12/02/2011

Seguimos Reproduciendo los Vicios de la Derecha en la Izquierda

Cordial saludo

Como lo dijera el maestro Carlos Gaviria, hace cerca de cuatro años, en una conferencia para la militancia del Polo en Medellín: “Lo más grave que esta pasando en el Polo es que se están reproduciendo los vicios de la derecha en la izquierda”, y fuimos sordos y ciegos a sus orientaciones y por ello estamos pagando, muy caro, esas sorderas, que un importante sector estamos tratando de rectificar y así reconstruir el Polo desde la base.

Pero es necesario recordar que: el proyecto de la Izquierda Democrática sigue vigente en el país. En esto no podemos vacilar, ni equivocarnos, porque se trata de la resistencia popular consecuente para construir la opción democrática de poder y para enfrentar una política y un gobierno que entregan la soberanía, facilitan la recolonización del país, esclavizan a los trabajadores, pisotean los derechos fundamentales de las capas pobres y medias y endurecen la capacidad represiva del Estado.

La tarea de reposicionar el POLO como proyecto de Izquierda Democrática, a partir de una crisis tan profunda como la que hoy vivimos, implica comprender en toda su dimensión la crisis, redefinir las reglas del juego y adoptar decisiones conducentes para superarla..... Los invito a darle lectura al siguienter texto:

Fraternalmente

Carlos A. Ruiz O.
Director Polo Crítico.

 DECONSTRUIR PARA  RECONSTRUIR EL POLO DESDE LA BASE

Este documento fue aprobado por el Colectivo de Coordinación de Polo al Sur el 1 de noviembre de 2011, presentada en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional y leida en el II conversatorio por la Reconstrucción del Polo convocado por el Comité de Base Académico  “Ramón Emilio Arcila”, Polo Critico y otros.

LA CRISIS POLÍTICA Y ELECTORAL DEL POLO
Lo que le sucedió al POLO el pasado domingo no se puede minimizar. No fue, como algunos lo han señalado, un hecho más del acontecer político, en el que unas veces se gana y otras se pierde.  Hay que ir hasta el fondo en el análisis de esos hechos, porque de otra manera no será posible encontrar las medidas adecuadas para reorientar el rumbo del partido. Lo que sucedió el 30 de octubre fue una estruendosa derrota electoral del PDA, acompañada de una derrota política de la izquierda democrática.

En el plano electoral, de 920.000 votos obtenidos en la elección de Samuel Moreno en octubre del 2007, se descendió a 32.300 votos depositados por Aurelio Suárez en este octubre del 2011.  De 11   Concejales por Bogotá se pasó a 4 y el número de 66 ediles quedó reducido a  16 representantes en las JAL.  En general en todo el país, con contadas excepciones, salimos derrotados.  Perdimos la gobernación que se tenía en el departamento de Nariño y se redujo sustancialmente nuestra presencia en asambleas y concejos en el resto del país, así formalmente se conserve un relativo equilibrio numérico en los votos.

Lo que el domingo sucedió con la derrota electoral del POLO y con el triunfo de progresistas en la Alcaldía de Bogotá, fue el desplazamiento hacia el centro político del liderazgo de opinión que desde el 2002 venía ejerciendo el proyecto de Izquierda Democrática contenido en el Ideario de Unidad del PDA. Recordemos la elección de Luís Eduardo Garzón con el aval del PDI, los 2.600.000 votos de Carlos Gaviria y la elección de Samuel Moreno.

Al revindicar la Izquierda Democrática nos referimos al contenido ideológico y político de una corriente del pensamiento y no al aparato, ni a la utilización que de él se hay hecho.

Progresistas ganó porque la gente votó contra Uribe y contra la corrupción en la administración distrital, de la cual responsabilizó al POLO. El voto de opinión castigó al PDA y detuvo al uribismo, y éste último aspecto debe ser valorado positivamente por la dirección y la militancia del PDA.

LAS RELACIONES DEL POLO CON EL CENTRO

Algunos consideran que hay que ejercer la oposición del POLO a la administración de Progresistas y consideramos que ésta es una posición equivocada.

La elección de Gustavo Petro consolida, por si misma, el proyecto político de centro, representado por el Movimiento Progresistas y lo consolida en detrimento de la Izquierda Democrática. Lo que viene para Progresistas, con una herramienta tan importante como la Alcaldía de Bogotá, es su configuración organizativa. Se repite así, casi en los mismos términos, la experiencia del 2002 con la elección de Garzón, que siendo el PDI una expresión débil e inorgánica, lo consolidó políticamente como proyecto nacional  y como segunda fuerza electoral del país. Al hablar del centro político no lo hacemos en sentido peyorativo, sino como el reconocimiento de una categoría política diferente de las derechas de Uribe o Santos, pero también distinta de la izquierda democrática.

Esta realidad de ninguna manera significa la reducción de la Izquierda Democrática por el centro, ni puede llevar a la Izquierda Democrática a posiciones o actitudes derrotistas. Nos obliga es a hacer grandes replanteamientos, para reposicionar la Izquierda Democrática, que es una corriente ideológica y política irreductible, pero además, indispensable cuando como en el caso de Colombia y de América Latina se trata de conducir la lucha popular hacia profundas transformaciones del modelo de sociedad y de Estado. No se trata simplemente de administrarle a las multinacionales la crisis del neoliberalismo, sino de construir un nuevo orden social basado en la soberanía, la equidad y la democracia.

Los cambios que hay que hacer en el PDA pasan por identificar y superar las causas que llevaron a la crisis  de la Izquierda Democrática y por precisar las relaciones con esa nueva realidad de un centro fortalecido. Esa relación no puede simplificarse en la consigna de que el centro es derecha y en consecuencia en Bogotá hay que hacerle oposición a la nueva administración. No lo creemos así. La cosa no es tan simple, ni tan plana. Hay que mirar cómo, sin perder su propio perfil ideológico y político, se reposiciona la Izquierda Democrática y cómo se relacionan la Izquierda Democrática y el centro para enfrentar la ofensiva de la derecha interna e internacional que pretende convertir a Colombia en la punta de lanza de las élites imperiales contra las dinámicas populares de soberanía y democracia en América Latina. Otra cosa distinta será si en algún momento el centro se desplaza hacia la derecha. En el caso de Progresistas sería un elemental error estratégico, que no pensamos que lo vayan a cometer. Ellos necesitan girar hacia  de izquierda para posicionarse políticamente. Además, Progresistas no es una dinámica homogénea sino un proceso en el que interactúan espacios de centro y de izquierda.

LAS CAUSAS DEL DESCALABRO POLÍTICO DEL PDA

Para interpretar acertadamente las causas de la crisis del POLO ¿Bastará con descargarle la responsabilidad a las maniobras y astucias del régimen?  ¿Alguien puede pensar de manera sensata que la derecha, en la actual crisis mundial, pueda tener una actitud complaciente frente a la izquierda revolucionaria? La ofensiva del régimen para dividir y debilitar al POLO era un supuesto político, sobre todo a partir del 2006 cuando Carlos Gaviria obtuvo 2.600. 000 votos como candidato presidencial y el PDA se configuró como una opción real de gobierno para un cambio profundo en el país. En el propósito de la agresión al POLO el régimen ha hecho grandes esfuerzos para estimular una oposición menos radical y más dócil. El POLO les estorba  para el propósito de posicionar a Colombia como el Israel de América Latina.

Pero esa hostilidad del régimen contra el POLO no hubiera tenido mayor efecto, si desde el propio partido no se hubieran dado una serie de factores que lo facilitaron. Destaquemos algunos de ellos.

El carácter de los gobiernos de Luis Eduardo Garzón y Samuel Moreno, quienes fueron elegidos por la izquierda pero no gobernaron con los contenidos de la izquierda, ni con el partido que los avaló.

La utilización por los medios de comunicación  de las actitudes  caudillistas de Garzón y Petro para estimular la división y el desgaste del PDA.

El carácter puramente electoral del partido que lo desvinculó de las luchas y de las dinámicas sociales y lo tensionaba o distensionaba, al vaivén de las coyunturas y los intereses electorales.

La verticalización, centralismo, caudillismo y burocratización del partido que inhibieron la autonomía, el desarrollo político y la organización del POLO en los territorios y en los sectores sociales. La ausencia de deliberación política se convierte también en un obstáculo para la construcción de procesos colectivos. 

La ambivalencia del POLO que por estatutos es un partido de tendencias que debían reglamentarse pero, que en realidad su dinámica ha estado marcada por grupos autónomos con una compleja diversidad de intereses, la mayoría de ellos bastante primarios y clientelares.

La pérdida de legitimidad de unas instancias dirigentes actuando de manera inestable en este complejo mapa del partido. El Comité Ejecutivo Nacional (C.E.N)  no ha actuado como una instancia de deliberación, decisión y dirección política, sino como un espacio para formalizar acuerdos previamente concertados entre quienes realmente manejan el partido. Acuerdos que generalmente tenían la expectativa de sus relaciones con la administración distrital.

Pero el factor determinante de este descalabro político del POLO, el que mayor incidencia tuvo en la crisis del partido, fue la cultura de corrupción y clientelismo que se apoderó del POLO en las dos administraciones distritales. En el Comité Ejecutivo Nacional  y en varios documentos, desde Polo al Sur denunciamos esta anómala realidad.

A la manera de la vieja política de los partidos tradicionales, se estructuró una pirámide clientelar desde la cabeza de la administración y del partido hasta las Juntas Administradoras Locales, pasando por la intermediación del Concejo. La negociación con quienes, desde tiempo atrás, manejaban  en el Concejo lo que se denominó “El cartel de la contratación en el distrito”, marcó el inicio de cada una de las dos administraciones elegidas con el aval del POLO.

El Comité Ejecutivo Nacional, por su propia composición y por los intereses y acuerdos que se movían a su interior, no pudo marcar distancia de la corrupción y el clientelismo de la administración distrital y no puede darle salida a la crisis ética que es el tema más complicado que hoy tiene que resolver el partido.

Hay quienes buscan minimizar el fenómeno de la corrupción en el distrito, con el argumento estéril de que el gobierno de Uribe y en general los gobiernos oligárquicos son focos de corrupción. Se equivocan con ese argumento,  porque la corrupción es una forma de acumulación intrínseca al capitalismo y mucho más intensa en la fase de acumulación propiciada por el neoliberalismo. Pero el POLO es un proyecto de izquierda, alternativo en lo político y en lo ético al neoliberalismo, proyecto al que, por su propia esencia democrática, la corrupción le resulta incompatible. No es posible la izquierda corrupta. Los corruptos no son de izquierda. Lo que hay es corruptos infiltrados en la izquierda. Había que enfrentar oportunamente la corrupción para no asumir su costo político, pero primaron en el partido diferentes intereses para cohonestarla. Esa es la frustración que la opinión le cobró al POLO, partido en el que por varios años cifró sus expectativas y esperanzas.  

La detención de los hermanos Morenos constituye apenas el iceberg de las clientelas y los negocios.

El destape de la pirámide, que apenas comienza, constituye la causa determinante para que el POLO perdiera la credibilidad política y el respaldo de la opinión y para que el 30 de octubre se formalizara la derrota electoral del partido y la derrota política de la izquierda democrática.

Quienes propiciaron o conciliaron con esa cadena de clientelismo y corrupción deben asumir ante el partido el costo de su conducta.

REPOSICIONAR EL PDA DESDE LA BASE

El proyecto de la Izquierda Democrática sigue vigente en el país. En esto no podemos vacilar, ni equivocarnos, porque se trata de la resistencia popular consecuente para construir la opción democrática de poder y para enfrentar una política y un gobierno que entregan la soberanía, facilitan la recolonización del país, esclavizan a los trabajadores, pisotean los derechos fundamentales de las capas pobres y medias y endurecen la capacidad represiva del Estado.

La tarea de reposicionar el POLO como proyecto de Izquierda Democrática, a partir de una crisis tan profunda como la que hoy vivimos, implica comprender en toda su dimensión la crisis, redefinir las reglas del juego y adoptar decisiones conducentes para superarla.
1)   El C.E.N  hoy no tiene capacidad para resolver la crisis en la que ha caído el partido. Las causas y desarrollos de la crisis  han llevado a una pérdida de legitimidad del C.E.N, a tal punto que para las elecciones del 30 de octubre la militancia no acató las decisiones del C.E.N, ni del Comité Ejecutivo Distrital.  Eso lo demuestra la diferencia entre los votos depositados por el candidato a la alcaldía (32.300) y los depositados por la lista del Concejo (137.923) o por las Juntas Administradoras Locales (147.746).
2)   Ante la profundidad de la crisis  y la pérdida de legitimidad del C.E.N, éste debe cesar en sus funciones, incluidos su Presidente y su Secretario y se debe construir desde las bases, en todo el territorio nacional y en el exterior, un poder alternativo transitorio, conformando Comités de base Territoriales y Sectoriales para la reconstrucción del PDA.
3)    En reuniones locales se deben construir consensos básicos sobre los criterios para nombrar delegados a encuentros municipales y departamentales que discutan acerca de la crisis actual, sus responsables directos y las alternativas para refundar nuestro partido.   Esas reglas de juego serán democráticas y no sujetas al peso de las maquinarias partidistas dentro del partido, sino por tendencias ideológicas equilibradamente representadas. Esos delegados actuaràn obedeciendo, y no imponiendo sus intereses electorales o de grupo sin respetar el mandato expreso de quienes los eligieron.
4)   Darle Curso, desde esos mismos eventos, al Primer Foro Ideológico del PDA, con criterios democráticos, y designar delegadas y delegados al evento nacional con el que debe concluir el Foro Ideológico. 
5)   El evento nacional con el que concluya el Foro Ideológico reglamentará el Tercer Congreso Nacional del PDA, Congreso que debe actualizar el Ideario de Unidad,  reformar en profundidad los estatutos del partido y elegir sus instancias y dignidades del orden nacional.  Este proceso deberá durar máximo seis meses entre noviembre del 2011 y abril del 2010.
6)   Democratizar el debate para evitar que en la confusión y la desesperación se comience a desgranar el partido. El debate para analizar la crisis y formular propuestas de solución debe abrirse de manera libre, pero madura y responsable, a iniciativa de los “indignados”, en todos los territorios, instancias y espacios sociales del partido, a través de actos presenciales y por diferentes medios impresos y electromagnéticos. Desde ya, la página web del PDA debe abrirse a la expresión de las distintas inquietudes de los afiliados y afiliadas al partido.
7)   Otra tarea que se debe iniciar de inmediato, con el propósito de reposicionar el POLO, es una ofensiva cultural para elevar la ética en el partido y demoler desde la base las estructuras clientelares que sobreviven en el POLO. No es posible reposicionar un proyecto político de izquierda si a su interior siguen conviviendo y actuando prácticas de clientelismo y corrupción.
8)   La lucha contra la corrupción que ha minado al partido no es un problema individual que se pueda resolver  solamente con decisiones administrativas o con expulsiones, es un problema político que se resuelve construyendo en el POLO una cultura de trasparencia y realizando una reforma estatutaria que cierre todas las puertas al clientelismo y la corrupción.
9)   Llamamos de manera fraternal a todos los afiliados y afiliadas y a los simpatizantes del POLO, así como a los diferentes sectores y corrientes del partido en todo el territorio nacional y en el exterior y en los diferentes espacios sociales y en general a quienes estén interesados e interesadas en reposicionar, desde la base, el POLO como proyecto de Izquierda Democrática, a juntar esfuerzos para actuar de manera unificada en ese propósito,  hoy indispensable para la democracia.
ALBERTO TÉLLEZ IREGUI
Comité Ejecutivo Nacional - Polo Al sur.



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