Ramón
Emilio Arcila |
La
resistencia civil perdura y revive en diversas y numerosas formas organizativas
de las víctimas del conflicto social y armado. Una de tantas, el Movimiento
Cívico Ramón Emilio Arcila, en cabeza de Carlos Ruiz, sobreviviente de esa
época, lidera por estos días un reencuentro de líderes y amigos en Marinilla,
para elaborar, conjuntamente, con otras organizaciones de jóvenes y mujeres del
Oriente, una memoria histórica de los hechos e iniciar una nueva lucha en favor
de las víctimas.
Tierra bendecida por la naturaleza, pero
maldecida por la codicia humana. El Oriente Antioqueño es una de las nueve
subregiones en que se divide el departamento de Antioquia, cuenta con una
extensión territorial de 7.021 kms², 55 kms² de área urbana y 6.966 kms²
rurales. Del área total, el 22.85% corresponde a pisos térmicos cálidos, el
34.8% a pisos medios, el 40% a pisos fríos y el 2.35% a páramos. Comprende 23
municipios y una población actual aproximada de 570.000 habitantes.
Producto del abandono del Estado, de
megaproyectos como hidroeléctricas, la autopista Medellín-Bogotá, y el
aeropuerto internacional José María Córdova y de su manejo excluyente, emerge
un movimiento de resistencia civil que se llamó Movimiento Cívico del Oriente
Antioqueño (MCOA). Movilización que abarcó la totalidad de municipios de esa
región, donde al fragor de la lucha emergió una nueva dirigencia social y
política que fue reprimida a sangre y fuego por la élite política y económica
antioqueña. Posteriormente fue azotada por grupos armados que a nombre de
ideologías extremas de izquierda y de derecha, quisieron someter a la
población.
La región empieza a tener importancia desde
los sesenta, con la construcción de las hidroeléctricas de San Carlos, Guatapé,
Jaguas, Calderas, Tafetanes y Playas. Hoy, el oriente antioqueño genera el 33%
de la energía del país.
Con la construcción de los embalses y la
autopista Medellín-Bogotá, ocurrieron los primeros desplazamientos de la
población. El casco urbano del Peñol fue trasladado en su totalidad y se dieron
inundaciones en otras zonas del mismo. La comunidad se enfrentó a la
reubicación en nuevas tierras y a cambios bruscos, tanto sociales como
laborales. Llegaron a la localidad maquinaria pesada, numerosos foráneos, se
especuló con la tierra y allí ocurrió el primer asesinato contra los que se
oponían a los designios del desarrollo y el progreso.
Cuenta Humberto León Rivera Galeano en su
libro “El Ave Fenix”, donde relata lo acaecido en el Peñol que, “cuando se
anunció que se iba a embalsar el pueblo, don Demetrio que era uno de los
mayores propietarios de vegas aledañas al río Nare, dijo que no le interesaba
vender sus tierras. Esto le valió que el día 19 de octubre de 1.965 sobre las
cinco de la tarde, presumiblemente un carabinero que estaba de servicio en la
mayoría de Guatapé, lugar en donde estaban las oficinas de EPM, lo matara a
tiros en la entrada de su casa. Con este acto se garantizaba que el patrimonio
de don Demetrio “se volvería harinas” y los herederos negociarían más
fácilmente sus derechos sucesorios con las EPM”.
Los gobernantes antioqueños crearon por esos
días la Electrificadora de Antioquia S.A, que se dedicó a la comercialización
de energía. Le compraba en bloque a EPM para luego revenderla a otros
municipios distintos al Área Metropolitana. El mal servicio, acrecentó el
malestar de los pobladores de la región. En noviembre de 1.981, la empresa
notificó el alza gradual de las tarifas en un 35%, lo que provocó el rechazo
generalizado. Se convocaron asambleas en distintos municipios del oriente,
donde definieron el no pago de las facturas y se constituyeron juntas cívicas
en representación de los usuarios.
Puede decirse que este fue el detonante y
motor a la vez de la protesta. La empresa de energía respondió con el corte de
energía ante el no pago y la gente reaccionó impidiendo el corte del servicio.
Mientras que la empresa emprende intensa propaganda contra el movimiento, el 26
de junio de 1.982 se realiza una asamblea en Marinilla, donde se constituye la
Coordinadora Regional de Juntas Cívicas Pro defensa de los Usuarios de la
Energía, cuya tarea era pugnar por la liquidación de la electrificadora,
presionar una negociación y fortalecer el movimiento.
El primer paro cívico se convoca para el 9
de septiembre de 1982, con una duración de 48 horas. Rionegro, Marinilla, La
Unión, El Retiro, El Santuario, San Vicente, Guarne, La Ceja, El Carmen de
Viboral, El Peñol, Cocorná, Granada y San Carlos, fueron los municipios que se
vincularon a la protesta. Se planteaba entre otros: prestación del servicio de
energía por parte de las Empresas Públicas de Medellín, sin intermediarios.
Tarifas preferenciales, en razón de ser una región productora de energía y en
compensación por la afectación acarreada con las hidroeléctricas, así como la
congelación de las tarifas. También se demandó la eliminación de las multas por
el no pago de las facturas y un plazo de doce meses para su cancelación.
El paro fue calificado de subversivo por
parte del gobernador y fueron detenidos más quinientos manifestantes. El
incumplimiento de los acuerdos por parte de las autoridades departamentales
conllevó a dos paros más, el último de los cuales se realizó en febrero de
1.984, con una duración de una semana, al cabo del cual se iniciaron graves
amenazas a sus dirigentes más connotados quienes fueron señalados por la prensa
de extremistas, subversivos y agitadores profesionales. El MCOA se enfrentaba
nada más y nada menos que a Álvaro Villegas Moreno, gobernador de esa época, el
hoy dueño de la constructora que en su codicia llevó al derrumbamiento del
edificio space en octubre de 2.013 y al archiconocido Álvaro Uribe Vélez
-temporalmente alcalde de Medellín- quien se oponía radicalmente a que se
aceptaran las peticiones del movimiento. La protesta y la intervención de la
fuerza pública produjeron varios muertos y heridos.
Ante la fuerte y organizada resistencia
civil de la gente, se respondió con la represión y el asesinato sistemático de
los dirigentes del movimiento ciudadano. Estos empezaron a ser asesinados el 23
de octubre de 1983, cuando un sicario acribilló al médico Julián Conrado David
en San Carlos. Proseguirá una ola de persecución y asesinato sistemático de los
líderes a manos de sicarios provenientes, principalmente, del Magdalena Medio.
Pero el MCOA no se quedó solo en la
protesta, pasó a la propuesta de convertirse en una fuerza política alternativa
y en varios municipios presentaron listas al concejo y aspirantes a las
alcaldías en forma exitosa. Fue un grito de independencia frente la caduca
dirigencia política de liberales y conservadores. De “la protesta a la
propuesta” fue una consigna que encarnaba, no solo la renovación democrática
por fuera de los partidos tradicionales, sino que representaba un profundo
sentimiento de rebeldía de los habitantes en contra del abandono oficial. La
idea fue de Ramón Emilio Arcila, reconocido dirigente cívico de Marinilla,
inmolado el 30 de diciembre de 1989 siendo candidato a la alcaldía de ese
municipio. Según cifras del Cinep, de enero de 1988 a octubre de 1991, en el
Oriente antioqueño fueron asesinados 66 miembros de movimientos sociales.
La oleada de crímenes contra los dirigentes
del MCOA se entrecruzó con el exterminio de la Unión Patriótica, cuyo diputado
por Antioquia, Gabriel Jaime Santamaría, caía asesinado el 27 de octubre de
1989. A los que no alcanzaron las balas, tuvieron que salir de la región e
incluso del país.
Pero la tragedia no paró aquí, la danza
macabra de la muerte prosiguió su paso por la región con el enfrentamiento de
fuerza pública, guerrilla y paramilitares. De la sarracina de los armados, se
cuentan por miles las víctimas. Desplazamiento forzado, desaparición forzada,
tortura, violaciones, secuestro, extorsión, falsos positivos, masacres,
homicidio, toma de pueblos, campos minados, sabotaje a la infraestructura…
acciones todas demenciales de las que los grupos armados echaron mano para
conseguir una victoria y que afectaron profundamente el tejido social de la
región.
No se sabe a ciencia cierta el número de
víctimas que dejó la violencia en esta región. Se calcula que solo en 2002, uno
de los peores años, los grupos armados dejaron 30 mil víctimas civiles entre
desaparecidos, mutilados por la minas, desplazados, secuestrados y muertos.
En los años más duros, el municipio del que
más salieron desplazados fue Cocorná, con 16 mil personas entre 1995 y 2003, le
siguen San Carlos con 13 mil y San Luis con 9 mil. Entre 1997 y 2010, del
oriente de Antioquia, salieron más 175.000 desplazados por el conflicto armado.
A pesar del dolor, la gente trata de
recuperarse del huracán violento que les rompió el alma y la convivencia. El
acuerdo de paz logrado con las Farc, trae nuevas esperanzas a los habitantes
del oriente del antioqueño.
La resistencia civil perdura y revive en
diversas y numerosas formas organizativas de las víctimas del conflicto social
y armado. Una de tantas, el Movimiento Cívico Ramón Emilio Arcila, en cabeza de
Carlos Ruiz, sobreviviente de esa época, lidera por estos días un reencuentro
de líderes y amigos en Marinilla, para elaborar, conjuntamente, con otras
organizaciones de jóvenes y mujeres del Oriente, una memoria histórica de los
hechos e iniciar una nueva lucha en favor de las víctimas. También para
desarrollar una agenda territorial de cultura política, derechos humanos, y paz
territorial, con el objetivo de restablecer una condiciones mínimas de
democracia participativa, justicia social, desarrollo sostenible, y una sana
convivencia. Sobre todo entienden que tienen que trabajar y desarrollar una
cultura de paz que empieza por la reconciliación y el perdón.
La gente y sobre todo las víctimas, están
ávidas de verdad, que los actores armados cuenten las motivaciones de su cruel
accionar, la verdad que los llevó a esa vorágine de violencia que destruyó
tanta gente y tantos sueños.
Por: Jaime Vargas Ramírez. Julio 25 de 2017
El
oriente antioqueño y la resistencia civil by Jaime Vargas Ramírez
http://nuevagaceta.co/inicio/el-oriente-antioqueno-y-la-resistencia-civil
Comcrear Óriente: Organo de Expresión del Movimiento Cívico
“Ramón Emilio Arcila”
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