Alvaro
Villegas Moreno,
El Hombre que
Construyó
|
Álvaro
Villegas Moreno pertenece a lo que llaman en Medellín “El Establo”, donde viven
las vacas sagradas. Conservador, fue gobernador de Antioquia dos veces -antes
de que hubiera elección popular de alcaldes y gobernadores-, una vez con Julio
César Turbay y la otra con Belisario Betancur (BB) de quien, además, fue su
mano derecha durante la campaña presidencial. Fue también concejal, Secretario
de Hacienda y de Obras, alcalde de Medellín, senador, y presidente del Senado,
representante de Colombia ante la
ONU. Su hoja de vida muestra que empezó con obras públicas
para diversificarse después a la construcción privada. Por esta razón hoy
afronta su momento más difícil: fundó la empresa constructora que hizo el
edificio Space, el mismo cuya torre seis se derrumbó como un castillo de
naipes.
Las
fuentes consultadas aseguran, sin
embargo, que en los últimos meses él se
había marginado de la compañía y sus hijos fueron quienes asumieron la
dirección.
Por eso,
ante el anuncio de la
Fiscalía de iniciar formalmente una investigación para
establecer los presuntos responsables del desplome de la construcción, no se ha
informado si se le llamará a él o a sus herederos. Según el fiscal general las
indagaciones apuntan a que los responsables responsan penalmente por los
delitos de homicidio y lesiones personales,
La
situación, sin embargo, lo ha golpeado inmensamente. Todo un drama en un hombre
que hasta ahora era un referente en Antioquia y quien tiene una interesantísima
biografía llena de episodios que marcaron incluso la historia nacional. El
cuento más notorio es el siguiente: cuando Belisario Betancur llegó a la Presidencia y nombró a
Villegas Moreno gobernador de Antioquia, este
le consultó al Presidente a quien nombraba de alcalde de Medellín. La
respuesta de Betancur fue: “al que usted quiera”. Villegas llamó entonces a un
joven político liberal que ya había sido director de la Aeronáutica Civil ,
llamado Álvaro Uribe Vélez, que en ese entonces tenía 30 años.
Tres meses
llevaba en el cargo Álvaro Uribe, cuando Alfonso Ospina, otro paisa que se
desempeñaba como Secretario General de la Presidencia (Ospina
fue posteriormente secuestrado y asesinado por los Castaño) llamó de urgencia a
Bogotá al gobernador Villegas. Resulta que Betancur había escuchado la versión
de que Fabio Echeverri Correa andaba diciendo en Medellín que Uribe Vélez tenía
presuntos nexos con el narcotráfico por su amistad con la familia Ochoa. La
orden de Betancur era salir inmediatamente del Alcalde.
Este relato
surgió a raíz del lanzamiento del libro “Secretos de un Líder”, en febrero de
este año, una biografía de Álvaro Villegas Moreno escrita por el periodista
Germán Jiménez Morales, con la colaboración de Daniel Villegas Díaz. María
Jimena Duzán retomó el tema en una columna de Semana y participó en una edición
matinal de Blu Radio en febrero, durante la cual Néstor Morales trató
infructuosamente de comunicarse con el expresidente y con Fabio Echeverri para
que aclararan la versión.
Ninguno
quiso pasar al teléfono. Cabe anotar que Echeverri Correa fue el jefe de la
primera campaña uribista, asesor presidencial y hoy participa activamente en el
Uribe Centro Democrático.
Según un
artículo de Semana del 17 de enero de
1983, las cosas no ocurrieron exactamente así. Cuando Villegas llegó a la
gobernación, había resistencias entre otros líderes conservadores como Ignacio
Vélez Escobar, J. Emilio Valderrama y Guillermo Vélez Urreta por la repartición
burocrática que no les favorecía. Los líderes conservadores lograron la
renuncia del Contralor nombrado por Villegas. No contentos con ello, dice
Semana, “aprovecharon la oportunidad para exigir un replanteamiento burocrático
dentro de la administración, alegando que las fuerzas estaban inequitativamente
inclinadas a favor del grupo del gobernador. Los senadores liberales William
Jaramillo y Federico Estrada Vélez hicieron entonces unos reparos y
manifestaron que también aspiraban a ajustes burocráticos a su favor. La
crisis, inicialmente circunscrita al ámbito departamental, se extendió al
municipio de Medellín”.
Los cacaos
liberales consideraban a los secretarios nombrados por Uribe Vélez poco
representativos del partido. Uno de ellos era el Secretario de Hacienda, José
Roberto Arango, quien con el tiempo se convertiría en un influyente hombre de
negocios reconocido nacionalmente.
Dice Semana
que como parte de la movida, se le pidió a Uribe la renuncia en forma
protocolaria, con la promesa de que sería confirmado horas después de
presentarla. Pero, para desconcierto de
Villegas Moreno, este no renunció.
Según Semana
el impasse pasó a mayores y tuvo que intervenir Alfonso Ospina. A través de él,
Betancur le aconsejó a Uribe que se reuniera con Villegas y le presentara la
renuncia. Uribe lo hizo pero no renunció tampoco. En el tire y afloje,
finalmente, Uribe presentó su renuncia irrevocable. Adujo que no admitía
imposiciones y que no le estaban informando qué movimientos se pensaba hacer.
El hoy expresidente quedó muy bien ante la opinión pública, mientras que Villegas
Moreno fue tachado de politiquero. Con el tiempo, Uribe Vélez le agradeció
porque, a pesar del impasse, fue quien lo puso de manera definitiva en el mundo
de la política.
Por eso,
Uribe fue el prologuista del libro y orador principal en la ceremonia de
lanzamiento de la obra. El otro prologuista fue Jesús Vallejo que también se
echó su discurso. Pero el invitado más sonoro durante el lanzamiento no fue,
curiosamente, Uribe, sino Alejandro Ordoñez, Procurador General de la Nación. Fue en ese
escenario donde Ordoñez lanzó su primera andanada contra el proceso de paz. El
auditorio lo ovacionó de pie en doce oportunidades.
La historia
de la Alcaldía
de Uribe no es el único episodio que narra el libro. Villegas Moreno era nada
más y nada menos que presidente del Senado durante la toma del Palacio de
Justicia por el M-19 y relata las terribles vivencias de ese episodio.
El resto del
libro habla de los 30 años del “Villeguismo” al servicio de la comunidad; como
hombre de familia y el último capítulo “relaciona su legado para Antioquia”
como dijo El Colombiano el 13 de este año, a raíz del lanzamiento del libro.
En cuanto al
aspecto personal, la vida de Villegas también tiene otras facetas muy
dolorosas. Está casado con Beatriz Mesa con quien tuvo cuatro hijos. Eran la
razón de la existencia de esta pareja pero tristemente los dos mayores, Álvaro
José y Andrés fallecieron muy jóvenes en un accidente de aviación. Los menores,
Pablo y Mauricio, trabajan en las empresas de la familia.
Álvaro
Villegas Moreno era presidente de la Sociedad Antioqueña
de Ingenieros SAI, a la cual renunció a raíz de la tragedia. Dicen que el dolor
lo está acabando y ahora tiene que enfrentar él o sus familiares el llamado de
la justicia. Esta es la historia poco conocida del terrible drama que por estos
días vive Medellín. - Por Fanny Kertzman, especial Semana.com -
Nación -17 – 10 - 2013
1 comentario:
Se constató, con la caída de la torre 6 y la fractura de la 5 del Conjunto Residencial SPACE el pasado sábado 12 de Octubre, cómo la construcción de vivienda de cualquier rango, fue entregada a habilidosos constructores que desarrollan una frenética actividad de la mano de irresponsables curadores, sin que el Estado pueda hacer nada. En una carrera furibunda por construir centenas y centenas de torres residenciales en el ya congestionado barrio El Poblado, los constructores privados no repararen en obtener el mayor volumen de ganancia a costa de la calidad y seguridad de las obras. De ello no se escapa ni la construcción privada ni la contratación pública.
Es tan vertiginosa la actividad constructora desde hace 10 años que las curadurías no tienen tiempo ni personal ni les interesa revisar bien los proyectos que les presentan febriles edificadoras como Lérida CDO, propiedad de la familia del ex-gobernador de Antioquia, Álvaro Villegas Moreno (Nota: En 1980 solo ejerció 18 meses la Gobernación de Antioquia, ya que la Procuraduría General de la Nación le pidió la renuncia por la investigación que abrió en su contra por “especulación en la compra venta de terrenos”, ya que valido de su investidura, su empresa constructora INGENIOBRAS adquirió un lote de 201.000 mts 2 en Niquía, Bello, el cual a los 50 días exactos entregó al ICT para cofinanciar las 1.948 casas bifamilaires que se edificaron de 1981 a 1984, con un incremento desmesurado del 2.000 %. (Fuente: Boletines Comité Cívico de las Bifamiliares de Niquía, 1984).
Las lágrimas de cocodrilo de la alcaldía no se hicieron esperar, cuando lo cierto es que por su propia culpa la actividad constructora pasó por completo a la “mano invisible del mercado”, que manipula un reducido y selecto grupo de magnates del cemento, el ladrillo y las finanzas, encabezado por ex-funcionarios públicos al lado de indolentes curadores urbanos que lo único que hacen es aprobar a la lata más metros cuadrados para obtener mayores expensas (o pagos). En promedio cada mes se otorgan 500 licencias de construcción (ADN, Octubre 16 del 2013). A la Alcaldía ni al Concejo Municipal le interesó nunca controlar de verdad esta actividad, pues con una actitud eminentemente alcabalera solo se preocuparon por obtener acrecidas tarifas de impuesto predial e industria y comercio que injustamente deciden en detrimento de millares de contribuyentes.
¿Fallaron los suelos, las estructuras, la calidad del cemento, las varillas, la soldadura, se burlaron estudios y requisitos? ¿La picardía es culposa o dolosa, de parte de la constructora, sus subcontratistas, los trabajadores, del curador, de la administración pública? En algunos foros sobre vivienda, en los últimos 7 años, se han desatado discusiones y prevenido sobre la desaforada edificación en las laderas tan inestables que tiene Medellín empleando la famosa moda de la mampostería estructural (malla electrosoldada) en alturas superiores a 20 pisos que imperó en la planicie del centro de la ciudad en la alcaldía de Fajardo (y todavía hoy en Pajarito y en la Comuna 15 y 16). Al parecer, ni esto ni las normas de sismorresistencia aconsejables para el Valle Aburrá se han tenido en cuenta y por el contrario el POT ha sido modificado a favor de una plutocracia constructora insaciable, aupada por la SAI y otros gremios, que no deja “lote sin cabeza”. Nos atrevemos a decir que un mediano temblor de tierra puede causar una tragedia mayúscula que puede afectar no ya solo a los apartamentos populares sino también los de alto costo. Cabría preguntarse también, si el Municipio y el Concejo han hecho algo por evitar que grandes lotes de las laderas de Medellín sean monopolizados por altos ejecutivos con asiento en los gremios beneficiarios de la especulación de los suelos y del derecho a la vivienda de los antioqueños.
TOMADO DE BOLETIN NO 29 JUNTA CIVICA EL PINAR (FUENTE CLARA-ROBLEDO). OCTUBRE 2013
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