Cordial Saludos
Como se recordará, en nuestro anterior
artículo hicimos un homenaje que, además de a la doctora Gloria Cuartas, al
Juez que sentencio al General Rito Alejo del Rio y también al Coronel(r) Carlos
Alfonso Velásquez Romero, quién en entrevista
que en Verdad Abierta le hizo al
Coronel(r) Carlos Alonso Velásquez, expreso que: “Del Río mantenía informado a
Uribe”: Ex coronel Velásquez - Verdad
Abierta.com - Reconstruyendo - Hablan las víctimas - 27 de Agosto de 2012
: Este exoficial asegura que otros
militares deben responder por la omisión en los crímenes de los paramilitares
en Urabá. Dijo que el entonces gobernador Uribe sabía todo lo que hacía Rito
Alejo del Río y allí
anunciamos la publicación que a continuación publicamos y a la cual el señor Expresidente
Álvaro Uribe Vélez nos dio la siguiente respuesta que publicamos tal cual,
veamos:
de: Uribe Vélez Álvaro uribevelezalvaro2010@gmail.com
para: "carlosruiz2017@gmail.com"
<carlosruiz2017@gmail.com>
fecha: 31 de agosto de 2012 04:22enviado por: gmail.comfirmado por: gmail.com
: Mensaje importante principalmente por los integrantes de la
conversación
fecha: 31 de agosto de 2012 04:22enviado por: gmail.comfirmado por: gmail.com

El Coronel Velasquez
estuvo encargado de la Brigada
de Urabá siendo yo Gobernador y conoció directamente mi proceder honorable.
Gloria Cuartas fue elegida por la
FARC que a sangre y fuego impedían mi elección.
Enviado desde mi iPad
Carlos A. Ruiz O.
Director Polo Crítico
“Del Río mantenía informado a Uribe”: Ex
coronel Velásquez
Verdad
Abierta.com - Reconstruyendo - Hablan las víctimas - Lunes, 27 de Agosto de
2012 14:40
Este exoficial asegura que otros militares deben
responder por la omisión en los crímenes de los paramilitares en Urabá. Dijo
que el entonces gobernador Uribe sabía todo lo que hacía Rito Alejo del Río.
El
excoronel Carlos Alfonso Velásquez Romero no era un oficial de inteligencia
cualquiera. Antes de llegar a la subregión del Urabá antioqueño había
integrado el Bloque de Búsqueda en Cali y fue uno de los primeros en
encontrar las pruebas de los aportes de narcotraficantes del Valle del Cauca
a la campaña del entonces candidato a
A
Seis meses
después, Álvarez Vargas sería trasladado y reemplazado por el también general
Rito Alejo Del Río, el oficial condenado a 25 años de prisión por su
responsabilidad en el homicidio del campesino Marino López Mena, perpetrado
por paramilitares de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu) el
27 de febrero de 1997.
Con la
llegada de Del Río a esa unidad militar, comenzó a tejerse una historia
siniestra en la relación de sectores del Ejército con las Accu que
ensangrentaría al Urabá antioqueño y chocoano. Del comienzo de esas nefastas
relaciones, el coronel Velásquez Romero fue el primero en alertar a los altos
mandos, dirigidos por el general Harold Bedoya Pizarro, comandante del
Ejército. Sus denuncias no tuvieron eco y, contrario a toda lógica, fue
retirado de las Fuerzas Militares.
VerdadAbierta.com
habló con al excoronel Velásquez Romero quien contó lo que vivió en el Urabá,
el motivo de sus denuncias y los detalles que en esa época fueron negados,
pero que a través de la condena al exgeneral Del Río quedan plenamente
corroborados.
VerdadAbierta.com:
Cuando usted llegó a Urabá, las Accu habían comenzado su proyecto de
expansión. ¿Desde su nuevo cargo, cómo se observaba ese fenómeno?
Coronel
Carlos Velásquez: Cuando llegué una de las primeras
cosas que empecé a detectar fue que los paramilitares de Castaño habían
decidido estar en el Eje Bananero, que es el área más poblada de Urabá, y
sacar a todos los que ellos consideraran de las Farc y sus auxiliadores. El
propósito era quedarse para controlar. Antes de eso, generalmente llegaban a
ese sector, incursionaban, hacían alguna bellaquería, y se regresaban al
norte de Urabá y a Córdoba. A partir de junio de 1995 detecté que llegaron
con la decisión de quedarse ahí a sangre y fuego.
VA:
Ese propósito le implicaba a las Accu logar algunos acuerdos con el Ejército
y
CV:
Con el tiempo me di cuenta que eso fue así. Estaba recién llegado cuando
ocurrió la primera masacre que hubo en Chigorodó, conocida como El Aracatazo,
y me había tocado ser comandante encargado porque el general Álvarez Vargas
había viajado. Al día siguiente de esa masacre, me llamó un excompañero de
curso, un mayor retirado de apellido Visbal, que había sido Segundo
Comandante de Del Río en un batallón del Magdalena Medio. Me dijo,
inicialmente, que lamentaba lo de la masacre de Chigorodó, que no yo acababa
de salir de un problema, haciendo referencia al Bloque de Búsqueda de Cali,
para meterme en otro, pero que él estaba dispuesto a ayudarme y que si lo
autorizaba a darle el número celular a un informante clave que me ayudaría a
dilucidar lo de la masacre. Yo lo autoricé.
Como a la
media hora me llama alguien, identificándose con algún número que no
recuerdo, y me dijo: “nosotros somos lo que trabajamos en equipo con ustedes,
en oportunidades nos llamamos ‘primos’”. Yo le respondí: ‘conmigo no tienen
nada qué hacer, no vuelva a llamar, hasta luego y punto’. Entonces yo ya vi
que el asunto era de búsqueda de los paramilitares de hacer alianzas con el
Ejército, pero también empecé a presentir que dentro de las tropas había
personas que ya estaban cooptados por ellos.
VA: ¿Pero serían de menor rango esos hombres?
CV: Los tipos trataron de irse directamente
conmigo que era en ese momento el Comandante de
VA: ¿Cómo
sentía a los empresarios bananeros y ganaderos en aquellos años?
CV: Yo los presentía a ellos muy del lado de
los paramilitares. Con lo que decían y pedían yo intuía su posición y me
distancié. Mis relaciones eran más con la gente de las alcaldías, concejos y
comerciantes medianos.
Llegada
de Del Río a Urabá
VA:
Usted no acepta esas llamadas, que presume era para lograr acuerdos, y llega Rito Alejo Del Río como Comandante
de
CV:
Con el general Álvarez Vargas habíamos implementado una estrategia que
consistía en volcar el mayor esfuerzo de las tropas sobre las áreas pobladas
del Eje Bananero y se concentraran en hacer anillos de seguridad disuasivos,
móviles; lo fundamental era evitar que hubiera masacres, vinieran de donde
vinieran, no importaba si eran de guerrillas o paramilitares. La orden fue
proteger a las poblaciones y actuar como si fuéramos policías, porque en esa época la policía era
insuficiente. Y empezó a funcionar esa
estrategia bastante bien, disminuyeron las masacres y los homicidios.
En
diciembre de 1995 llega Del Río y a mí me dice el mando militar que siguiera
de segundo comandante, entre otras, para ayudarlo con la estrategia que se
venía implementando y darle continuidad. Pero lo primero que hizo fue cambiar
esa estrategia y mandar la tropa a buscar guerrilla por arriba y por abajo.
Yo le decía que estábamos dejando las poblaciones desprotegidas y él me
respondía que eso era problema de la policía.
VA:
¿Las estrategias de los paramilitares en el Eje Bananero también cambiaron?
CV: Parecía que los paramilitares quisieron no
llamar la atención como en 1995 con las grandes masacres de ese año. A partir
de la llegada de Del Río detecté que los homicidios aumentaron, pero con una
peculiaridad: eran uno y dos todos los días, para no llamar la atención, pero
mataban más gente.
VA:
¿Qué reflexiones se hacían en las reuniones de comandancia al respecto?
CV: En reuniones de Estado Mayor le preguntaba
al General, por ejemplo: ¿Qué debe hacer un comandante de batallón en un
hipotético caso de que reciba una información que en tal parte hay guerrilla
y en otra paramilitares, pero sus tropas son insuficientes? Entonces Del Río
decía que había que atacar a la guerrilla y que si en el camino estaban los
paramilitares que les dieran también. Yo esperaba que dijera que debería
pedir refuerzo para atacar los dos objetivos.
Con el
paso del tiempo y con las confesiones en Justicia y Paz, me di cuenta que lo
que hacía Del Río era informarles a los paramilitares dónde había y dónde no
había tropa, para que ellos actuaran; eventualmente, ellos le decían que
quitara las tropas de tal parte y Del Río disimulaba cualquier cosa y las
quitaba. O sea, que podía cumplirse lo que él le había dicho a la gente en
reuniones del Estado Mayor: se opera contra las guerrillas y si por el camino
se encuentran los paramilitares también les dan, sabiendo que no se los iban
a encontrar.
Informe
cuestionado
VA:
¿Cómo surge el informe que usted le presenta al entonces Comandante del
Ejército, General Harold Bedoya Pizarro y que fue entregado el 31 de mayo de
1996?
CV::
El informe lo paso a raíz de una inspección que hizo a la brigada el general
Manuel José Bonnet Locarno, quien para esa época era el Inspector General
para las Fuerzas Militares. Yo le dije verbalmente lo que estaba pasando y me preguntó que si tenía pruebas, yo le
respondí que tanto como pruebas no, porque esa no es una función del segundo
comandante de una brigada, pero sí muchos indicios y documentos que podían
sustentarlos, para que alguien con autoridad sobre el general Del Rio
investigara. Me dijo que pusiera todo por escrito y lo llevara a Bogotá. Eso
fue a mediados de mayo de 1996.
VA:
¿Qué pasa después de que el Comando del Ejército conoce su informe?
CV:
Yo llevo el informe a Bogotá, me quedo trabajando ahí, y comienza la
investigación. Se hace en el segundo semestre de 1996 y la condujo el Inspector
General del Ejército, general Norberto Adrada, por delegación de Bedoya. Pero
eso no fue una investigación, desde el momento en que me llamaron a ratificar
el informe me sentía en indagatoria. Esa investigación interna concluyó que
yo era desleal, mentiroso y que se recomendaba llamarme a calificar
servicios, como en efecto sucedió. Salgo entonces del Ejército el 1 de enero
de 1997.
VA:
¿Instauró demanda contra el Estado por esa llamada a calificar servicios?
CV: Si, una demanda de tipo administrativo para
eliminar el acto administrativo con el cual me dieron de baja, pero yo
francamente no le puse mayor interés a esa demanda, se la entregué a los
abogados, ellos manejaron el asunto. En primera instancia fue aprobada por el
Tribunal de Cundinamarca, pero en la segunda instancia, ante el Consejo de
Estado, algo pasó, a mi me explicaron que el mensajero no vio una cartelera
que decía que en tal fecha se debía presentar algún documento, y no se pudo
seguir la segunda instancia. Ahí murió la demanda. Yo sospeché que Del Río se
enteró e hizo algo por allá, pero eso ya es letra muerta.
VA:
¿Cual fue el impacto de su destitución?
CV: Me dije que eso no podía seguir así y
decido hacer pública la historia en los medios de comunicación. Eso empezó a
salir como el 7 u 8 de enero de 1997 en Semana, revista Alternativa, El
Colombiano, noticieros de televisión; recuerdo que Juan Manuel Santos ayudó a
que ese tema saliera en primera página en El Tiempo. Uno de los mensajes más
bien logrados periodísticamente hablando fue uno de los resaltos en un
artículo que publicó Semana que decía: “el coronel no hace la denuncia porque
lo echaron sino que lo echaron por denunciar”. Eso fue noticia como por
quince días. Era la primera vez en la historia que un coronel se veía en esa
situación y hacía ese tipo de denuncia. La noticia no era cualquier noticia.
VA:
¿Sabe que pasó con su informe? ¿Dónde puede estar ahora?
CV:
El informe que yo presenté al Ejército se perdió. Como figuraba en todas
partes, un juzgado lo pidió al Comando del Ejército, y el Ejército respondió
que no lo encontraba por ningún lado.
No se me haría raro que un tipo como Bedoya lo hiciera perder cuando se dio
cuenta que la cosa era en serio.
De
homenajes y responsabilidades
VA: En diciembre de 1997 el entonces Gobernador
de Antioquia Álvaro Uribe Vélez le hace un homenaje al general Rito Alejo Del
Río y lo condecora. ¿Usted cree que él no sabía nada sobre el oficial en ese
momento?
CV: El Gobernador tuvo que haberse enterado,
por lo menos cuando lo hice público en enero de 1997. Y no hizo nada, hasta
donde sé. Un gobernador no es mando de Brigada, pero perfectamente puede
llamar al Comandante del Ejército, al Presidente de
VA: ¿Había mucha interlocución entre
CV:
Claro. Uribe realzaba una reunión en
VA:
En 1999 vuelve y se le hace un homenaje, esta vez nacional, al general Del Río.
¿Usted que pensaba al respecto?
CV:
Yo traté de hablar con la persona con la cual tenía más o menos cercanía en
ese momento, que era Fernando Londoño Hoyos, para decirle que cómo se les
ocurría eso, que eso era seguir deslegitimando el Ejército con ese tipo de
homenajes. Eso fue lo único que pude hacer.
VA:
Quién también ha elogiado públicamente al exgeneral Del Río es el también
exgeneral Harold Bedoya. ¿Usted por qué cree que este algo oficial actuaba de
esa manera?
CV: Yo creo que el general Bedoya ha sido tan
obsesionado contra la guerrilla que cree que el paramilitarismo es algo que
se justifica contra ella.
VA:
¿Usted cree que en lo ocurrido en Urabá, durante la comandancia de Del Río en
CV:
Es una responsabilidad por lo menos de omisión. Yo a Harold Bedoya le
entregué el informe completo, él sabía quién era yo, cuál era mi carrera
militar, sabía lo del ochomil. Al final, cuando me notificó el resultado de
la investigación, me dijo: “hombre Velásquez, es que cuando uno pasa un
informe de estos debes tener pruebas contundentes”. Le dije: “mi general me
da mucha pena, pero un segundo comandante no es quien debe estar buscando
pruebas contundentes. Por eso pasé el informe, para que ustedes investigaran
porque tenían autoridad sobre él, les di suficientes elementos de juicio,
entonces no venga a decir que faltaron pruebas contundentes”. También le
dije: “me preocupa la legitimidad del Ejército y eso es responsabilidad suya”. Eso fue lo
último que hablé con él.
Yo decía
que lo mínimo que había que hacer era trasladar a Del Río de Urabá.
Paradójicamente esa brigada siempre había sido muy dura y los comandantes
duraban, máximo, un año. Y Del Río es el primero que dura dos años. Además,
la operación Génesis se hace en enero de 1997; o sea, a sabiendas de que
había problemas con Del Río. Es ahí la responsabilidad histórica de un
comandante del Ejército, de un Gobernador.
VA:
¿Hoy, tantos años después de su informe, y frente a la condena que le impuso
un juez al exgeneral Del Río por el asesinato de un campesino, qué piensa?
CV:
Que la justicia cojea pero llega. Pero ahí falta todavía. El proceso inicial
contra Del Río era por conspiración para delinquir con los paramilitares, y
tengo entendido que las declaraciones públicas mías en los medios sirvieron
para que
Ese
proceso en el 2001 es precluido y quien lo manejaba era el Fiscal Delegado
ante
VA: ¿De
haber contenido al general Del Río, tal como usted lo sugirió, que hubiera
pasado en Urabá y en el país frente al fenómeno paramilitar?
CV:
Urabá hubiese sido un laboratorio interesante para lograr la pacificación del
país. Con Del Río, se volvió un laboratorio, pero al contrario. Un
laboratorio en el que se dijo: el paramilitarismo sí da resultados. Si se
mira cronológicamente, después de esos años (1995 y 1996), el paramilitarismo empieza a dispararse en
todo lado: Mapiripán, Putumayo, Cundinamarca. Se meten a todas partes. Donde
se frene desde Urabá, otra hubiera sido la historia del país en el sentido
del paramilitarismo.
VA: ¿Después de todo lo que le ha
ocurrido, no se arrepiente de lo que hizo?
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