Nicanor
Restrepo, cabeza del Grupo Empresarial Antioqueño durante 20 años y gran
defensor de la negociación de La Habana.
Nicanor Restrepo Movilizó a parte de los Cacaos Paisas en beneficio de las actuales negociaciones |
Una de las improntas
del antiguo líder del Sindicato Antioqueño Nicanor Restrepo es que, en un mar
de incrédulos y en la casa del mayor opositor a las negociaciones de La Habana,
fue un ferviente defensor de la salida negociada al conflicto.
El hecho de que
Carlos Raúl Yepes, Presidente de Bancolombia y bastión financiero del Sindicato
Antioqueño, haya aceptado hace una semana ser parte de la Comisión Asesora de
Paz del Gobierno, muestra que lo que nadó Restrepo no fue en vano.
Tras bambalinas, sin
armar controversia y con poco protagonismo, este ingeniero de la Escuela de
Minas de Antioquia que fue casi 20 años Presidente de Suramericana y una de las
figuras claves de este grupo económico, logró convencer a parte del sector
privado paisa que hay que meterse la mano al dril y darle una oportunidad al
proyecto de negociación de paz de este Gobierno.
Restrepo movilizó a
parte de los cacaos paisas en beneficio de las actuales negociaciones, una
hazaña difícil en una región donde sigue dominando el discurso uribista de que
las Farc son unos terroristas que quieren seguir aprovechándose de la buena fe
de los colombianos.
La Paloma de los
Noventa
A mediados de los
años noventa, tanto Álvaro Uribe Vélez, como Gobernador de Antioquía, como
Nicanor Restrepo, como Presidente de Suramericana y cabeza del llamado
Sindicato Antioqueño (una muy poderosa agrupación de empresas antioqueñas, hoy
conocida como Grupo Empresarial Antioqueño -GEA- y que suman alrededor del 7
por ciento del PIB), creían en una salida negociada al conflicto.
El primero había
creado la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia, coordinada por Jaime
Jaramillo Panesso, y que reunió a personajes de la vida nacional como María
Jimena Duzán, Jaime Garzón y Sergio Fajardo.
Mientras tanto, el segundo,
ya había jugado un papel fundamental en el proceso de negociación de Belisario
Betancur con las Farc, el ELN, el M-19 y la Autodefensa Obrera, pues fue uno de
sus comisionados de paz.
Según cuenta Angelika
Rettberg, profesora de la Universidad de los Andes y experta en el rol de los
empresarios en las negociaciones de paz, Restrepo logró que Bavaria financiara
un teléfono rojo (una línea de comunicación directa en tiempos en los que no
había celulares ni internet, y que era sumamente costosa) entre la Casa de
Nariño y Casa Verde, el cuartel general de las Farc en La Macarena. Eso aceleró
el ritmo de las conversaciones.
En el proceso de El
Caguán, el Presidente de Suramericana no solo fue a la zona de distensión a
representar la visión del empresariado en los acuerdos, sino que movilizó
recursos y ayuda logística. Por ejemplo, consiguió los carros para llevar y
traer la gente del Gobierno que se movilizaba en El Caguán, le dijo a La Silla
Vacía una fuente que prefirió que no se mencionara su nombre.
“Él siempre estaba
tras bambalinas, buscando plata para financiar los acercamientos”, aseguró
Rettberg, para quien la idea de Restrepo de apoyar siempre la negociación no
tenía tintes políticos. “Era ante todo un humanista, un progresista” dice.
En todo caso, la vida
política de Restrepo está atada al ala más moderada y defensora de la
tolerancia política del Partido Conservador.
Fue amigo y aliado de
Belisario Betancur, quien de hecho lo nombró gobernador de Antioquia en 1983.
También tuvo muy buenas relaciones con varios miembros de la familia Ospina,
descendientes de los ex presidentes azules Mariano Ospina Rodríguez, Pedro Nel
Ospina y Mariano Ospina Pérez. Este último fue la cabeza del ala moderada del
conservatismo durante La Violencia cuando, como Presidente, alcanzó a tener un
gabinete bipartidista.
Además su tío abuelo
fue el ex presidente Carlos E. Restrepo, quien fue tan lejos en ese empeño que,
a partir del ala no radical del conservatismo, trató de crear un tercer
partido, el republicano, a principios del siglo XX.
Toldo Aparte
Nicanor Restrepo le
pidió a los conservadores en Antioquia que apoyaran la reelección de Santos y
la negociación en La Habana.
Nicanor Restrepo pidió a los
conservadores
en Antioquia que apoyaran la
reelección de
Santos y la negociación en La
Habana.
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Tras el fracaso de El
Caguán, las ideas de cómo lograr la paz de Restrepo y de Uribe se separaron para
siempre. Pese a que el GEA, con él como su cabeza, financió las dos campañas
presidenciales de Uribe (como lo había hecho antes con las del Senado y la de
la Gobernación), lo hizo porque el grupo apoyaba a todos los candidatos, no por
uribismo. Además, un sector de ese grupo empezó a apoyar políticos con un
discurso más moderado.
Juan Sebastián
Betancur, uno de los mejores amigos de Nicanor Restrepo y compañero de andanzas
en pro de la negociación, se convirtió en uno de los aliados claves del
fajardismo en las elecciones del 2003. Desde entonces el GEA siempre ha sido
cercano a Fajardo y sus aliados.
Eso no quiere decir
que hubiera una ruptura entre Uribe y Restrepo. “Él no era antiuribista, aunque
tampoco era uribista” le dijo a La Silla una persona que participó de lleno en
las campañas de Uribe.
“Restrepo dejó una
impronta en el GEA que aún hoy se mantiene: son institucionalistas. Por eso, y
porque aunque Nicanor no era cercano a Uribe otros líderes del GEA sí, nunca
hubo ruptura”, explica una fuente que conoce el GEA por dentro.
Aunque las relaciones
fueran cordiales, esa distancia entre la cabeza del principal grupo económico
antioqueño y el líder político más importante del departamento permitieron a
parte del sector privado paisa armar toldo aparte, e ir en contravía del
discurso dominante del uribismo.
Ese impulso se
mantuvo aún después de que Restrepo se retiró del GEA y la vida empresarial, en
2004, para irse a hacer una maestría y luego un doctorado de sociología en
París.
En cambio, los empresarios
más vinculados al agro, como los ganaderos o los bananeros de Urabá, sí se la
jugaron a fondo por el uribismo.
Por ejemplo, en el
registro de financiación de campaña de Uribe en el 2002 hay más de siete firmas
agroindustriales de Antioquia y bananeras de Urabá.
Para muchos está
división en el empresariado paisa también se debió a un conflicto de intereses
entre el campo y la ciudad. La coalición que apoyó a Uribe estaba compuesta
mayoritariamente por los intereses económicos de grandes terratenientes y
empresarios del campo, para quienes la presencia de guerrilla tenía efectos
económicos directos.
En cambio, el GEA
representaba a un sector industrial o de servicios, interesado en la
internacionalización de su portafolio y con pocos intereses en las zonas
rurales con más presencia de las Farc. Para ellos, el tono guerrerista de Uribe
y la mala reputación que le generó la parapolítica a su Gobierno, no eran
siempre convenientes.
Esta división en el
empresariado antioqueño fue creciendo paulatinamente y, según una persona muy
cercana a Uribe, llegó a su punto máximo hace poco, cuando Juan Sebastián
Betancur, a través de Proantioquia (el think tank empresarial de la región y
que tiene una influencia grande en las políticas públicas), se la jugó por el
proceso de La Habana, invitando a Santos a su asamblea en abril de 2013 y
mostrando el apoyo de los cacaos paisas al proceso.
De hecho, el mismo
Restrepo se pronunció a favor: “Sería equivocado no apoyar reelección de
Santos” dijo en una entrevista con El Tiempo en enero de 2014. "Era una
persona a la que le preguntaban muchas cosas (de la negociación) porque siempre
tenía buen criterio para ofrecer respuestas", dice una persona muy cercana
a las negociaciones de La Habana.
Eso, cuando el
uribismo estaba ya arrancando la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga,
fue una muestra evidente de la distancia entre Uribe y Restrepo.
Sin embargo, el mismo
ex presidente se despidió de él diciendo que era un hombre respetable en la
diferencia, una expresión que encaja perfectamente en la vida de alguien que se
dedicó a buscar la negociación. Por: LaSillaVacia.com – 03 – 16 - 2015
1 comentario:
Me sorprende que NO haya habido COMENTARIOS a esta importantísima noticia.
¿SERÁ QUE POR SER POLO CRÍTICO NADIE LO LEE? O ¿CUÁL SERÁ LA RAZÓN?
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