Echavarría tiene la oportunidad de hablar sobre los
bananeros León Valencia. Foto: Guillermo Torres
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Echavarría
tiene la oportunidad de hablar de su papel y el de los bananeros y ganaderos en
Urabá en la época de los Castaño al acogerse a la justicia especial para la
paz.
El
8 de junio de 2014 Las2orillas publicó un expediente de la Unidad de Justicia y
Paz de la Fiscalía en el que aparecía el nombre de Nicolás Echavarría Mesa,
gerente de la campaña de Óscar Iván Zuluaga, acusado de entregarles dineros a
los paramilitares en los tiempos en que había sido presidente de Banafrut, un
conglomerado de empresas bananeras de la región de Urabá. No era el único.
Los
señalados sumaban 226. Tampoco había una investigación formal. Solo era una
denuncia de Raúl Hasbún, alias Pedro Bonito, empresario de la zona que se había
vinculado a la estructura de los paramilitares.
Nicolás
Echavarría le solicitó a María Elvira Bonilla, directora del portal, una
reunión para hacer unas aclaraciones de la información. Estábamos ya a mediados
de junio. Asistí a la reunión por invitación de María Elvira y después de oír a
Echavarría sobre el caso de Urabá le dijimos que nos parecía totalmente
pertinente y justo que publicara su versión en Las2orillas. Es una persona muy
amable y a renglón seguido nos pusimos a conversar del final de la campaña, del
momento dramático que estábamos viviendo por la enorme incertidumbre sobre el
ganador.
Nos
habló de las diferencias entre lo que decía y orientaba el asesor Duda Mendonça
y lo que pensaba y mandaba el expresidente Uribe. Duda, basado en sofisticados
estudios de opinión, le aconsejaba a Zuluaga que se corriera hacia el centro y
asumiera un tono más conciliador al final de la campaña, que la primera vuelta
había sido el momento para afianzar el voto de la derecha, pero en la segunda
vuelta era necesario atraer el voto no uribista.
En
cambio Uribe señalaba que era necesario arreciar el ataque contra Santos,
enfatizar su condición de traidor a la seguridad democrática, elevar las
críticas a las negociaciones de paz,
polarizar el debate político. Nos dijo que la tensión entre Uribe y
Zuluaga estaba creciendo porque Zuluaga tendía a ver más razonables los
argumentos de Duda Mendonça.
Después
de dos años y ocho meses los dos temas de aquella conversación volvieron. En la
primera semana de febrero, en una extraña coincidencia, la Dirección de
Fiscalía Nacional Especializada en Justicia Transicional declaró como crimen de
lesa humanidad la financiación de los bananeros de Urabá a los paramilitares; y
en Brasil, Duda Mendonça confesó que había recibido de la firma Odebrecht 3
millones de dólares como parte del pago por la asesoría que prestó a la campaña
presidencial de Óscar Iván Zuluaga, abriendo así un debate y una confrontación
en el interior del uribismo.
La
resolución de la Fiscalía es contundente, drástica, con un alcance insospechado
sobre el posconflicto que empezamos a transitar. Dice: “Los bananeros de la
época, al parecer, aportaron para el sostenimiento paramilitar una gran suma de
dinero que terminó llegando a manos de los grupos ilegales a través de las
denominadas Convivir cuando estas eran legales, y posteriormente de
cooperativas de seguridad”.
Vincula
la financiación con graves hechos que le dan la connotación inapelable de
concierto para delinquir. Destaca lo “sucedido el día 7 de noviembre de 2001, cuando en la terminal de
carga del puerto de Urabá y de propiedad de una comercializadora frutícola
(Banadex), se descargaron y almacenaron por el término de cuatro días, 3.400
fusiles AK-47, además de cuatro millones de cartuchos 7.65, cargamento de armas
y municiones que venía desde Nicaragua a bordo del barco Otterloo de bandera
panameña”.
Ahora
se sabe por la enorme documentación del Centro de Memoria Histórica y por las
investigaciones de la parapolítica que fue en los años 2001, 2002 y 2003 cuando
se produjo la gran expansión de los paramilitares, la más aterradora escalada
de masacres, la formación de una enorme bancada parlamentaria afín a las
Autodefensas Unidas de Colombia y la devastadora captura del poder local a lo
largo y ancho del país. Esa financiación desde Urabá, esos fusiles y esas
municiones fueron el ingrediente letal de estas operaciones.
Las
tensiones entre Zuluaga y Uribe por cuenta de la asesoría de Duda Mendonça
tuvieron también un interesante desenlace. Uribe se desmarcó de Zuluaga cuando
trascendió que buena parte de los honorarios de Mendonça los había pagado la
firma Odebrecht, pidió que la investigación llegara hasta el fondo, dejó
literalmente solo a Zuluaga. Quizás Uribe respiraba por la herida abierta de
aquella discrepancia de 2014.
Nicolás
Echavarría podría ser el hombre clave para aclarar estos dos
acontecimientos transcendentales para la
vida del país. En la conversación de 2014 pude ver que es una persona
inteligente, audaz y frentera. Ahora tiene la gran oportunidad de hablar de su
papel y el de todos los bananeros y ganaderos en Urabá en la época de los
Castaño, al acogerse a la justicia especial para la paz que le dará el
beneficio de no ir a la cárcel si actúa con verdad y contribuye a la no
repetición de estos hechos.
También
puede contribuir a esclarecer qué papel cumplieron el candidato Zuluaga, su
hijo David y el senador Iván Duque en el pacto con la firma Odebrecht para
contratar al asesor Duda Mendonça, dado que oficiaba como gerente de la campaña
y fue, seguramente, un testigo excepcional de estas transacciones. - Por León Valencia –
Semana.com – 18 – 02 - 2017
Comcrear Óriente: Organo de Expresión del Movimiento Cívico
“Ramón Emilio Arcila”
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