Cordial
Saludos Amigos, Simpatizantes y Militantes del Polo
Con esta
cuarta entrega terminamos de publicar el Documento que el señor José María Rodríguez González tuvo la
amabilidad de enviarnos y que nosotros publicamos con el animo de que nuestros
lectores cuenten con la mayor cantidad de elementos para examinar la actual
coyuntura sobre el Proceso de Paz que oportunamente ha abierto el Gobierno de
Santos, como varios de nuestros lectores nos han solicitado que les enviemos
algunos de los artículos, hemos decidido recordar cada uno de los artículos
enviados:
Primer
artículo: “Existe una diferencia enorme entre el secreto militar, necesario
en todas las acciones bélicas como en la actual guerra contra las FARC, y lo
que el público ve en la superficie. El problemático y negativo ex presidente
Álvaro Uribe conoce bien esta diferencia y explota este desconocimiento público
para su beneficio político personal; y esto es lo que esta síntesis va a
aclarar” José María Rodríguez González y que realizaremos en Cuatro
Entregas: primera entrega.
La idea de Uribe de Seguridad Nacional que
rebautiza como “Democrática” proviene de los años sesenta del siglo pasado y se
origina en la Doctrina
de la Seguridad
Nacional de los Estados Unidos que fue una de las
consecuencias de la Guerra
fría. Antes, a los problemas que se originaban en la protesta civil se los
llamaba, apropiadamente, de Orden Público....Ver artículo en: Inteligencia
Militar, Colombia: Álvaro Uribe, los Paramilitares, las FARC y Santos
Segundo
artículo: “Al
tener que abandonar el gobierno, a Uribe le era imposible seguir con su
despliegue escénico triunfalista sobre las FARC, y le quedaba ya imposible poder
continuar con otro engaño del que muy poco se habla. Colombia había quedado
bajo el control clandestino de los neoparamilitares ahora llamados
Bacrim en
60% de su territorio. Poder que quedó al descubierto con el paro armado de los
urabeños en enero del 2011, cuando se descubrió que el control de ambas costas
colombianas estaba en manos de los neoparamilitares, que en esas regiones del
norte de Colombia los neoparamilitares manejaban a los políticos a su antojo,
compraban a la policía, al ejército y a la justicia; que esa capacidad de
terror y control de la población es difícil de superar porque bajo cuerda, los
urabeños siempre fueron los aliados y protegidos de Uribe y su gobierno desde
el 2007. Los urabeños son solo la tercera parte del poder nacional del
neoparamilitarismo dejado por la Seguridad Democrática
de Uribe. Las Águilas Negras todavía siguen siendo las que predominan dentro
del legado neoparamilitar dejado por Uribe y las que hoy mantienen y prolongan
su política de limpieza social....Ver artículo en: II
Entrega: Inteligencia Militar, Colombia: Álvaro Uribe, los Paramilitares, las
FARC
Tercer
artículo: “Estar
al frente de una política, como le toca ahora a Santos, es diferente a seguir
una política como notoriamente lo hizo Santos durante el gobierno de Uribe.
Ahora, Santos ve que si falla es su completa responsabilidad. Si fallaba en la
época de Uribe era responsabilidad de Uribe, el entonces Comandante en jefe de
las Fuerzas Militares de Colombia.
Como responsable del conflicto armado, Santos puede ver
ahora que las prioridades estratégicas de Uribe de exterminar la población
civil que potencialmente pueda apoyar a las FARC es una política criminal
encubierta de Estado y de lesa humanidad que viola la Convención de Ginebra,
el Derecho Internacional Humanitario y pone a Colombia en el despreciable grupo
de los países bárbaros. Pero además acentúa la desigualdad en Colombia, aumenta
el desplazamiento interno, incrementa el desempleo, y paralelamente aumenta el
presupuesto militar en detrimento de inversiones en el futuro desarrollo de
Colombia como lo son educación, investigación científica y tecnológica,
inversión de capital nacional y salud. Y como si esto fuera poco le garantiza a
las FARC su renovación constante a través del reclutamiento continuo,
consecuencia del dolor y la consiguiente venganza armada por la muerte de
familiares a manos de paramilitares, neoparamilitares y militares” Ver artículo en: III
Entrega: Estrategia Militar de Santos Dejarles una sola salida a las FARC: La
Paz
Finalmente,
en esta cuarta entrega encontraremos el Glosario del documento, ver abajo:
Carlos A. Ruiz O.
Director Polo Crítico, Miembro Dirección Polo Antioquia
Glosario
*Insurgencia es el alzamiento en armas contra el Estado,
sin importar el tipo de estado que sea, dictatorial, democrático, monárquico,
simplemente si es un estado, el levantamiento en armas contra ese estado es
insurgencia.
Cualquier acción y recurso contra el estado así sea crimen
como narcotráfico o secuestro, saboteo y terrorismo son todos crímenes
políticos porque obedecen al objetivo de toda organización subversiva que es
siempre la destrucción del estado, el cambio y la toma del poder. Y la sola
toma del poder no es nada más que política pura.
Si la organización no busca la toma del poder ni tiene un
partido que la dirija ni afecta la política del estado, entonces no es una
organización subversiva sino que sería exclusivamente una organización
criminal como lo fue las AUC cuyo máximo objetivo fue usar el poder pero no
cambiarlo y sus acciones no estaban dirigidas por ningún partido.
La insurgencia tiene diferentes formas como son: unidades
terroristas, de guerrilla o ejército. Ninguna de estas formas cambia su
carácter insurgente ni su carácter político.
El crimen es una trasgresión de la ley y de los derechos
de los demás a la propiedad, la vida, raza, género, o creencias.
El crimen es un arma fundamental en la insurgencia porque
destruye el orden establecido por la ley, lo transgrede y lo vuelve
vulnerable para ser transgredido por otros. Por esta razón el crimen es el
arma política más importante de los grupos alzados en armas.
Robar un banco por una banda criminal corriente lleva el
dinero generalmente a cantinas, prostíbulos y lujos. El robo de un banco por
una organización armada que obedece a objetivos políticos termina en
logística, armamento, propaganda y financiamiento de acciones subversivas. En
el robo criminal ordinario hay un atentado a la economía, pérdida recuperable
por seguros, pero en el robo subversivo hay un atentado a la economía que
pasa a segundo plano ante la multiplicidad de recursos subversivos contra el
Estado. Ese robo en sí es una amenaza directa al Estado.
Por eso, decir que los subversivos son criminales solo
encubre a los subversivos. De la misma manera que ejecutar individuos que no
son de las FARC y hacerlos pasar por las FARC solo protege a los verdaderos
militantes de las FARC. Si las FARC emboscaran policías que no son policías
en nada afectarían al cuerpo policial. Decir que las FARC son criminales es
una ingenua manera de tapar su amenaza y sus ataques al Estado colombiano.
La paz es la reconciliación y convivencia como resultados
de que ambas partes logran la resolución de un conflicto armado.
La paz se acuerda entre enemigos.
Entre amigos no se bombardean ni se destruyen, entre
enemigos si.
Cuando se abusa de la amistad y se cometen desmanes se la
viola y, como cuando se viola la ley, se impone el castigo.
Cuando los enemigos acuerdan la paz se impone el perdón.
En los conflictos armados unos tuvieron que pagar un
precio alto por la paz y otros fueron pagados para conseguirla, pero eso es
justo porque la paz es para todos por igual, no importa cuánto trabajaron o
no por ella, lo que importa es que todos la pueden mantener y gozar.
Un militar se compromete a dar su vida por la patria y esa
debe ser su mayor satisfacción y compensación más importante que cualquier
salario.
Un guerrillero nunca se comprometió a dar su vida por la
patria, si deja sus armas y se acoge a la ley su satisfacción debe ser el
respeto, la colaboración y la admiración de todos como premio a su decisión,
lo que es justo.
Las parábolas de los hijos diferentes, los jornaleros y la
del hijo pródigo ayudan a entenderlo desde el punto de vista cristiano.
La paz es un asunto de gracia y perdón donde con justicia
se borran las deudas.
Terrorismo es la acción de afectar las decisiones de la
gente a través de la intimidación violenta. El terrorismo puede ser privado,
subversivo o estatal.
En general el terrorismo se ejecuta con ataques a civiles
al tiempo que se atacan cosas o símbolos del poder enemigo.
Si un grupo armado, cualquiera que sea, pone bombas en los
puestos de votación, eso es terrorismo porque afecta la decisión de la gente
de ir a votar o no, por un medio violento.
Si se derriban dos edificios símbolo del poder de una
nación, como las torres gemelas de Nueva York, eso inmediatamente obliga a
cambiar la decisión sobre la seguridad de todo un país. Desde ese momento
nadie puede sentirse seguro. El terror es tal que puede llegar a crear miedo
a los aviones que vuelan sobre las ciudades, a los edificios altos sin una
fácil salida de emergencia, a toda persona islamista, a todo enemigo de los
Estados Unidos, etc. El terror producido por la demolición violenta de las
torres gemelas obligó al gobierno a cambiar posiciones sobre inmigración,
diplomacia y lo llevó hasta la declaración de guerra.
Aquí no hay que confundir cambio de políticas y decisiones
a nivel gubernamental y social con medidas de seguridad contra el terrorismo
o cualquier otra amenaza.
Las medidas de seguridad como requisas selectivas en el
transporte público o la identificación para entrar a los edificios, son
corrientes y se caracterizan por una constante actualización y por ser
preventivas. Que la gente tenga que quitarse los zapatos para su inspección
en los aeropuertos no es producto de ningún acto terrorista en el que haya
existido una sola víctima. Fue un fallido intento de un posible acto
terrorista el que señaló que los zapatos podrían ser transporte potencial de
explosivos o componentes de explosivos y por prevención se adoptó su
inspección. Eso es una medida de seguridad.
El principal objetivo del terrorismo es demostrar que lo
que parece más seguro no lo es. Al romper la sensación de seguridad
obviamente queda el vacío de la inseguridad. La seguridad de que ir a votar
no tiene peligro alguno o de que Nueva York no puede ser atacada, son las
seguridades que el terrorismo busca romper. Darle fuerza y apoyar al
terrorismo es exagerar el daño hecho, asegurarse de que el miedo cunda y
extender ese miedo al mayor número de personas posible. La falta de
conocimiento del terrorismo es lo que hace que mucha gente ingenuamente ayude
al éxito del terrorismo sin darse cuenta.
El antídoto del terrorismo es la seguridad y ésta debe ser
tarea de los servicios de inteligencia, contrainsurgencia y seguridad, nunca
una política a nivel de Estado.
Si la seguridad se vuelve la política de un gobierno
entonces valida las acciones terroristas como enemigas de la nación, las
reconoce como acciones intimidantes contra la sociedad y el Estado y equipara
equivocadamente esas acciones a un invisible ejército enemigo, que de ahora
en adelante llamará “terrorismo”. Hablar de seguridad se vuelve entonces una
forma explícita e implícita de reconocer que el “terrorismo” es una amenaza
constante, presente y real para la población. Si ese terrorismo es producto
de las acciones de una organización política armada, la política de seguridad
trae consecuencias aún más graves porque reconoce las acciones terroristas
como las más temibles de la organización armada y al hacerlo reconoce la
capacidad subversiva y beligerante que la organización política armada
buscaba establecer ante la población.
Es inevitable que desde ese mismo momento lo que queda en
tela de juicio es el poder del Estado, la fortaleza o debilidad del gobierno
frente al “terrorismo” y no frente a la organización política armada. Así, lo
que en realidad son solo unas acciones de la organización política armada, que
el gobierno categorizó como del enemigo “terrorista” se transforman en el
reconocimiento de la organización política armada como la fuerza beligerante
más temida por el Estado. Ahora, todo lo que la organización política armada
necesita hacer es resistir y con solo resistir siempre demostrará la
debilidad o el proceso de debilitamiento del Estado. Ambos resultados juegan
en su favor porque lo que ha quedado y lo que queda en cuestión es el poder
del Estado debido a su política de seguridad de la que depende toda la
sociedad, y no la organización política armada que ahora se beneficia del
hecho de que la población misma demuestre la debilidad del Estado.
Para quitarle toda efectividad a las acciones terroristas
estas deben prevenirse con sencillas pero eficaces medidas de seguridad. La
neutralización de la actividad de la organización política armada es lo único
que demuestra la superioridad y el poder del Estado. Y es lo único que
realmente devuelve la seguridad a la población..
Una forma importante de conocer qué es terrorismo es
comenzar por aprender todo lo que no es terrorismo.
Si un grupo armado, cualquiera que sea, roba un banco,
hace un retén ilegal, estafa, explota una planta eléctrica o secuestra eso no
es terrorismo porque ningún factor decisorio pudo ser afectado por esa
violencia.
Un secuestro es una transacción extorsiva que puede ser
económica o política pero no cambia ninguna decisión de la gente. Así haya
millones de secuestros eso nunca va a cambiar u obligar a que la gente decida
que la libertad personal deba acabarse o no. Por el contrario, cada secuestro
aumenta la unión de la gente pidiendo por el respeto incondicional de la
libertad individual. Es un delito de lesa humanidad porque nadie tiene
derecho a decidir sobre la libertad de nadie, excepto la rama judicial.
Que haya personas que se aterroricen por el secuestro como
las hay que se aterroricen por millones de cosas más, eso no las vuelve
acciones terroristas.
En la guerra se acostumbra que unos ejércitos embosquen a
los otros, pero eso en ningún momento es terrorismo, es simplemente uno de
los avatares de la guerra y una de sus técnicas.
En toda guerra siempre hay daños colaterales, las bombas
matan más inocentes porque están desprevenidos y desprotegidos; y menos
objetivos militares porque estos andan alerta y muy bien resguardados. Los
niños y las mujeres son generalmente los colaterales más afectados. Las bajas
civiles se califican como colaterales siguiendo el patrón que
internacionalmente han establecido los Estados Unidos y
En conflictos racistas, tribales, sectarios y religiosos
los objetivos son siempre civiles porque buscan disminuir el número de
creyentes del bando o ejército contrario, pero en conflictos de poder la
gente de toda clase juega un papel muy importante de apoyo, y el ataque se
concentra en la propiedad de los más poderosos, las fuerzas armadas
defensoras del Estado y en la destrucción del funcionamiento normal de
servicios e infraestructura. En Colombia los paramilitares hacen una guerra
sectaria por eso sus víctimas son fundamentalmente civiles. Los otros grupos
armados hacen una guerra subversiva y tanto el Estado, las fuerzas militares
y policiales como la propiedad agraria e industrial son sus víctimas
principales.
El terrorismo siempre es político sencillamente porque
afecta las decisiones de la gente. Que ese efecto político se logre por
medios violentos es a lo que precisamente se ha llamado terrorismo. Si el
terrorismo no afectara las decisiones de la gente no sería político y sus
ataques serían equivalentes a una catástrofe natural o al aislado incendio
criminal de una casa o un edificio en el que pueden morir muchas familias
Si un edificio se incendia a causa de una falla eléctrica,
esa causa no es política. Si lo es a causa de un descuido o la intención de
un individuo o individuos contra el dueño del edificio tampoco es político
así en ambos casos los destrozos sean enormes y las víctimas decenas. Pero en
el instante en que un grupo político organizado reclame su autoría o sea
acusado de causar el incendio, cualquier causa del incendio pasa
inmediatamente a un segundo plano y la organización política armada pasa a
ser la causa primera y única de ese incendio y su acción una acción política
de carácter terrorista. Los destrozos así sean mínimos y las víctimas así sea
una sola se convierte en un ataque y como tal un acto terrorista
correspondiente a una determinada política de la organización política armada
y logra un despliegue nacional e internacional porque son atentados contra la
población y el Estado.
La organización política armada sabe que el presidente,
los ministros y el gobierno en general pondrán ese acto en primera plana para
el conocimiento público porque es imposible que se ignore un acto que atenta
contra la población a cargo del Estado, pues, políticamente eso es lo que
significa el acto terrorista. La sola manifestación del gobierno es en sí un
efecto político y la denuncia de la política del grupo político organizado es
un efecto político agregado. Toda esta reacción política que deja presente la
capacidad de amenaza, beligerancia y subversión era la que buscaba la
organización política armada con ese acto.
A un grupo lo pueden llamar terrorista aunque sus acciones
terroristas sean mínimas como a un congresista lo pueden llamar Padre de
Narcoterroristas. Los paramilitares son narcotraficantes
por naturaleza, provienen del temprano patrocinio del gobierno a civiles y
cuadrillas de sicarios que le abrió las puertas a los narcos para que
camuflaran, extendieran y desarrollaran sus actividades criminales con la
protección legal de un pretendido auxilio al Estado.
El narcotráfico existe en los orígenes del paramilitarismo
y se ha desarrollado con él. La limpieza social es una actividad
exclusivamente terrorista. Por cumplir estas dos condiciones plenamente los
paramilitares responden con precisión al término narcoterroristas.
Solo en mentes desviadas cabe la limpieza social o
exterminio de población civil.
Solo en mentes criminales cabe creer que el crimen tiene
una utilidad social y se le ocurre encargársela a los paramilitares.
Para salvar de culpa al Estado que por decreto creó,
entrenó y armó al paramilitarismo se dice que las FARC crearon a los paramilitares.
Eso es tan absurdo como decir que los ladrones crearon
Esta clara manipulación de Uribe para que su familia haga
lo que él quiere y nunca quedar él inculpado es la misma que con pericia ha
empleado con su selecto y estrecho círculo de colaboradores que siendo
convictos o no, los mantiene callados bajo el esquema de lealtad que les
recuerda y refuerza con los desesperados obstáculos que ha presentado
públicamente para que no confiesen sus crímenes.
Uribe incluso ha llegado a sugerir todo tipo de evasiones
de la justicia hasta el extremo del asilo.
José María Rodríguez
González
19 de julio de 2012
Síntesis revisada y
mejorada
|
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