6/05/2013

En Siete Tesis, Nelson Fajardo M. Realiza un Sesudo Análisis Sobre los Problemas Contemporáneos del Movimiento Sindical Colombiano

Tesis 1. Superar los Problemas del Movimiento Sindical colombiano exige superar la aridez causada por el dominio del pensamiento único hegemónico, que en filosofía, da preponderancia al positivismo filosófico, significa vivir en lo concreto y lo determinado, sin opción alguna de cuestionarlo; es decir vivir la cotidianidad, tal y como se nos da e interiorizar que ella es inmodificable.
Tesis 2. Los valores negativos, estimulados por el positivismo filosófico, y trasladados a su expresión económica, tales como el pragmatismo y el individualismo, tienen su manifestación específica en la crisis del Movimiento Sindical. El burocratismo paralizante, el caudillismo, el canibalismo interno, el tráfico de influencias y puestos, el trabajo sindical por los viáticos y las prebendas, entre muchos otros vicios, como los vanguardismos, el frio cálculo del beneficio personal, camuflado tras el supuesto sacrificio. Todo esto fomentado por los discretos encantos de la burguesía, juegan en la descomposición, la transformación y la conversión de grandes cantidades de dirigentes sindicales.
Tesis 3. Colombia está en un fase inicial de acumulación de fuerzas, después del largo período de guerra y violencia que acompañan los momentos de predominio de la acumulación originaria de capitales; así como de la consolidación relativa de un régimen autoritario, regulador del capital, paramilitar y narco mafioso. el Movimiento Sindical colombiano atraviesa por una crisis profunda de larga duración, que cada vez tiene nuevos desarrollos, pero  cuyas características son el bajo grado de trabajadores sindicalizados, el terrorismo de Estado y la guerra sucia desatada por el régimen político contra el Movimiento Sindical; acompañados de la puesta en marcha del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal, vigente hasta ahora y el impacto del nuevo ciclo de revolución científica, técnica y tecnológica sobre el mundo del trabajo asalariado.
Tesis 4. La configuración del proletariado del momento está arrojando un nuevo tipo de proletariado, en el que domina la calificación para actividades prácticas que permitan acumular experticia y eleve la productividad del trabajo, pero siempre reduciendo costos de producción. Es un proletariado altamente productivo, pero con una nula capacidad de organización para defender sus intereses; es decir, es desclasado por cuanto ha perdido su identidad y pertenencia de clase; cuestión que se conjuga con el pragmatismo y el utilitarismo. El futuro de las luchas del proletariado hay que verlo en conexión con su capacidad de desdoblamiento, para articular sus luchas con aquellas que no atañen directamente a las relaciones entre el capital y el trabajo. Es unir y fortalecer el torrente de las luchas de los explotados, con las luchas de los movimientos y organizaciones alternativas.
Tesis 5.  La fragmentación y la división del Movimiento Sindical no podrá superarse si no se hace una renovación sindical, que coloque estas organizaciones a tono con las demandas de sus bases, en sus diversas expresiones y manifestaciones; es decir, entender que trabajo formal  e informal van cogidos de la mano y corresponden a formas de explotación diferentes, pero al servicio del gran capital.
Tesis 6. Hay que comenzar por la construcción de Partido en el movimiento sindical, esto exige desplegar un trabajo amplio de organización de los trabajadores, de formación sindical y política de las bases,  especialmente de nuestros dirigentes y activistas, poniendo particular énfasis en la juventud trabajadora y las mujeres.
La célula, en el cumplimiento de esas actividades, deberá centrar su esfuerzo en la apropiación de la línea del partido y el programa,  en su desarrollo para el frente de masas respectivo; deberá planificar su propio crecimiento y su relación con los trabajadores del sector para debatir con ellos nuestra posición y ganarlos para el gran objetivo de la eliminación de la explotación.
Tesis 7. Necesitamos unas estructuras organizativas que rebasen  las sindicales y dé forma a estructuras de organización y defensa del Conjunto de Trabajadores. Además hay que aumentar la capacidad de lucha del Movimiento Sindical, a través de una mayor preocupación por la Formación Sindical Clasista, para fortalecer la identidad y la pertenencia de clase, elevar la cosmovisión de los trabajadores y con esos dos aspectos, estructurar una conciencia política que lo lleve a buscar la militancia en el Partido Revolucionario.
Problemas Contemporáneos del Movimiento Sindical Colombiano (borrador)
1.     Introducción:   El presente trabajo es un documento interno, para la discusión y el debate fraternal entre los revolucionarios, con respecto a los problemas que consideramos centrales en el Movimiento Sindical contemporáneo, frente a una amplia ofensiva, que desde principios de la década del 90 del siglo XX, emprendió el capital mundial contra el Movimiento Obrero y los Trabajadores en general. Desde esta óptica, consideramos pertinente señalar, que la crisis del Movimiento Sindical está asociada con Problemas en varios ordenes, tales como el Filosófico e Ideológico, el Político y el Organizativo. Precisamente, se abordará esta densa problemática en ese orden; para luego, preguntar sobre el ¿Qué hacer?, y derivar en algunas conclusiones, que no cierran el debate; sino que exige ampliarlo permanentemente.
2. Problemas del Orden Filosófico e Ideológico: Estos problemas, del orden filosófico e ideológico, son los más profundos y agudos, aunque altamente invisibles. Se trata aquí de preguntarnos por el papel del Movimiento Sindical, en un momento en que la ofensiva del capital contra los trabajadores esta total y desplegada.
En esa dirección, es necesario entender la necesidad de retornar al estudio de las actuales relaciones entre el capital y el trabajo, ver que se ha modificado y que permanece continuo y constante; que hay de progresión o de regresión en las nuevas formas que vienen asumiendo esas relaciones y hacia qué objetivos apuntan. Desde luego que ese estudio debe entregarnos herramientas para indagar sobre el comportamiento general de las nuevas generaciones de trabajadores, o la que llamaríamos el estado de la conciencia política, frente a las realidades en concreto.
Se trata de superar la aridez causada por el dominio del pensamiento único hegemónico, que en filosofía, da preponderancia al positivismo filosófico, que descrito de manera esquemática, significa vivir en lo concreto y lo determinado, sin opción alguna de cuestionar, pues lo concreto es como es y es imposible modificarlo; es decir vivir la cotidianidad, tal y como se nos da e interiorizar que ella es inmodificable; porque ya está dada y es así. De este planteamiento, en el plano de lo social, derivamos en una postura eminentemente pragmática y utilitarista. Comportamiento, altamente fomentado por algunas corrientes filosóficas provenientes del mundo anglosajón.
Esta es, efectivamente, una tendencia notoria en el comportamiento del actual Movimiento Sindical colombiano, que exige animar el debate ideológico permanente en el seno del conjunto de los trabajadores, sindicalizados y no sindicalizados, formales y flexibilizados, tercerizados o no tercerizados; es decir, hay que colocar en cuestionamiento la tendencia  dominante en el sindicalismo, a reducir todo al efecto práctico o los resultados, sin previo análisis de la situación concreta. Solo así, se puede pensar en rescatar la conciencia de clase.
Ahora bien, ese rescate pasa por tener  en cuenta que las condiciones actuales han variado tanto a nivel mundial, como a nivel continental y regional; así como a nivel nacional. Lo común a esos niveles es la hegemonía del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal; mientras que las diferencias son amplias. Por ejemplo, mientras este modelo se aplicaba en América Latina, en Europa vienen sintiendo, hasta ahora, los rigores de los planes de ajuste neoliberales. Mientras esos rigores de los planes de ajuste neoliberales pasan por Europa,  en América, se agudiza la contradicción entre panamericanismo y latinoamericanismo. Es decir, que no podemos asumir el asunto de manera plana y lineal.
Este positivismo filosófico, expresado en pragmatismo y utilitarismo, bajo el supuesto de defender las pocas conquistas que quedaron de la época del Estado de Bienestar keynesiano; está generando variaciones significativas en el estado de la conciencia de clase.
Al respecto es bueno recordar uno de los postulados del neoliberalismo ortodoxo, según el cual las relaciones entre el capital y el trabajo, son relaciones entre iguales, en la medida que ambos tiene mercancías para ofrecer; el capital ofrece bienes de consumo, y el trabajador ofrece fuerza de trabajo. Esta concepción oculta en el mercado, las relaciones de explotación del capital sobre el trabajo y se trataría de relaciones entre empresarios. Si a esta apreciación ideológica agregamos la falacia del mercado libre y la individualización contractual; entonces, no hay lugar a dudas, desde la óptica burguesa, que estamos en una “sociedad posmoderna”; es decir, más allá del capitalismo. Así las cosas, desarrollar conciencia de clase explotada, se torna más difícil y opaca; por cuanto la relación capital trabajo es mimetizada en los espacios productivos y se hace más explícita en los espacios del comercio, el consumo y los servicios. Esto significa que el trabajo enajenado, en su enajenación, se hace extensivo a las esferas extraeconómicas y extra laborales.
Y así, el capitalismo demuestra, una vez más, su interés por subsumir a su lógica de funcionamiento, el conjunto de todas las relaciones sociales.
Esta tendencia permite sugerir que las relaciones “entre capital y trabajo asume nuevas formas y manifestaciones y se expresa en múltiples conflictos asociados a la irrupción de variadas formas de organización de las masas”[1]. Lo que significa que la lucha entre estas dos clases, el capitalista y el trabajador proletarizado, se hace extensiva a espacios como los ligados a la realización del capital (distribución, circulación, consumo/servicios); pero también a la vida social  e individual cotidiana.
Así se va configurando un determinado tipo de ciudadano sin ciudadanía, en la medida que el pragmatismo y el individualismo son convertidos en valores sobre los cuales reposa la acción política. Es un comportamiento que se convierte en “normal” e incide sobre los sectores populares hasta lograr la conversión de lo político en mercado de propuestas para seleccionar, rodeado de banalidad y superficialidad; esto acompañado de un tratamiento de la opinión pública, como si estuviese en estado infantil. La política se torna superflua y dominada por fuerzas intangibles, que la controlan y la regulan. A esta situación no es extraño el Movimiento Sindical, que es considerado como una organización más de la sociedad civil, que genera sus propios espacios y formas de actuar, pero que en ningún momento se atreve a tocar las partes sólidas y duras del sistema, como la intentó en el pasado lejano (La Comuna de Paris 1870) y en el pasado reciente (La Revolución Bolchevique en Rusia 1917).
Esta situación de postración y miseria ideológica del Movimiento Sindical está dada por el hecho de haber despojado la política de sus contenidos fundamentales y programáticos, para reducirla a cuestiones de mecánica y de formalidades condensadas en la llamada “ingeniería política”; que pretende ser aséptica y neutral, despojada de contenido y posiciones políticas. Volver a la calle, a la empresa de trabajo, a los espacios lúdicos y culturales es el  reto y la demanda que tiene el Movimiento Sindical; es decir, nutrirse de lo popular y confrontar la política de cara al pueblo con la política de las elites del capital; esto constituye otro reto.
 Lo que se quiere comunicar, es la necesidad de rescatar la identidad, la pertenencia y las posiciones de clase, en las bases y en las direcciones del Movimiento Sindical, para, junto con otros sujetos y otras subjetividades, conducir y desarrollar la lucha y la movilización organizada, pero contundente, contra las elites del capital.
Igualmente, vale la pena señalar, que los valores negativos señalados, tales como el pragmatismo y el individualismo, tienen su expresión específica en el Movimiento Sindical. El burocratismo paralizante, el caudillismo, el canibalismo interno, el tráfico de influencias y puestos, el trabajo sindical por los viáticos y las prebendas, entre muchos otros vicios del Movimiento Sindical, como los vanguardismos, el frio cálculo del beneficio personal camuflado tras el supuesto sacrificio. Todo esto estimulado por los discretos encantos de la burguesía, como lo planteaba Luis Buñuel, juegan en la descomposición, la transformación y la conversión de grandes cantidades de dirigentes sindicales, como lo demuestra el caso de los dos garzones, entre muchos otros casos.
Aquí se trata de una crisis, no sólo filosófica, sino también ética y moral en el Movimiento Sindical, que tiene las manifestaciones específicas señaladas anteriormente. La crisis filosófica o de falta de rumbo y objetivos claros frente a la gran ofensiva desatada por el capital, se complementa con la crisis ética y moral, ambas debidas, entre otras causas, a que el proletariado obrero dejo de ser la vanguardia de las luchas y esta se trasladó a una variada gama de sujetos y subjetividades emergentes, que sin tener el rumbo suficientemente claro, se confrontan físicamente con el capital, así sea de manera espontánea y economicista. Son nuevas expresiones de vanguardias, que sin la experiencia histórica del proletariado primigenio, confronta masivamente los desmanes del Gran Capital.
Frente a esa ofensiva abrumadora, es clara la necesidad de volver a la praxis, entendida como esa relación óptima entre teoría y práctica, practica y teoría, para aprehender las nuevas realidades impuestas por el capital, saber procesarlas y transformarlas. El estudio y la movilización de masas, social y política, son dos pilares claves en la superación de la crisis, perfecciona la capacidad de orientación y contribuye eficazmente al avance de nuestro proyecto democrático y revolucionario. En esta dirección, hay que colocar el énfasis en la formación de nuestros cuadros sindicales y populares, para mejorar su capacidad de actuar y orientar las bases organizadas.
Problemas del Orden Político
a)                Las Relaciones de Poder y el Dominio Oligárquico: El Partido Comunista Colombiano ha definido claramente donde están sus principales contradictores; ellos son el imperialismo, la oligarquía y los sectores de derecha, que hegemonizan el bloque de poder. Pero, igualmente, es claro que el centro del debate político de hoy está en la posibilidad de avances o retrocesos, teniendo en cuenta las presiones externas, tanto favorables como negativas sobre el mismo. Pero igualmente, las contradicciones internas, juegan un papel determinante.
En esta última dirección, el papel del Partido en su capacidad de conexión con las exigencias y las demandas del pueblo trabajador es de vital importancia para los cambios estructurales, bien sea de reforma y/o revolución, que requiere el país.
Si bien es cierto que existen contradicciones entre las fuerzas dominantes y hegemónicas; ello no puede conducir a perder de vista que en lo principal y fundamental están de acuerdo; pues ello da sentido de continuidad, no solo al poder blando (gobierno); sino también al régimen político o poder duro. Lo que sucede es que sí hay un cambio en las formas y métodos de conducción y desarrollo de la actividad política. Es decir, teniendo en cuenta las demandas del régimen político y su soporte en la forma de acumulación de capitales; así mismo, se comporta el movimiento social, ampliamente enajenado por el sistema imperante.
En contra de esa situación es que tenemos que confrontarnos, desde los pequeños espacios y posibilidades – como factor de acumulación de fuerza política, hasta lo grandes espacios y posibilidades, como poder, que da salida al largo proceso de acumulación de fuerza, abre espacio a los desenlaces democráticos y revolucionarios.
Colombia está en un fase inicial de acumulación de fuerzas, después del largo período de guerra y violencia que acompañan los momentos de predominio de la acumulación originaria de capitales atravesada por la tradicional violencia contra el campesinado; pero acompañado de acumulación por medios y métodos ilegales; así como de la consolidación relativa de un régimen autoritario, regulador del capital, paramilitar y narco mafioso; necesario para adaptar dichos capitales emergentes, a las demandas de la lógica del capital – aseguramiento, lo más rápido posible de altas tasas de ganancia- (gobiernos de Álvaro Uribe 2002 a 2010).
Los “logros” del uribismo en el gobierno, parecen suficientes, para entrar en una nueva fase de normalización del funcionamiento de la acumulación; esto intenta representar Juan Manuel Santos.
Esta tensión entre los viejos capitales formales y legales (Santos, entre otros) y los capitales emergente; ambos transnacionalizados; los viejos por tradición y necesidad a través de vías legales; los emergentes por medios violentos e ilegales; esta tensión o transición requiere, a un determinado momento histórico, apaciguar la situación. En medio de las dificultades para la acumulación en épocas de crisis, cada sector impulsa aquello que en particular lo beneficie, desechando anteriores alianzas de clase y debilitando, también, su posición dominante, tal como puede estar sucediendo con el latifundio de ganadería extensiva y los nuevos acaparadores de tierra representados en los nuevos terratenientes producto de la concentración de la propiedad de tierra por vías violentas y expropiadoras (6 millones de colombianos desplazados del campo hacia las ciudades).
A esta transición del capital, se une la imposición en Colombia, desde 1991, del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal; es decir que vivimos una combinación perversa entre acumulación primitiva o primaria de capitales, con un nuevo modelo de acumulación “normal” y funcional del capital o sea cerca de 30 años.
b)                      El Proletariado visto en general y en Colombia: A partir de lo expuesto y nuestro punto de atención, las preguntas que tenemos por delante son: ¿Qué está pasando y qué puede seguir sucediendo con el proletariado organizado (sindicatos en minoría para abarcar la amplia masa de trabajadores, subsumidos a la lógica de capitales)?
La respuesta a este nivel es que el Movimiento Sindical colombiano atraviesa por una crisis profunda de larga duración, que cada vez tiene nuevos desarrollos, cuyas características son el bajo grado de trabajadores sindicalizados, lo que hace un fenómeno histórico; el terrorismo de Estado y la guerra sucia desatada por el régimen político a raíz del fenómeno de la Unión Patriótica y la perspectiva de una Solución Política Dialogada al conflicto social y armado; acompañados de la puesta en marcha del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal, vigente hasta ahora y el impacto del nuevo ciclo de revolución científica, técnica y tecnológica sobre el mundo del trabajo asalariado.
La baja sindicalización en Colombia, como una causa de la crisis, es entendible lógicamente por el anticomunismo enfermizo que tiene el Estado, que ve en cualquier organización de los trabajadores, incluido el sindicato, un enemigo permanente y al que hay que perseguir. También juega, el desempleo creciente e incontrolable, que permite al capital chantajear continuamente con el precio del salario y los costos de producción, adjudicando al aumento salarial la causa del deterioro de las ganancias y el incremento de la inflación, sin dar cuenta de otras causas, como la inversión en capital constante (c), para variar la escala de producción con reducción de costos, la sobre producción y la tendencia al declive de la tasa de ganancia, la manipulación de las tasas de interés y el aumento de la especulación, entre otras causas.
Estas situaciones son dadas dentro de un contexto social de cambio y consolidación del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal, que tiene en sus fundamentos, la flexibilización absoluta de las relaciones con el trabajador; entiéndase, ofensiva total contra el mundo del trabajo, bajo el criterio del fin del trabajo.
En esta ofensiva total, el capital implementa las más brutales formas de explotación de la fuerza de trabajo del proletario. Estas van desde formas de subsunción y subordinación económicas del trabajador al capital (propias del funcionamiento “normal” de la lógica del capital) hasta formas de subsunción extra económicas (propias de la explotación del trabajo en condiciones precapitalistas).
Estas últimas no son más que la adaptación de los métodos de explotación que acompañaron al sistema esclavista y feudal, donde el trabajador es visto bien como otro objeto más de producción (contrabando de fuerza de trabajo contratada a pago en especie, trabajando en jornadas extensivas y extenuantes en altamar, donde los derechos del trabajador desaparecen y los costos de producción son ínfimos).
También tenemos formas de servidumbre adaptadas a los requerimientos del capital, donde el trabajo es pagado a destajo y fuera de los espacios de producción, en una especie de trabajo doméstico, en calidad de prestación de servicios, hasta, formas corporativas donde se manipulan afectos y sentimientos, para colocarlos al servicio de la empresa. Aquí es muy importante la simbología y la imagen para atacar el subconsciente del trabajador y lograr que sus conocimientos, habilidades, destrezas, aptitudes y sensatez, se tensionen y se coloquen al servicio de una alta productividad del trabajo (moverse en diversos escenarios de la actividad laboral y evitar al máximo permanecer quieto o descansar, pues el trabajo es un juego que brinda también descanso).
A estas formas de explotación de la fuerza de trabajo, para subsumirla, subordinarla y someterla a la lógica del capital, se agrega la desaparición del derecho laboral a través de las relaciones jurídicas, ya descritas, de entender que es una relación entre individuos en igualdad de condiciones; debido a que ambos son poseedores de mercancías, uno, el capitalista, es dueño de los medios de producción; el otro, el trabajador, es dueño de su fuerza de trabajo.
Así las cosas, tenemos una transacción entre individuos en igualdad de condiciones, que conduce a la individualización de la contratación.
Por esta vía, se ocultan las relaciones de explotación, se individualiza el trabajador, que pierde todo sentido de la necesidad de organizarse sindicalmente para defender sus derechos ante el capital; igualmente, desclasa al trabajador y lo hace indiferente frente a los asuntos colectivos. El capital logra, por estos medios, subsumir una fuerza de trabajo dócil y nada conflictiva; es decir, desplaza el conflicto dentro del aparato de reproducción socio económico de la esfera de la producción a la esfera de la realización. Esto explica porque los grandes conflictos de clase, se estén desplazando hacia la urbe, hacia la calle.  
El terrorismo de Estado y la guerra sucia, desde lo laboral, han jugado un papel muy importante para destruir la generación de trabajadores del llamado “estado de bienestar”, debilitar la organización sindical y adaptar las condiciones de los trabajadores al disciplinamiento autoritario, propio y consustancial a la práctica laboral neoliberal. El terrorismo de Estado es puesto en marcha cuando los mecanismos normales del Estado no logran controlar eficazmente el conjunto de la sociedad; pero cuando dicho terrorismo no es suficiente, se recurre a estructuras paraestatales, para que hagan el trabajo sucio (guerra sucia).
 En Colombia, el asesinato de dirigentes sindicales ha sido monstruoso; son generaciones de cuadros y dirigentes sindicales que han tenido que pagar con la muerte y la desaparición, su lealtad a las luchas sindicales. Este mecanismo se ha aplicado, ante todo, en los procesos de privatización del patrimonio estatal o en las empresas privadas donde hay intereses estratégicos del capital.
Este terrorismo es combinado con el desprestigio del Movimiento Sindical, a quien se acusa por los altos costos de producción. Efectivamente, individualización de la contratación, terrorismo contra las organizaciones sindicales y sus dirigentes; combinadas con desprestigio mediático y la corrupción y la cooptación de dirigentes a las “nuevas políticas” laborales del neoliberalismo, conforman un cuerpo que explica porque la crisis del sindicalismo es estructural. 
Es una crisis ideológica, política y organizativa que ha producido un retroceso, no solo en las condiciones de trabajo, sino también en la conciencia de los trabajadores, por cuanto pierden identidad y conciencia de clase masivamente; situación que es aprovechada por el Estado y el capital para adelantar una labor de cooptación de dirigentes, estimular la división sindical y paralizar por completo la acción de los trabajadores; sin negar que, recientemente, se reanima la movilización y la lucha contra el modelo de dominación y acumulación.
Lo más grave es que a lo anterior, está unida la destrucción total del debate ideológico y político en el Movimiento Sindical; esto en la línea de actuar de manera pragmática y utilitaria, bajo el supuesto de realismo político (Realpolitik) y defender las pocas reivindicaciones que quedan del “Estado de Bienestar” keynesiano.
La puesta en marcha del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal, vigente hasta ahora. Son cerca de 25 años de dominio del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal, cuya relación con el trabajo es crecientemente agresiva y violenta. La agresividad es manifiesta, no solo en la amenaza tradicional de romper el contrato laboral, sino que toma ribetes depredadores que atentan contra la dignidad humana.
El contrabando de fuerza de trabajo barata, procedente de la periferia del capitalismo mundial, hacia los centros del capital, en condiciones esclavistas y semi esclavistas, pasando por la compra y venta de las mujeres del mundo para servicios sexuales, la compra y venta de niños de la periferia a familias del centro del capital; así como el tráfico ilegal de órganos humanos, el método de las maquilas, entre muchas otras formas legales e ilegales de explotación de la fuerza de trabajo humana son, todas, formas degradadas de explotación, que vuelven a recordar los inicios del capitalismo, conjugado con los rezagos de sociedades pre modernas; que se articulan con formas ultramodernas de explotación, en las que no solo se ataca el aspecto físico de la fuerza de trabajo, sino también el componente mental y síquico.
El neoliberalismo rompe con todos los compromisos con el bienestar de los trabajadores y los somete a la autogestión de sus ingresos, como si ellos actuasen como empresarios de su propia fuerza de trabajo; esto sucede dentro del axioma ricardiano, según el cual: “si se elevan excesivamente los salarios, mi ganancia baja, por lo tanto, los salarios deben ser bajos, en lo posible salarios mínimos vitales, que no afecten negativamente mis ganancias”. Así, los salarios deben ser flexibles y a destajo, de tal suerte que aseguremos al asalariado y su prole, el mínimo vital para que se reproduzcan; esta situación estimula enfermedades mentales como estrés, esquizofrenia y locura, en forma masiva. Por esta vía, podemos afirmar que los problemas del proletariado contemporáneo son, crecientemente, de la mente; debido a la enajenación económica y extraeconómica que lo domina, en condiciones sofisticadas de trabajo, pero excesivamente racionalistas e intensivas en la explotación de la fuerza de trabajo. Es lo que se denomina darwinismo social, donde gana el más fuerte y pierde el más débil, incluido el suicida, visto por los neoliberales ortodoxos como algo fríamente “normal”.
 El impacto del nuevo ciclo de revolución científica, técnica y tecnológica sobre el mundo del trabajo asalariado. Esta última característica de la crisis del Movimiento Sindical hace parte de los aspectos objetivos de la misma, en la medida que está ligada con los problemas de la Composición Orgánica del Capital (COC). Esta COC nos lleva a preguntarnos ¿Qué sucederá cuando la inversión en capital constante (c) sea tan supremamente alta y la inversión en capital variable (v) llegue a cero?
Las respuestas a esa pregunta son muy contradictorias y con diversos márgenes de subjetividad. Sin embargo ubiquemos algunas posibilidades:
La extensión del proletariado alcanza toda la estructura del aparato socio económico
La desaparición del proletariado, transforma la fuerza de trabajo proletarizada en una fuerza autónoma e independiente, que se autogestiona y autoregula, liberándose de la presión de los grandes capitales, pero colaborando con él.
La profundización e incremento de la  COC traslada los problemas del trabajo del mundo de lo tangible al mundo de lo intangible. Con Adam Smith diríamos que crece la ocupación de trabajadores en actividades no útiles o actividades que no generan bienes materiales tangibles, tales como la cultura, el deporte, la recreación, el tiempo libre, entre otras.
Estas posibilidades sobre el futuro del proletariado y el proceso de proletarización no son constatables absolutamente, pero hay una diversidad de manifestaciones, tales como el trabajo informal por cuenta propia, que forma una masa de trabajadores que poseen propiedad privada sobre medios de producción, pero son trabajadores asalariados, al mismo tiempo.
Efectivamente, la Tercera Ola de la Revolución Científica, Técnica y Tecnológica (RTT) que se desata a finales del siglo XX, soportada en la revolución de la información, la biotecnología y la robótica; así como la “irrupción” de los problemas ecosistemicos, han modificado sustancialmente los escenarios del trabajo. Los conceptos de tecnologías limpias, ciencia sustentable, efecto marginal de la productividad por innovación, entre otros, indican que las condiciones de trabajo tienden, contradictoriamente, a mejorar; pero siguen siendo enajenadas, con efectos absurdos sobre la espiritualidad humana.
En Colombia aplica la existencia de todas estas posibilidades, que se entrelazan y se diferencian al mismo tiempo. Hibrido que frena el desarrollo de una conciencia proletaria colectiva; es decir, altamente politizada.
Si bien hay muestras de buscar la organización política, como sucedió con el Polo Democrático Alternativo (PDA), por corto tiempo y hasta lograr una votación histórica de 2.700.000 votantes; tenemos la convicción que su desaparición constituiría un grave retroceso para las fuerzas democráticas y de izquierda y porque aspiramos a que el POLO sea uno de los pilares de un proyecto de unidad de mayor alcance, que tenga la capacidad de disputarle el poder al régimen dominante. También es cierto que el estado de la conciencia social del pueblo y los trabajadores colombianos oscila entre el espontaneismo, el economismo y lo político, con peso fundamental en las dos primeras expresiones.
Desde luego que hay que tener en cuenta  las movilizaciones de la Marcha Patriótica, el Congreso de los Pueblos y las Mingas Indígenas, lo mismo que la valerosa lucha de los estudiantes universitarios con el apoyo de amplios sectores del movimiento sindical y popular.
Podemos concluir que en el país hay una reactivación del movimiento de masas que es necesario estimular y desarrollar, superando la división y dispersión que han caracterizado hasta ahora a las distintas luchas para construir un poderoso frente unitario capaz de conducir con éxito el desarrollo de iniciativas como el paro cívico nacional y las demás acciones dirigidas a enfrentar las políticas del régimen y a propiciar los cambios democráticos avanzados que demanda la mayoría de nuestro pueblo.
La represión, la guerra sucia y la imposición de la política neoliberal, abarató la mano de obra para que los empresarios pudieran ser competitivos; esto se hizo a partir de la desarticulación del proletariado y la atomización de sus fuerzas; lo cual complico la organización y la lucha de los trabajadores.
c)     ¿Qué tipo de proletariado viene configurándose y a través de qué métodos de presión del capital? : La configuración del proletariado del momento está arrojando un nuevo tipo de proletariado, en el que domina la calificación para actividades prácticas que permitan acumular experticia y eleve la productividad del trabajo, pero siempre reduciendo costos de producción. Es un proletariado altamente productivo, pero con una nula capacidad de organización para defender sus intereses ante la ofensiva total que emprendió el capital contra los trabajadores; es decir, es desclasado por cuanto ha perdido su identidad y pertenencia de clase; cuestión que se conjuga con el pragmatismo y el utilitarismo.
La regresión que vive el mundo del trabajo, bajo dominio del modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal, es evidente, por cuanto las formas de explotación de la fuerza de trabajo ajena por parte del capital, se mimetiza, camufla y oculta.  Este término de explotación de la fuerza de trabajo ajena es satanizado y excluido del lenguaje social y económico.
Pero, la explotación de la fuerza de trabajo ajena acumula los más variados métodos, que van desde formas pre modernas hasta formas ultramodernas, tal como lo señalábamos anteriormente. Lo más grave es que este nuevo proletariado vive fragmentado y encapsulado; de tal manera, que el capital aplica todos los mecanismos de contención para impedir la organización y el accionar colectivo de los trabajadores. Dividir los trabajadores de una misma empresa, contribuye a su debilitamiento y facilita la imposición de las pretensiones de la clase que tiene el poder.
d)                ¿Cuál es el futuro de las luchas del proletariado?: El futuro de las luchas del proletariado hay que verlo en conexión con su capacidad de desdoblamiento, para articular sus luchas con aquellas que no atañen directamente a las relaciones entre el capital y el trabajo. Es unir y fortalecer el torrente de las luchas de los explotados, con las luchas de los movimientos y organizaciones alternativas, que conflictúan con otros aspectos negativos de la sociedad capitalista,  entre ellos, la opresión, la subordinación, la exclusión y la cooptación, la discriminación, la represión, entre otros conceptos ligados al tratamiento de las subjetividades. Es entender que la unidad y el fortalecimiento de los explotados es un mandato ineludible, que se hace extensivo al conjunto del pueblo trabajador. No se trata de construir un ghetto de los “puros” para enfrentarlo a los conciliadores del “pacto social” en el seno de las organizaciones sindicales y populares; se trata más bien, de fortalecer la corriente clasista al interior del Movimiento Sindical, a partir de políticas sindicales que tengan carácter estratégico, para captar, asimilar y proyectar las nuevas generaciones de proletarios; cuyos escenarios de lucha van más allá de la explotación de la fuerza de trabajo, y se articulan con la calle y la cotidianidad. Para ello, no es suficiente la organización gremial, ésta debe ser articulada con la organización política; el Partido. Impulsar el estudio individual y el debate colectivo sobre los principios ideológicos que nos guían y la discusión permanente de la realidad presente, que permita no sólo enfrentar las intenciones de los explotadores sino avanzar en nuestro objetivo de eliminación de la explotación, es un compromiso superior.
4. Problemas del Orden Organizativo
La crisis del capitalismo está siendo brutalmente descargada sobre los hombros de los trabajadores y las masas populares, esta realidad pone al desnudo la bancarrota de las teorías de “concertación” y del “pacto social”  y  abre nuevas y promisorias perspectivas al sindicalismo de clase. Avanzar en ese sentido, pasa también por entender la crisis en el orden organizativo.
Aquí, varias  problemáticas son de relieve, entre ellas, tenemos: Cómo confrontar la contratación individualizada de los trabajadores, para rescatar la contratación colectiva, que se puede hacer para romper la fragmentación y la división del Movimiento Sindical, como articular a las luchas sindicales a otros trabajadores que no caben dentro de la clasificación de proletariado asalariado formal y qué tipo de estructura organizativa sería la que los articule, cuáles son las conexiones y las diferencias entre pequeños y grandes sindicatos en el marco de las condiciones de lucha; estas y otras inquietudes, están ligadas con el orden organizativo.
En primer lugar, la contratación individualizada es un mecanismo que hace imposible el trabajo y la acción colectiva, se convierte en un factor objetivo que impide la sindicalización, más,  si está acompañado de contratación a término definido; cuestión que fomenta la inestabilidad laboral, como medio de chantaje para evitar la actividad sindical. El rescate de la contratación colectiva, entonces, pasa por fortalecer la presencia del Partido, pues es un asunto de alto contenido político, que toca los fundamentos del modelo de acumulación.
Igualmente, la fragmentación y la división del Movimiento Sindical no podrá superarse si no se hace una renovación sindical, que coloque estas organizaciones a tono con las demandas de sus socios, pero también del conjunto de los trabajadores colombianos, en sus diversas expresiones y manifestaciones; es decir, entender que trabajo formal  e informal van cogidos de la mano y corresponden a formas de explotación diferentes, pero al servicio del gran capital.
Será que necesitamos unas estructuras organizativas que rebasen  las sindicales y dé forma a estructuras de organización y defensa del Conjunto de Trabajadores, tal como lo puede estar sugiriendo “La Coordinación Nacional de Organizaciones y Movimientos Sociales y Políticos”.
Siendo la Coordinación un espacio para la unidad de acción en torno a lo social y lo político para acciones concretas; todavía hay un peso muy grande de la conciencia económica, de tal manera que todavía no trasciende a un mayor nivel de lo política por dos causas principales, lo joven de la propuesta que lo llevo a declarar un paro cívico nacional, junto con la Marcha Patriótica, que no paso de ser una movilización interesante, que no trascendió.
Estos niveles de Coordinación social, que apuntan a la articulación de  las reivindicaciones más sentidas de la población, contra el neoliberalismo; encuentran mayor resonancia política en la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos porque han logrado cobertura nacional de masas, pero todavía no se definen como proyectos políticos claramente, y permanecen dentro de las luchas de carácter social. Pero a ello se agrega, de manera contradictoria, su intención de copar los espacios que deja la crisis profunda por la que atraviesa el Polo Democrático Alternativo (PDA).
Al lado de estas expresiones organizativas, existen también proyectos como la Coordinadora Nacional de Organizaciones Populares (CONAP), con énfasis en las luchas reivindicativas de las diversas Organizaciones Populares, que incluye sindicatos, cooperativas, juntas de acción comunal, entre otras expresiones, que no apuntan a un reconocimiento como fuerza política; pero sí tiene como objetivo la defensa de los más variados intereses populares y la necesidad de su articulación regional y nacional.
Por otro lado, tenemos las Mingas Indígenas y la Minga Social y Comunitaria, son movimientos regionales o socio-territoriales,  y destaca el hecho de que esas expresiones son producto de acumulados históricos que tienen un valioso potencial para desarrollar un proceso de unidad orientado a construir un nuevo bloque de poder social y popular.
Como se observa, tenemos una amalgama de manifestaciones sociales y políticas, como de formas de organización que van desde las Coordinaciones para la unidad de acción hasta propuestas orgánicas, como sindicatos y otras propuestas de los trabajadores, algunas con cobertura nacional y otras con cobertura regional. Estas últimas reivindican, no solo el derecho al trabajo, sino toda una gama muy variada de derechos históricos y ancestrales, que están ligados a la lucha contra la subsunción, subordinación y opresión de un capitalismo destructivo y racionalista.
Es una especie de combinación de la lucha contra la subordinación económica y la dominación extra económica. Cuestión que debería ser aprovechada por el sindicalismo para ampliar su radio de acción en las luchas sociales. Esta variedad también muestra el dominio de la dispersión y la fragmentación en los Movimientos Sociales y Políticos de origen popular y de izquierda; fenómeno que ha sido estimulado por el modelo de acumulación dominante e individualizante; asunto que requiere resaltar el papel del Partido Político de los trabajadores, como fuerza organizadora, unificadora y orientadora de las luchas de masas.
Es así como es necesario hacer una presentación abierta de nuestra política, asunto de vital importancia, que no será posible si persiste la atomización del Partido e impida aglutinar la izquierda anti neoliberal, la izquierda anti sistémica y los sectores democráticos. Desde luego que lograr dicho aglutinamiento pasa por indagar sobre el ¿por qué? y el ¿para qué? Del Partido revolucionario en las luchas del proletariado.
La respuesta más importante, en torno a las preguntas planteadas, es que hay que volver a las bases sindicales y populares, con nuestra política de unidad y de clase. Pero esto requiere el crecimiento de la influencia de nuestro partido en el movimiento sindical. Que no se va lograr sin el fortalecimiento orgánico que se traduce en el cumplimiento de los principios leninistas de organización y en el crecimiento sustancial de la militancia; a partir de activar el funcionamiento celular.
Comenzar por la construcción de Partido en el movimiento sindical exige desplegar un trabajo amplio de organización de los trabajadores, de formación sindical y política de las bases, especialmente de nuestros dirigentes y activistas, colocando particular énfasis en la juventud trabajadora y las mujeres.
La célula, en el cumplimiento de esas actividades, deberá centrar su esfuerzo en la apropiación de la línea del partido y en su desarrollo para el frente de masas respectivo; deberá planificar su propio crecimiento y su relación con los trabajadores del sector, para debatir con ellos nuestra posición y ganarlos para el gran objetivo de la eliminación de la explotación. Eliminación, que en términos tácticos, debe ampliar la lucha de masas por las reivindicaciones concretas del pueblo.
Nos corresponde enfrentar unidos las políticas que quiere imponer la clase dominante y avanzar en los asuntos que constituyen necesidades vitales de la población: la mercantilización de la educación, de la salud y de los servicios públicos; la reforma política, la reforma pensional, la reforma laboral que se avecina y… claro, la reforma tributaria en marcha. Son elementos de la agenda actual y próxima del gobierno que requiere nuestra atención y oposición decidida.
Se debe prestar especial atención a la organización de los trabajadores tercerizados, grandes víctimas de la política neoliberal, para movilizarlos por la consigna del trabajo digno y estable, contra la dictadura de los especuladores.
5. ¿Qué hacer?
En Colombia hay un grupo importante de organizaciones afiliadas a la Federación Sindical Mundial, que pueden constituirse en el núcleo dinamizador de la reconstrucción orgánica, política e ideológica que necesita el movimiento sindical clasista, a condición de que actúen con una orientación amplia y unitaria, que en ningún momento riñe con la firmeza revolucionaria.
Recuperar los principios fundacionales de la Central Unitaria de Trabajadores y dotarla de una política y de una dirección que respondan a los  intereses de clase de los trabajadores y a los retos que nos impone la realidad histórica de nuestro país y del mundo. Esto requiere fortalecer la corriente clasista al interior de la CUT; en lo posible, haciéndola extensiva a las otras organizaciones del Movimiento Sindical. Para ello, hay que buscar reivindicaciones que unifiquen, tales como la lucha por un Estatuto del Trabajo con activa presencia sindical en su elaboración, la lucha contra las medidas neoliberales tomadas por el Gobierno que atentan contra los trabajadores y el pueblo, tales como la reforma tributaria, la reforma pensional, la reforma laboral por iniciarse; todas ellas y muchas más atentan contra el trabajo digno y fortalece, aún más, la ofensiva general contra los trabajadores.
Aumentar la capacidad de lucha del Movimiento Sindical requiere de una mayor preocupación por la Formación Sindical Clasista, para fortalecer la identidad y la pertenencia de clase, eleve la cosmovisión de los trabajadores y con esos dos aspectos, se estructure una conciencia política que lo lleve a buscar la militancia en el Partido Revolucionario.
Alcanzar tal estado implica una Dirigencia Sindical Comunista de Cara a las Bases Sindicales y Populares, desburocratizada y enfrentando ideológicamente las corrientes conciliadoras y oportunistas que afectan y tienen paralizada la lucha sindical. Es decir romper con el silencio, abrir la batalla ideológica y la reducción de la actividad de las direcciones sindicales a simples transacciones de puestos y cargos, sin ningún criterio político, favorable a la causa del sindicalismo, sino a partir del criterio de la cuota de la fuerza política representada; es decir clientelismo y repartija.
Desarrollar los aspectos señalados exige de una militancia de base y de dirección ejemplar y prestigiosa ante sus bases por su calidad en la defensa de los intereses de los trabajadores, por su ética proletaria y la calidad de sus resultados en los diferentes niveles de dirección. Se trata de una militancia de base y dirección del Movimiento Sindical que ayude eficazmente a superar el nivel de postración en el que sumió con la caída del socialismo soviético, la guerra sucia contra el movimiento sindical, las tendencias anti partido comunista de izquierda, centro y derecha y el oportunismo economicista al sindicalismo colombiano. En esa dirección, se hace necesario tener un órgano de difusión del pensamiento del Partido Comunista Colombiano al interior del Movimiento Sindical.
Igualmente, necesitamos unas estructuras y unas células vivas articuladas con las bases de las empresas o instituciones donde se trabaja; esto es células con trabajo organizado y planificado, dirigido a los trabajadores de las unidades económicas específicas, con planes de trabajo reales, que actúen con los principios organizativos leninistas y una formación ideológica y política permanente, que influya en las masas y el crecimiento del Partido.
7. Bibliografía y documentos
7.1. Los Comunistas en el Movimiento Sindical: Por la Paz, la Democracia y la Soberanía, Juntemos todas las Rebeldías. Departamento de Masas, diciembre 2012
Nelson Fajardo Marulanda*: Coordinador del Departamento Ideológico Nacional y Miembro Suplente del Comité Ejecutivo Central del PCC.
Bogotá, D.C., 31 de marzo de 2013.
Comentarios Sobre La Realidad en el Sindicalismo
Buenas noches, señor Franco, leí cuidadosamente el documento que me fue enviado a mi correo personal, el cual agradezco, pues para mí es grato saber sobre la política invisible que ejercen quienes consideran tienen un ideal que desarrollar, en una tertulia que pueda ser útil para propósitos de verdadera política, pero una política de cambio, que pueda conducir a una renovación social, a una sociedad nueva, actualmente es muy difícil tratar de convencer con el deseo de desarrollos de ideales políticos que no fueron abarcados con verdadero patriotismo desde su nacimiento, el movimiento sindical nació muriendo, porque su construcción se basó en criticar el sistema capitalista, como discurso para agrupar a la masa de trabajadores, pero su finalidad no era una lucha concentrada en la mejora de calidad de vida de los seres humanos, que no poseían ningún capital para sobrevivir, sino que su finalidad estaba fundada en crear una gran burocracia al servicio de unos pocos, que se consideraban sindicalistas, sin tener un verdadero conocimiento de su significado, dentro del mismo movimiento sindical, pues consideraban sindicalismo, pertenecer a una junta directiva, y luego ser lanzados como fieras a apropiarse de los aportes que pagaban los trabajadores, que creían, que verdaderamente se iba a luchar por un ideal colectivo, cuyo objeto sería alcanzar un nivel de vida más adecuado, que favoreciera tanto al trabajador afiliado como a su familia, pues el más humilde de los trabajadores sabía más de sindicalismo, que los que fungían como dirigentes sindicales, por ser participantes miembros de juntas directivas, no tenían ni la más remota idea de su papel que iban a desarrollar, solo le impulsaban dos cosas, buscar una posición social que le favoreciera a sí mismo y a su familia, aprovechando la calidad de dirigente y, lograr una jubilación como privilegio.
Señor Franco, le estoy contestando su mensaje, de la manera más simple, sin ninguna prevención, y le estoy hablando sin tener en cuenta escritos, ni cartillas, ni documentos escritos, de ninguna clase, le estoy hablando de lo que realmente siento que debo decir, sobre el planteamiento de su texto, sobre el sindicalismo, mi discurso es cierto, no plagio a nadie, es lo que yo creo, y lo digo por lo que pasa en la realidad, por lo que veo, por las denuncias, por los sucesos que a través de los noticieros salen a la luz pública, porque el periodismo, a pesar que está atrapado por las garras del capitalismo, la mayor parte de lo que dice es verdad.
Pues bien, la crisis del sindicalismo, es que siempre ha estado en crisis, por la corrupción sindical, por mentirosos, por la avaricia personal, por la vanidad personal, por el egoísmo, todo para mi, solo para mi, y siempre para mi, y ello, porque nació fue por una necesidad de las personas, cuya única fuente de ingresos es su trabajo personal, y siempre será así, un trabajo personal, y ¿a quién le trabaja? pues a quién necesite de alguien que le proporcione un momento de alivio para otra necesidad, entonces de necesidad en necesidad, se trabaja, siempre será así, cuando los trabajadores necesitaron organizarse para reclamar juntos mejores condiciones de vida, lo hicieron para sí mismos, el hecho que reclamaran agrupados, ello no quería decir, que era una reclamación colectiva, no era una reclamación colectiva, sino un reclamación para un grupito pequeño dentro de la gran inmensidad que significa una nación, pero si la organización de trabajadores hubiera sido dirigida por trabajadores honestos, que fueran impregnados de la ética moralista en su actuar, hubiera cambiado totalmente el significado de grupito, y se hubiera generado el incipiente desarrollo de una organización laboral colectiva, porque la honestidad y el culto a la ética, hubiera conducido a pensar en el significado de lo que sería desarrollar ideales, ideales políticos, cuyo desarrollo conduciría a volver progresista la palabra trabajadores, no proletarios, sino trabajadores, cuyos intereses se extenderían a toda una nación, y la fuerza de sus genes éticos irían construyendo el país dentro de una concepción de ser una nación generosa, justa, derrochadora de justicia social, y por antonomasia, derrochadora de bienestar para las familias de los trabajadores que a través de la labor personal construían una sociedad más justa, una sociedad que fuera ciertamente una casa para todos.
El sindicalismo corrompido por la ignorancia, pues se sentían orgullosos de resaltar los términos capitalistas, como proletarios, negociación colectiva, pues nada más la palabra proletarios, es una palabra despectiva que ofende, pues son frases del capitalismo salvaje para referirse a los trabajadores a su servicio, y lo más triste es saber que los mismo dirigentes del sindicalismo, hacen un culto de lo más arrastrado e indigno a los pies de los grandes capitales, buscando poder ver si se cae algo de la mesa de un capitalista para volcarse como fiera a recogerlo, eso se llama los derechos netamente personales, solo para sí mismos, no para nada colectivo verdaderamente, pues lo colectivo es todos, toda la nación de trabajadores, es decir, todos los trabajadores de la nación en una sola organización que fuera incorruptible, si una organización de trabajadores fuera incorruptible, sería la perfecta organización sindical, de donde emanaría los verdaderos ideales políticos, pensarían en lo colectivo de la nación, buscando alcanzar el poder, para arrebatárselo de las manos del capitalismo, ello si es un verdadero sindicalismo, se piensa en la equidad entre todos los trabajadores de una nación, en una sola organización, que desarrollen los valores más encomiados del poder político, compuesto por verdaderos políticos, donde la palabra politiquería fuera al bote de la basura, es decir, los trabajadores organizados en una sola organización dentro de un país, ello si se llama organización colectiva, porque abarca toda la nación, para alcanzar a través del poder político el mayor bienestar de las familias de quienes trabajan para ella.
La crisis del sindicalismo, fue la ignorancia política, pues ningún dirigente sindical, sabe de política, solo de politiquería, si alguien ha llegado lejos del sindicalismo, fue ANGELINO GARZÓN, LUCHO GARZÓN, pero poco a poco se entregaron a la oligarquía, ya hacen una gran apología hacia la derecha, hacia los grandes monopolios capitalistas, no hay una ética ni valores firmes, es el estadio mayor de la crisis del sindicalismo, y menos la tendencia comunista, porque Stalin, Lenin dejaron grandes ejemplos, como doctrina, solo crímenes, arbitrariedad, y nada de libertad, solo un ambiente sombrío de tristeza, y Marx también un fanático convencido que podría haber una sociedad sin Estado, es la escritura de la ignorancia, por ello para descubrir más sobre la verdad de la crisis del sindicalismo, hagamos una introspección personal, y pensemos y en voz alta digamos ¿qué significa mi docta ignorantia?
La derecha, la ultraderecha, son valores éticos, porque todos sus doctrinantes son fieles entre sí, son sinceros entre sí, son unidos entre sí, y no ocultan sus intenciones, lo manifiestan públicamente, a través de discursos, muy bien calculados, por supuesto, pero lo dicen. En cambio, El parecer político sindicalista, es desunión, intereses personales, corrupción, hacen culto a la mentira, atacan a sus mismos hermanos, a sus mismas organizaciones, se arrastran por un pedazo de pan, se enquistan como pueden en las juntas directivas, coartan la llegada de nuevos dirigentes a las juntas directivas principales, ejemplos es lo que hay, y en abundancia, etc.
Por ello, y por todo lo argumentado, los sindicatos tradicionales tienen que desaparecer, y crear una sola organización que agrupe a todos los trabajadores de un país, y todos tengan las mejores oportunidades de ser dirigentes, y demás, tengan como fin, alcanzar el poder político, para desarrollar ideales que vinculen el bienestar de la nación entera, que vincule la derrota de la corrupción, la politiquería, que le hagan culto a la justicia social, donde la niñez no tenga ni el más mínimo desamparo, y que por antonomasia exista una gran reverencia por la democracia, se respalde con prontitud todo partidario por sus ideas e inteligencia, pero todo enfocado al bienestar de la nación de trabajadores, donde la solidaridad sea la más encumbrada de las doctrinas, donde la comunidad regional de ciudadanos sea la protagonista de las asambleas de trabajadores.
Fraterno saludo - jorge enrique peña neira
Documento del PCC sobre Problemas del Movimiento Sindical
El peor mal que hoy tienen las Centrales obreras en Colombia es que la  mayoría de Ejecutivos, me atrevo a decir en un 98%, son "dirigentes sindicales"  burócratas, que solo les interesa aferrarse al poder, muchos  de ellos son pensionados o no son trabajadores en el sentido de la palabra, que han creado sindicatos de papel simplemente con la  intención de recibir el aval para seguir como directivos de las Centrales, otros al creado sindicatos rodeados de abúlicos que hacen lo que estos personajes Desean, Quieren, Ordenan, Limitan, el Como y  Qué , sean convertidos en Comités  de  aplausos Para el Mesias.  en el primer caso y en el segundo, todo dirigente (mujer u Hombre) que intente hacer cosas nuevas  y diferentes que ayuden al movimiento sindical, es sacado con mil artimañas y argucias, pero hay que cerrarle el camino, esa persona es un peligro para esa burocracia que quiere tener el poder a toda costa y por encima de todo y de todos, Un ejemplo el 4 de Diciembre de 2012, SINDISTRITALES, efectuó elecciones, el dirigente que maneja el sindicato a su antoje, dirigente  de los abúlicos violento y vulnero los estatutos del sindicato para sus intereses personales, no se dio informes financieros y sobretodo se vulnero el Derecho de expresión y del disenso de los pocos ( minoría)  de solicitar informes financieros y aclaración de la plata del sindicato, lo mismo que el respeto de los estatutos, pero fuimos arrasados. Eso es una nuestra de los que sucede en un 98 % del SINDICALISMO COLOMBIANO, sobretodo en la CUT. Por otro lado, mire como en estas elecciones de la CUT, se está realizando todo tipo de maniobras, para que ciertos "dirigentes" que no tienen sindicatos, se les avale sus posibles elecciones, avalando sindicatos de papel o de vendedores ambulantes, mientras a otros se les está colocando todo tipo de peros para no dejarlos participar, por ejemplo SINDESS. Todo esto es muy parecido a los Gobiernos Corruptos de Álvaro Uribe Vélez, que estos que se hacen llamar "dirigentes Sindicales" le criticaban. Saludos Compañero.     



[1]Departamento de Masas del PCC: Fotocopia, LOS COMUNISTAS EN EL MOVIMIENTO DE MASAS.

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