ya descritas, de entender que es una relación
entre individuos en igualdad de condiciones; debido a que ambos son poseedores
de mercancías, uno, el capitalista, es dueño de los medios de producción; el
otro, el trabajador, es dueño de su fuerza de trabajo.
Así las cosas, tenemos
una transacción entre individuos en igualdad de condiciones, que conduce a la individualización
de la contratación.
Por esta vía, se ocultan
las relaciones de explotación, se individualiza el trabajador, que pierde todo
sentido de la necesidad de organizarse sindicalmente para defender sus derechos
ante el capital; igualmente, desclasa al trabajador y lo hace indiferente
frente a los asuntos colectivos. El capital logra, por estos medios, subsumir
una fuerza de trabajo dócil y nada conflictiva; es decir, desplaza el conflicto
dentro del aparato de reproducción socio económico de la esfera de la
producción a la esfera de la realización. Esto explica porque los grandes
conflictos de clase, se estén desplazando hacia la urbe, hacia la calle.
El terrorismo de Estado y la guerra sucia, desde lo laboral, han
jugado un papel muy importante para destruir la generación de trabajadores del
llamado “estado de bienestar”, debilitar la organización sindical y adaptar las
condiciones de los trabajadores al disciplinamiento autoritario, propio y
consustancial a la práctica laboral neoliberal. El terrorismo de Estado es
puesto en marcha cuando los mecanismos normales del Estado no logran controlar
eficazmente el conjunto de la sociedad; pero cuando dicho terrorismo no es
suficiente, se recurre a estructuras paraestatales, para que hagan el trabajo
sucio (guerra sucia).
En Colombia, el asesinato de dirigentes
sindicales ha sido monstruoso; son generaciones de cuadros y dirigentes
sindicales que han tenido que pagar con la muerte y la desaparición, su lealtad
a las luchas sindicales. Este mecanismo se ha aplicado, ante todo, en los
procesos de privatización del patrimonio estatal o en las empresas privadas
donde hay intereses estratégicos del capital.
Este terrorismo es
combinado con el desprestigio del Movimiento Sindical, a quien se acusa por los
altos costos de producción. Efectivamente, individualización de la
contratación, terrorismo contra las organizaciones sindicales y sus dirigentes;
combinadas con desprestigio mediático y la corrupción y la cooptación de
dirigentes a las “nuevas políticas” laborales del neoliberalismo, conforman un
cuerpo que explica porque la crisis del sindicalismo es estructural.
Es una crisis
ideológica, política y organizativa que ha producido un retroceso, no solo en
las condiciones de trabajo, sino también en la conciencia de los trabajadores,
por cuanto pierden identidad y conciencia de clase masivamente; situación que
es aprovechada por el Estado y el capital para adelantar una labor de
cooptación de dirigentes, estimular la división sindical y paralizar por
completo la acción de los trabajadores; sin negar que, recientemente, se
reanima la movilización y la lucha contra el modelo de dominación y
acumulación.
Lo más grave es que a lo
anterior, está unida la destrucción total del debate ideológico y político en
el Movimiento Sindical; esto en la línea de actuar de manera pragmática y
utilitaria, bajo el supuesto de realismo político (Realpolitik) y defender las
pocas reivindicaciones que quedan del “Estado de Bienestar” keynesiano.
La puesta en marcha del modelo de acumulación neoliberal,
transnacional y supraestatal, vigente hasta ahora. Son cerca de 25 años
de dominio del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal,
cuya relación con el trabajo es crecientemente agresiva y violenta. La
agresividad es manifiesta, no solo en la amenaza tradicional de romper el
contrato laboral, sino que toma ribetes depredadores que atentan contra la
dignidad humana.
El contrabando de fuerza
de trabajo barata, procedente de la periferia del capitalismo mundial, hacia
los centros del capital, en condiciones esclavistas y semi esclavistas, pasando
por la compra y venta de las mujeres del mundo para servicios sexuales, la
compra y venta de niños de la periferia a familias del centro del capital; así
como el tráfico ilegal de órganos humanos, el método de las maquilas, entre
muchas otras formas legales e ilegales de explotación de la fuerza de trabajo
humana son, todas, formas degradadas de explotación, que vuelven a recordar los
inicios del capitalismo, conjugado con los rezagos de sociedades pre modernas;
que se articulan con formas ultramodernas de explotación, en las que no solo se
ataca el aspecto físico de la fuerza de trabajo, sino también el componente
mental y síquico.
El neoliberalismo rompe
con todos los compromisos con el bienestar de los trabajadores y los somete a
la autogestión de sus ingresos, como si ellos actuasen como empresarios de su
propia fuerza de trabajo; esto sucede dentro del axioma ricardiano, según el
cual: “si se elevan excesivamente los
salarios, mi ganancia baja, por lo tanto, los salarios deben ser bajos, en lo
posible salarios mínimos vitales, que no afecten negativamente mis ganancias”. Así,
los salarios deben ser flexibles y a destajo, de tal suerte que aseguremos al
asalariado y su prole, el mínimo vital para que se reproduzcan; esta situación
estimula enfermedades mentales como estrés, esquizofrenia y locura, en forma
masiva. Por esta vía, podemos afirmar que los problemas del proletariado
contemporáneo son, crecientemente, de la mente; debido a la enajenación
económica y extraeconómica que lo domina, en condiciones sofisticadas de
trabajo, pero excesivamente racionalistas e intensivas en la explotación de la
fuerza de trabajo. Es lo que se denomina darwinismo
social, donde gana el más fuerte y pierde el más débil, incluido el
suicida, visto por los neoliberales ortodoxos como algo fríamente “normal”.
El
impacto del nuevo ciclo de revolución científica, técnica y tecnológica sobre
el mundo del trabajo asalariado. Esta última característica de la crisis
del Movimiento Sindical hace parte de los aspectos objetivos de la misma, en la
medida que está ligada con los problemas de la Composición Orgánica
del Capital (COC). Esta COC nos lleva a preguntarnos ¿Qué sucederá cuando la
inversión en capital constante (c) sea tan supremamente alta y la inversión en
capital variable (v) llegue a cero?
Las respuestas a esa
pregunta son muy contradictorias y con diversos márgenes de subjetividad. Sin
embargo ubiquemos algunas posibilidades:
La extensión del
proletariado alcanza toda la estructura del aparato socio económico
La desaparición del
proletariado, transforma la fuerza de trabajo proletarizada en una fuerza
autónoma e independiente, que se autogestiona y autoregula, liberándose de la
presión de los grandes capitales, pero colaborando con él.
La profundización e
incremento de la COC traslada los problemas
del trabajo del mundo de lo tangible al mundo de lo intangible. Con Adam Smith
diríamos que crece la ocupación de trabajadores en actividades no útiles o
actividades que no generan bienes materiales tangibles, tales como la cultura,
el deporte, la recreación, el tiempo libre, entre otras.
Estas posibilidades
sobre el futuro del proletariado y el proceso de proletarización no son
constatables absolutamente, pero hay una diversidad de manifestaciones, tales
como el trabajo informal por cuenta propia, que forma una masa de trabajadores
que poseen propiedad privada sobre medios de producción, pero son trabajadores
asalariados, al mismo tiempo.
Efectivamente, la Tercera Ola de la Revolución Científica ,
Técnica y Tecnológica (RTT) que se desata a finales del siglo XX, soportada en
la revolución de la información, la biotecnología y la robótica; así como la
“irrupción” de los problemas ecosistemicos, han modificado sustancialmente los
escenarios del trabajo. Los conceptos de tecnologías limpias, ciencia
sustentable, efecto marginal de la productividad por innovación, entre otros,
indican que las condiciones de trabajo tienden, contradictoriamente, a mejorar;
pero siguen siendo enajenadas, con efectos absurdos sobre la espiritualidad
humana.
En Colombia aplica la
existencia de todas estas posibilidades, que se entrelazan y se diferencian al
mismo tiempo. Hibrido que frena el desarrollo de una conciencia proletaria
colectiva; es decir, altamente politizada.
Si bien hay muestras de buscar la organización
política, como sucedió con el Polo Democrático Alternativo (PDA), por corto
tiempo y hasta lograr una votación histórica de 2.700.000 votantes; tenemos la convicción que su desaparición constituiría un grave
retroceso para las fuerzas democráticas y de izquierda y porque aspiramos a que
el POLO sea uno de los pilares de un proyecto de unidad de mayor alcance, que
tenga la capacidad de disputarle el poder al régimen dominante. También es cierto que
el estado de la conciencia social del pueblo y los trabajadores colombianos
oscila entre el espontaneismo, el economismo y lo político, con peso
fundamental en las dos primeras expresiones.
Desde luego que hay que
tener en cuenta las movilizaciones de la Marcha Patriótica ,
el Congreso de los Pueblos y las Mingas Indígenas, lo mismo que la valerosa lucha
de los estudiantes universitarios con el apoyo de amplios sectores del
movimiento sindical y popular.
Podemos concluir que en
el país hay una reactivación del movimiento de masas que es necesario estimular
y desarrollar, superando la división y dispersión que han caracterizado hasta
ahora a las distintas luchas para construir un poderoso frente unitario capaz
de conducir con éxito el desarrollo de iniciativas como el paro cívico nacional
y las demás acciones dirigidas a enfrentar las políticas del régimen y a
propiciar los cambios democráticos avanzados que demanda la mayoría de nuestro
pueblo.
La represión, la guerra sucia y la imposición de la política neoliberal,
abarató la mano de obra para que los empresarios pudieran ser competitivos;
esto se hizo a partir de la desarticulación del proletariado y la atomización
de sus fuerzas; lo cual complico la organización y la lucha de los
trabajadores.
c)
¿Qué tipo de
proletariado viene configurándose y a través de qué métodos de presión del
capital? : La configuración del proletariado del momento está arrojando un
nuevo tipo de proletariado, en el que domina la calificación para actividades
prácticas que permitan acumular experticia y eleve la productividad del
trabajo, pero siempre reduciendo costos de producción. Es un proletariado
altamente productivo, pero con una nula capacidad de organización para defender
sus intereses ante la ofensiva total que emprendió el capital contra los
trabajadores; es decir, es desclasado por cuanto ha perdido su identidad y pertenencia
de clase; cuestión que se conjuga con el pragmatismo y el utilitarismo.
La regresión que vive el mundo del trabajo, bajo
dominio del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal, es
evidente, por cuanto las formas de explotación de la fuerza de trabajo ajena
por parte del capital, se mimetiza, camufla y oculta. Este término de explotación de la fuerza de
trabajo ajena es satanizado y excluido del lenguaje social y económico.
Pero, la explotación de la fuerza de trabajo
ajena acumula los más variados métodos, que van desde formas pre modernas hasta
formas ultramodernas, tal como lo señalábamos anteriormente. Lo más grave es
que este nuevo proletariado vive fragmentado y encapsulado; de tal manera, que
el capital aplica todos los mecanismos de contención para impedir la
organización y el accionar colectivo de los trabajadores. Dividir los
trabajadores de una misma empresa, contribuye a su debilitamiento y facilita la
imposición de las pretensiones de la clase que tiene el poder.
d)
¿Cuál es el futuro de
las luchas del proletariado?: El futuro de las luchas del proletariado hay que
verlo en conexión con su capacidad de desdoblamiento, para articular sus luchas
con aquellas que no atañen directamente a las relaciones entre el capital y el
trabajo. Es unir y fortalecer el torrente de las luchas de los explotados, con
las luchas de los movimientos y organizaciones alternativas, que conflictúan
con otros aspectos negativos de la sociedad capitalista, entre ellos, la opresión, la subordinación,
la exclusión y la cooptación, la discriminación, la represión, entre otros
conceptos ligados al tratamiento de las subjetividades. Es entender que la
unidad y el fortalecimiento de los explotados es un mandato ineludible, que se
hace extensivo al conjunto del pueblo trabajador. No se trata de construir un
ghetto de los “puros” para enfrentarlo a los conciliadores del “pacto social”
en el seno de las organizaciones sindicales y populares; se trata más bien, de
fortalecer la corriente clasista al interior del Movimiento Sindical, a partir
de políticas sindicales que tengan carácter estratégico, para captar, asimilar
y proyectar las nuevas generaciones de proletarios; cuyos escenarios de lucha
van más allá de la explotación de la fuerza de trabajo, y se articulan con la
calle y la cotidianidad. Para ello, no es suficiente la organización gremial,
ésta debe ser articulada con la organización política; el Partido. Impulsar el estudio individual y el debate colectivo sobre los
principios ideológicos que nos guían y la discusión permanente de la realidad
presente, que permita no sólo enfrentar las intenciones de los explotadores
sino avanzar en nuestro objetivo de eliminación de la explotación, es un
compromiso superior.
4.
Problemas del Orden Organizativo
La crisis del capitalismo está siendo brutalmente descargada sobre los
hombros de los trabajadores y las masas populares, esta realidad pone al
desnudo la bancarrota de las teorías de “concertación” y del “pacto
social” y abre nuevas y promisorias perspectivas al
sindicalismo de clase. Avanzar en ese sentido, pasa también por entender la
crisis en el orden organizativo.
Aquí, varias problemáticas son de
relieve, entre ellas, tenemos: Cómo confrontar la contratación individualizada
de los trabajadores, para rescatar la contratación colectiva, que se puede
hacer para romper la fragmentación y la división del Movimiento Sindical, como
articular a las luchas sindicales a otros trabajadores que no caben dentro de
la clasificación de proletariado asalariado formal y qué tipo de estructura
organizativa sería la que los articule, cuáles son las conexiones y las
diferencias entre pequeños y grandes sindicatos en el marco de las condiciones
de lucha; estas y otras inquietudes, están ligadas con el orden organizativo.
En primer lugar, la
contratación individualizada es un mecanismo que hace imposible el trabajo y la
acción colectiva, se convierte en un factor objetivo que impide la
sindicalización, más, si está acompañado
de contratación a término definido; cuestión que fomenta la inestabilidad
laboral, como medio de chantaje para evitar la actividad sindical. El rescate
de la contratación colectiva, entonces, pasa por fortalecer la presencia del
Partido, pues es un asunto de alto contenido político, que toca los fundamentos
del modelo de acumulación.
Igualmente, la
fragmentación y la división del Movimiento Sindical no podrá superarse si no se
hace una renovación sindical, que coloque estas organizaciones a tono con las
demandas de sus socios, pero también del conjunto de los trabajadores
colombianos, en sus diversas expresiones y manifestaciones; es decir, entender
que trabajo formal e informal van
cogidos de la mano y corresponden a formas de explotación diferentes, pero al
servicio del gran capital.
Será que necesitamos unas
estructuras organizativas que rebasen
las sindicales y dé forma a estructuras de organización y defensa del
Conjunto de Trabajadores, tal como lo puede estar sugiriendo “La Coordinación
Nacional de Organizaciones y Movimientos
Sociales y Políticos”.
Siendo la
Coordinación un espacio para la unidad de acción en torno a
lo social y lo político para acciones concretas; todavía hay un peso muy grande
de la conciencia económica, de tal manera que todavía no trasciende a un mayor
nivel de lo política por dos causas principales, lo joven de la propuesta que
lo llevo a declarar un paro cívico nacional, junto con la Marcha Patriótica ,
que no paso de ser una movilización interesante, que no trascendió.
Estos niveles de Coordinación social, que apuntan a la articulación
de las reivindicaciones más sentidas de
la población, contra el neoliberalismo; encuentran mayor resonancia política en
la Marcha Patriótica
y el Congreso de los Pueblos porque han logrado cobertura nacional de masas,
pero todavía no se definen como proyectos políticos claramente, y permanecen
dentro de las luchas de carácter social. Pero a ello se agrega, de manera
contradictoria, su intención de copar los espacios que deja la crisis profunda
por la que atraviesa el Polo Democrático Alternativo (PDA).
Al lado de estas
expresiones organizativas, existen también proyectos como la Coordinadora Nacional
de Organizaciones Populares (CONAP), con énfasis en las luchas reivindicativas
de las diversas Organizaciones Populares, que incluye sindicatos, cooperativas,
juntas de acción comunal, entre otras expresiones, que no apuntan a un
reconocimiento como fuerza política; pero sí tiene como objetivo la defensa de
los más variados intereses populares y la necesidad de su articulación regional
y nacional.
Por otro lado, tenemos
las Mingas Indígenas y la
Minga Social y Comunitaria, son movimientos regionales o
socio-territoriales, y destaca el hecho
de que esas expresiones son producto de acumulados históricos que tienen un
valioso potencial para desarrollar un proceso de unidad orientado a construir
un nuevo bloque de poder social y popular.
Como se observa, tenemos
una amalgama de manifestaciones sociales y políticas, como de formas de
organización que van desde las Coordinaciones para la unidad de acción hasta
propuestas orgánicas, como sindicatos y otras propuestas de los trabajadores,
algunas con cobertura nacional y otras con cobertura regional. Estas últimas
reivindican, no solo el derecho al trabajo, sino toda una gama muy variada de
derechos históricos y ancestrales, que están ligados a la lucha contra la
subsunción, subordinación y opresión de un capitalismo destructivo y
racionalista.
Es una especie de
combinación de la lucha contra la subordinación económica y la dominación extra
económica. Cuestión que debería ser aprovechada por el sindicalismo para
ampliar su radio de acción en las luchas sociales. Esta variedad también
muestra el dominio de la dispersión y la fragmentación en los Movimientos
Sociales y Políticos de origen popular y de izquierda; fenómeno que ha sido
estimulado por el modelo de acumulación dominante e individualizante; asunto
que requiere resaltar el papel del Partido Político de los trabajadores, como
fuerza organizadora, unificadora y orientadora de las luchas de masas.
Es así como es necesario
hacer una presentación abierta de nuestra política, asunto de vital
importancia, que no será posible si persiste la atomización del Partido e
impida aglutinar la izquierda anti neoliberal, la izquierda anti sistémica y
los sectores democráticos. Desde luego que lograr dicho aglutinamiento pasa por
indagar sobre el ¿por qué? y el ¿para qué? Del Partido revolucionario en las
luchas del proletariado.
La respuesta más
importante, en torno a las preguntas planteadas, es que hay que volver a las
bases sindicales y populares, con nuestra política de unidad y de clase. Pero
esto requiere el crecimiento de la influencia de nuestro partido
en el movimiento sindical. Que no se va lograr sin el fortalecimiento
orgánico que se traduce en el cumplimiento de los principios leninistas de
organización y en el crecimiento sustancial de la militancia; a partir de
activar el funcionamiento celular.
Comenzar por la
construcción de Partido en el movimiento sindical exige desplegar un trabajo amplio de organización de los trabajadores,
de formación sindical y política de las bases, especialmente de nuestros
dirigentes y activistas, colocando particular énfasis en la juventud
trabajadora y las mujeres.
La célula, en el
cumplimiento de esas actividades, deberá centrar su esfuerzo en la apropiación
de la línea del partido y en su desarrollo para el frente de masas respectivo;
deberá planificar su propio crecimiento y su relación con los trabajadores del
sector, para debatir con ellos nuestra posición y ganarlos para el gran
objetivo de la eliminación de la explotación. Eliminación, que en términos
tácticos, debe ampliar la lucha de masas por las reivindicaciones concretas del
pueblo.
Nos corresponde enfrentar unidos las políticas
que quiere imponer la clase dominante y avanzar en los asuntos que constituyen
necesidades vitales de la población: la mercantilización de la educación, de la
salud y de los servicios públicos; la reforma política, la reforma pensional,
la reforma laboral que se avecina y… claro, la reforma tributaria en marcha.
Son elementos de la agenda actual y próxima del gobierno que requiere nuestra
atención y oposición decidida.
Se debe prestar
especial atención a la organización de los trabajadores tercerizados, grandes
víctimas de la política neoliberal, para movilizarlos por la consigna del
trabajo digno y estable, contra la dictadura de los especuladores.
5. ¿Qué hacer?
En Colombia hay un
grupo importante de organizaciones afiliadas a la Federación Sindical
Mundial, que pueden constituirse en el núcleo dinamizador de la reconstrucción
orgánica, política e ideológica que necesita el movimiento sindical clasista, a
condición de que actúen con una orientación amplia y unitaria, que en ningún
momento riñe con la firmeza revolucionaria.
Recuperar los principios fundacionales de la Central Unitaria
de Trabajadores y dotarla de una política y de una dirección que respondan a
los intereses de clase de los
trabajadores y a los retos que nos impone la realidad histórica de nuestro país
y del mundo. Esto requiere fortalecer la corriente clasista al interior de la CUT ; en lo posible, haciéndola
extensiva a las otras organizaciones del Movimiento Sindical. Para ello, hay
que buscar reivindicaciones que unifiquen, tales como la lucha por un Estatuto
del Trabajo con activa presencia sindical en su elaboración, la lucha contra
las medidas neoliberales tomadas por el Gobierno que atentan contra los
trabajadores y el pueblo, tales como la reforma tributaria, la reforma
pensional, la reforma laboral por iniciarse; todas ellas y muchas más atentan
contra el trabajo digno y fortalece, aún más, la ofensiva general contra los
trabajadores.
Aumentar la capacidad de lucha del Movimiento Sindical requiere de una
mayor preocupación por la
Formación
Sindical Clasista, para fortalecer la
identidad y la pertenencia de clase, eleve la cosmovisión de los trabajadores y
con esos dos aspectos, se estructure una conciencia política que lo lleve a
buscar la militancia en el Partido Revolucionario.
Alcanzar tal estado implica una Dirigencia
Sindical Comunista de Cara a las Bases Sindicales y Populares,
desburocratizada y enfrentando ideológicamente las corrientes conciliadoras y
oportunistas que afectan y tienen paralizada la lucha sindical. Es decir romper
con el silencio, abrir la batalla ideológica y la reducción de la actividad de
las direcciones sindicales a simples transacciones de puestos y cargos, sin
ningún criterio político, favorable a la causa del sindicalismo, sino a partir
del criterio de la cuota de la fuerza política representada; es decir
clientelismo y repartija.
Desarrollar los aspectos señalados exige de una militancia de base y de
dirección ejemplar y prestigiosa ante sus bases por su calidad en la defensa de
los intereses de los trabajadores, por su ética proletaria y la calidad de sus
resultados en los diferentes niveles de dirección. Se trata de una militancia
de base y dirección del Movimiento Sindical que ayude eficazmente a superar el
nivel de postración en el que sumió con la caída del socialismo soviético, la
guerra sucia contra el movimiento sindical, las tendencias anti partido
comunista de izquierda, centro y derecha y el oportunismo economicista al
sindicalismo colombiano. En esa dirección, se hace necesario tener un órgano de
difusión del pensamiento del Partido Comunista Colombiano al interior del
Movimiento Sindical.
Igualmente,
necesitamos unas estructuras y unas células vivas articuladas con las bases de
las empresas o instituciones donde se trabaja; esto es células con trabajo
organizado y planificado, dirigido a los trabajadores de las unidades
económicas específicas, con planes de trabajo reales, que actúen con los
principios organizativos leninistas y una formación ideológica y política
permanente, que influya en las masas y el crecimiento del Partido.
7. Bibliografía y
documentos
7.1. Los
Comunistas en el Movimiento Sindical: Por
la Paz , la Democracia y la Soberanía , Juntemos
todas las Rebeldías. Departamento
de Masas, diciembre 2012
Nelson
Fajardo Marulanda*: Coordinador del Departamento Ideológico Nacional y Miembro
Suplente del Comité Ejecutivo Central del PCC.
Bogotá, D.C., 31 de
marzo de 2013.
Comentarios Sobre La Realidad en el
Sindicalismo
Buenas
noches, señor Franco, leí cuidadosamente el documento que me fue enviado a mi
correo personal, el cual agradezco, pues para mí es grato saber sobre la
política invisible que ejercen quienes consideran tienen un ideal que
desarrollar, en una tertulia que pueda ser útil para propósitos de verdadera
política, pero una política de cambio, que pueda conducir a una renovación
social, a una sociedad nueva, actualmente es muy difícil tratar de convencer
con el deseo de desarrollos de ideales políticos que no fueron abarcados con
verdadero patriotismo desde su nacimiento, el movimiento sindical nació
muriendo, porque su construcción se basó en criticar el sistema capitalista,
como discurso para agrupar a la masa de trabajadores, pero su finalidad no era
una lucha concentrada en la mejora de calidad de vida de los seres humanos, que
no poseían ningún capital para sobrevivir, sino que su finalidad estaba fundada
en crear una gran burocracia al servicio de unos pocos, que se consideraban
sindicalistas, sin tener un verdadero conocimiento de su significado, dentro
del mismo movimiento sindical, pues consideraban sindicalismo, pertenecer a una
junta directiva, y luego ser lanzados como fieras a apropiarse de los aportes
que pagaban los trabajadores, que creían, que verdaderamente se iba a luchar
por un ideal colectivo, cuyo objeto sería alcanzar un nivel de vida más
adecuado, que favoreciera tanto al trabajador afiliado como a su familia, pues
el más humilde de los trabajadores sabía más de sindicalismo, que los que
fungían como dirigentes sindicales, por ser participantes miembros de juntas
directivas, no tenían ni la más remota idea de su papel que iban a desarrollar,
solo le impulsaban dos cosas, buscar una posición social que le favoreciera a
sí mismo y a su familia, aprovechando la calidad de dirigente y, lograr una
jubilación como privilegio.
Señor
Franco, le estoy contestando su mensaje, de la manera más simple, sin ninguna
prevención, y le estoy hablando sin tener en cuenta escritos, ni cartillas, ni
documentos escritos, de ninguna clase, le estoy hablando de lo que realmente
siento que debo decir, sobre el planteamiento de su texto, sobre el
sindicalismo, mi discurso es cierto, no plagio a nadie, es lo que yo creo, y lo
digo por lo que pasa en la realidad, por lo que veo, por las denuncias, por los
sucesos que a través de los noticieros salen a la luz pública, porque el
periodismo, a pesar que está atrapado por las garras del capitalismo, la mayor
parte de lo que dice es verdad.
Pues
bien, la crisis del sindicalismo, es que siempre ha estado en crisis, por la
corrupción sindical, por mentirosos, por la avaricia personal, por la vanidad
personal, por el egoísmo, todo para mi, solo para mi, y siempre para mi, y
ello, porque nació fue por una necesidad de las personas, cuya única fuente de
ingresos es su trabajo personal, y siempre será así, un trabajo personal, y ¿a
quién le trabaja? pues a quién necesite de alguien que le proporcione un
momento de alivio para otra necesidad, entonces de necesidad en necesidad, se
trabaja, siempre será así, cuando los trabajadores necesitaron organizarse para
reclamar juntos mejores condiciones de vida, lo hicieron para sí mismos, el
hecho que reclamaran agrupados, ello no quería decir, que era una reclamación
colectiva, no era una reclamación colectiva, sino un reclamación para un
grupito pequeño dentro de la gran inmensidad que significa una nación, pero si
la organización de trabajadores hubiera sido dirigida por trabajadores
honestos, que fueran impregnados de la ética moralista en su actuar, hubiera
cambiado totalmente el significado de grupito, y se hubiera generado el
incipiente desarrollo de una organización laboral colectiva, porque la
honestidad y el culto a la ética, hubiera conducido a pensar en el significado
de lo que sería desarrollar ideales, ideales políticos, cuyo desarrollo
conduciría a volver progresista la palabra trabajadores, no proletarios, sino
trabajadores, cuyos intereses se extenderían a toda una nación, y la fuerza de
sus genes éticos irían construyendo el país dentro de una concepción de ser una
nación generosa, justa, derrochadora de justicia social, y por antonomasia,
derrochadora de bienestar para las familias de los trabajadores que a través de
la labor personal construían una sociedad más justa, una sociedad que fuera
ciertamente una casa para todos.
El
sindicalismo corrompido por la ignorancia, pues se sentían orgullosos de
resaltar los términos capitalistas, como proletarios, negociación colectiva,
pues nada más la palabra proletarios, es una palabra despectiva que ofende,
pues son frases del capitalismo salvaje para referirse a los trabajadores a su
servicio, y lo más triste es saber que los mismo dirigentes del sindicalismo,
hacen un culto de lo más arrastrado e indigno a los pies de los grandes
capitales, buscando poder ver si se cae algo de la mesa de un capitalista para
volcarse como fiera a recogerlo, eso se llama los derechos netamente
personales, solo para sí mismos, no para nada colectivo verdaderamente, pues lo
colectivo es todos, toda la nación de trabajadores, es decir, todos los
trabajadores de la nación en una sola organización que fuera incorruptible, si
una organización de trabajadores fuera incorruptible, sería la perfecta
organización sindical, de donde emanaría los verdaderos ideales políticos,
pensarían en lo colectivo de la nación, buscando alcanzar el poder, para
arrebatárselo de las manos del capitalismo, ello si es un verdadero
sindicalismo, se piensa en la equidad entre todos los trabajadores de una
nación, en una sola organización, que desarrollen los valores más encomiados
del poder político, compuesto por verdaderos políticos, donde la palabra politiquería
fuera al bote de la basura, es decir, los trabajadores organizados en una sola
organización dentro de un país, ello si se llama organización colectiva, porque
abarca toda la nación, para alcanzar a través del poder político el mayor
bienestar de las familias de quienes trabajan para ella.
La
crisis del sindicalismo, fue la ignorancia política, pues ningún dirigente
sindical, sabe de política, solo de politiquería, si alguien ha llegado lejos
del sindicalismo, fue ANGELINO GARZÓN, LUCHO GARZÓN, pero poco a poco se
entregaron a la oligarquía, ya hacen una gran apología hacia la derecha, hacia
los grandes monopolios capitalistas, no hay una ética ni valores firmes, es el
estadio mayor de la crisis del sindicalismo, y menos la tendencia comunista,
porque Stalin, Lenin dejaron grandes ejemplos, como doctrina, solo crímenes,
arbitrariedad, y nada de libertad, solo un ambiente sombrío de tristeza, y Marx
también un fanático convencido que podría haber una sociedad sin Estado, es la
escritura de la ignorancia, por ello para descubrir más sobre la verdad de la
crisis del sindicalismo, hagamos una introspección personal, y pensemos y en
voz alta digamos ¿qué significa mi docta ignorantia?
La
derecha, la ultraderecha, son valores éticos, porque todos sus doctrinantes son
fieles entre sí, son sinceros entre sí, son unidos entre sí, y no ocultan sus
intenciones, lo manifiestan públicamente, a través de discursos, muy bien
calculados, por supuesto, pero lo dicen. En cambio, El parecer político
sindicalista, es desunión, intereses personales, corrupción, hacen culto a la
mentira, atacan a sus mismos hermanos, a sus mismas organizaciones, se
arrastran por un pedazo de pan, se enquistan como pueden en las juntas
directivas, coartan la llegada de nuevos dirigentes a las juntas directivas
principales, ejemplos es lo que hay, y en abundancia, etc.
Por
ello, y por todo lo argumentado, los sindicatos tradicionales tienen que
desaparecer, y crear una sola organización que agrupe a todos los trabajadores
de un país, y todos tengan las mejores oportunidades de ser dirigentes, y
demás, tengan como fin, alcanzar el poder político, para desarrollar ideales
que vinculen el bienestar de la nación entera, que vincule la derrota de la
corrupción, la politiquería, que le hagan culto a la justicia social, donde la
niñez no tenga ni el más mínimo desamparo, y que por antonomasia exista una
gran reverencia por la democracia, se respalde con prontitud todo partidario
por sus ideas e inteligencia, pero todo enfocado al bienestar de la nación de
trabajadores, donde la solidaridad sea la más encumbrada de las doctrinas,
donde la comunidad regional de ciudadanos sea la protagonista de las asambleas
de trabajadores.
Fraterno
saludo - jorge enrique peña neira
Documento del PCC sobre Problemas del Movimiento Sindical
El
peor mal que hoy tienen las Centrales obreras en Colombia es que la mayoría de
Ejecutivos, me atrevo a decir en un 98%, son "dirigentes
sindicales" burócratas, que solo les interesa aferrarse al poder, muchos
de ellos son pensionados o no son trabajadores en el sentido de la palabra,
que han creado sindicatos de papel simplemente con la intención de
recibir el aval para seguir como directivos de las Centrales, otros al
creado sindicatos rodeados de abúlicos que hacen lo que estos personajes Desean,
Quieren, Ordenan, Limitan, el Como y Qué , sean convertidos en
Comités de aplausos Para el Mesias. en el primer caso y
en el segundo, todo dirigente (mujer u Hombre) que intente hacer cosas
nuevas y diferentes que ayuden al movimiento sindical, es sacado con
mil artimañas y argucias, pero hay que cerrarle el camino, esa persona es un
peligro para esa burocracia que quiere tener el poder a toda costa y por
encima de todo y de todos, Un ejemplo el 4 de Diciembre de 2012, SINDISTRITALES, efectuó
elecciones, el dirigente que maneja el sindicato a su antoje, dirigente
de los abúlicos violento y vulnero los estatutos del sindicato para
sus intereses personales, no se dio informes financieros y sobretodo se vulnero
el Derecho de expresión y del disenso de los pocos
( minoría) de solicitar informes financieros
y aclaración de la plata del sindicato, lo mismo que el respeto de
los estatutos, pero fuimos arrasados. Eso es una nuestra de los que
sucede en un 98 % del SINDICALISMO COLOMBIANO, sobretodo en la CUT.
Por otro lado, mire como en estas elecciones de la CUT,
se está realizando todo tipo de maniobras, para que ciertos
"dirigentes" que no tienen sindicatos, se les avale sus posibles
elecciones, avalando sindicatos
de papel o de vendedores ambulantes, mientras a otros se les
está colocando todo tipo de peros para no dejarlos participar, por ejemplo SINDESS. Todo
esto es muy parecido a los Gobiernos Corruptos de Álvaro Uribe Vélez, que
estos que se hacen llamar "dirigentes Sindicales" le criticaban. Saludos
Compañero.
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