Cordial
Saludos Amigos, Simpatizantes y Militantes del Polo
Como una contribución para la actual coyuntura, en Polo Crítico
damos a conocer el siguiente análisis que realizó y nos enviara el señor José
María Rodriguez Gonzáles.
“Esta síntesis de las estrategias de los gobiernos de Álvaro Uribe
y Juan Manuel Santos contra las FARC viene del análisis original en inglés para
discusión de asuntos de inteligencia militar en Latinoamérica.
Existe una diferencia enorme entre el secreto
militar, necesario en todas las acciones bélicas como en la actual guerra
contra las FARC, y lo que el público ve en la superficie. El problemático y
negativo ex presidente Álvaro Uribe conoce bien esta diferencia y explota este
desconocimiento público para su beneficio político personal; y esto es lo que
esta síntesis va a aclarar” José María Rodríguez González y que realizaremos en Cuatro
Entregas: Segunda entrega.
Carlos A. Ruiz O.
Director Polo Crítico,
Miembro Dirección Polo Antioquia
Estrategia militar de Uribe
II La destrucción del Secretariado
de las FARC
El éxito de Uribe en la limpieza social contra la
población civil indefensa nunca fue igualado por sus ataques militares día y
noche contra las FARC por ocho años con toneladas de bombas. Uribe terminó
sus dos gobiernos y fue incapaz de doblegar la resistencia armada de las
FARC. Para disimular su derrota siempre ha hecho publicidad con la deserción
de 15 mil milicianos de las FARC, personas que al ser traidores le hacían más
daño que bien a las FARC por la debilidad de su convicción, con la muerte de
millares de guerrilleros, incluyendo alrededor de tres mil de ellos que
resultaron no ser guerrilleros sino falsos positivos, y con la baja de
diferentes jefes del Secretariado y los frentes, que en ningún momento afecta
el relevo en la cadena de mando de las FARC ni tampoco afecta la moral de las
FARC. Cada caído es un héroe que aumenta la moral, la combatividad y el
reclutamiento de las FARC.
Lo que había detrás de la aparente seguridad era algo muy
distinto. Las FARC, al ver que parte de la población civil, que era neutral,
y que podía servirle de escudo o ayudarle, estaba siendo exterminada,
reaccionaron con un repliegue inmediato para salvar a sus milicianos y a
quienes realmente los apoyaban. Los nuevos afectados por los paramilitares
por haber matado a sus familiares, se convirtieron en reclutamiento fácil
para las FARC y terminaron unidos a los civiles que apoyaban a las FARC en la
clandestinidad, ahora reforzada, o como milicianos. El resto de los
pobladores contribuyeron a engrosar el record de cuatro millones de
desplazados internos a que llegó Colombia durante el gobierno de Uribe y puso
a Colombia entre las peores estadísticas del mundo.
Las FARC lograron mantener intacto su aparato militar y
también aumentaron su milicia especializada. Las bajas del ejército durante
el gobierno de Uribe pasaron la raya de los 4 mil militares, sin contar los
millares de militares inválidos, dementes y suicidas. La guerra psicológica
que consistía en afirmar que las FARC estaban prácticamente exterminadas y
derrotadas política y militarmente y de que el Ejército no había tenido bajas
es quizás el mayor engaño que cualquier presidente le haya hecho a la opinión
pública en Colombia.
La amenaza de Uribe de exterminar a las FARC fue
aprovechada por éstas para consolidar su unidad y aumentar la solidaridad
internacional por una situación presentada como de vida o muerte.
Es oportuno recordar que antes de Uribe hubo algo muy
importante. Desde octubre del 1997 Clinton declaró a las FARC terroristas, en
noviembre del 2001 durante la presidencia de Pastrana, Bush lo ratificó y en
junio del 2002 lo hizo
Este objetivo explica por qué durante la presidencia de
Uribe las FARC hicieron énfasis en las liberaciones unilaterales de
secuestrados y cómo en ese período disminuyeron los secuestros hasta el punto
de que después de Uribe terminaron eliminando el secuestro dentro de sus
operaciones de control de objetivos políticos. En ese mismo periodo
disminuyeron las continuas operaciones de saboteo y hostigamiento y
comenzaron a centrarse, prioritariamente, en los ataques a militares y
policías, beligerancia. De esta manera el repliegue terminó en un excelente
retiro para reflexionar sobre cómo lograban el status de beligerancia y cómo
pondrían en práctica sus nuevas tácticas de resistencia.
Animados por la seguridad y relativa calma que les había
proporcionado el repliegue y motivados por la posible obtención del
reconocimiento de status de beligerancia, las FARC construyeron su
Resistencia en dirección a la guerra prolongada. Esa Resistencia, aún con
unas FARC disminuidas, fue exitosa y fue una victoria política contra la que
no pudo ninguna victoria militar. Mientras cuajaba esta sólida estrategia de
las FARC, Uribe continuaba con su politiquería de “triunfos” temporales sobre
las FARC. Uribe miraba a corto plazo, las FARC a largo plazo.
Al tener que abandonar el gobierno, a Uribe le era
imposible seguir con su despliegue escénico triunfalista sobre las FARC, y le
quedaba ya imposible poder continuar con otro engaño del que muy poco se
habla. Colombia había quedado bajo el control clandestino de los
neoparamilitares ahora llamados
Bacrim en 60% de su territorio. Poder que quedó al
descubierto con el paro armado de los urabeños en enero del 2011, cuando se
descubrió que el control de ambas costas colombianas estaba en manos de los
neoparamilitares, que en esas regiones del norte de Colombia los
neoparamilitares manejaban a los políticos a su antojo, compraban a la
policía, al ejército y a la justicia; que esa capacidad de terror y control
de la población es difícil de superar porque bajo cuerda, los urabeños
siempre fueron los aliados y protegidos de Uribe y su gobierno desde el 2007.
Los urabeños son solo la tercera parte del poder nacional del
neoparamilitarismo dejado por
Pero además, el paro armado de los neoparamilitares
urabeños dejó al descubierto que Uribe no hizo nada por la infraestructura de
Colombia en las zonas controladas por neoparamilitares y que los grandes
éxitos que alega sobre la recuperación de soberanía e infraestructura son
solo estadísticas amañadas para alimentar sus innumerables y repetitivos
discursos electoreros.
Mientras Uribe quemaba el dinero de los colombianos en una
guerra a medias contra la guerrilla pero no contra el crimen ni contra la
violencia, el país quedó atrasado en infraestructura, educación y salud. El
campo colombiano es un desastre humano del que las gentes de las ciudades no
tienen la menor idea. Uribe ayudó a ese desastre humano, a la inequidad en la
distribución del ingreso y al abandono del campesinado que vive atemorizado,
desposeído y asesinado constantemente en medio de una guerra de la que solo
se hablaba para los fines electorales de Uribe.
Los colombianos comenzaban a ver que la extradición de los
jefes paramilitares no hacía ninguna diferencia en el poder del crimen sin
saber que convenientemente todos los computadores de los jefes paramilitares
“desaparecieron” en la cárcel antes de su extradición para proteger a Uribe y
sin saber que Uribe no había podido con
Cuando a Uribe le tocó dejar el gobierno, la opinión
pública había quedado tan engañada que juraba que el flagelo de las FARC
estaba por terminarse, que el Ejército había triunfado sin bajas y que Uribe
era el estratega de la más grande derrota de las FARC.
Uribe nunca permitió que los verdaderos hechos salieran a
la luz pública por miedo a que lo pudieran desprestigiar o descubrir su
sangrienta política de limpieza social de los potenciales auxiliadores de las
FARC, o el exterminio de la población civil. Pero con su acostumbrada
habilidad de volver las cosas al revés para quedar bien, arguyó que las
guerrillas huían de los avances del ejército para refugiarse en la selva y
las montañas. Este, como la mayoría de sus cuentos, caló hondo en la opinión
pública. En efecto, donde había guerrilla ya no se veía ni un solo
guerrillero. El repliegue de las FARC había sido un éxito del que se apropió
Uribe politiqueramente.
Durante su nueva clandestinidad, las FARC afrontaron la
segunda estrategia de Uribe que era la del exterminio del Secretariado y de
los altos mandos de sus Frentes. Esa prioridad la justificaba Uribe creyendo
ingenuamente que si se demostraba que el Secretariado era vulnerable y que
los líderes de las FARC podían ser eliminados, las FARC se debilitarían y la
victoria militar o exterminio de las FARC era seguro.
Pero las FARC nunca han abandonado su objetivo de lograr
el debilitamiento económico del estado, su principal enemigo, sin importar
quien las dirija. Y lo han logrado usando la guerra misma. Si a un
guerrillero lo atacan de un flechazo vale un peso, pero si hay que usar
helicópteros Hawk, aviones Supertucanos, bombas de miles de dólares, sostener
medio millón de personas con salarios, beneficios, seguros, armamento, ropa,
vivienda etc. es algo muy distinto: cada guerrillero vale un millón de
dólares.
Uribe fue presa fácil de las FARC y los costos de atacar
cada guerrillero se multiplicaban, llegándose a cifras record en gastos militares
y con impuestos de seguridad a los colombianos. Cuanto más dinero se
conseguía más se gastaba y siempre era insuficiente. Uribe dejó una deuda
interna y externa exagerada con el fin de aumentar hasta dónde fuera posible
el presupuesto militar. La ciega política de Uribe convertía a los
combatientes de las FARC en los más costosos en relación al PIB y a la
economía colombiana en general.
El escalamiento de la guerra para Uribe se convirtió en
una especie de militarismo politizado de los años sesentas y de una carrera
armamentista, mientras que para las FARC el escalamiento de la guerra
implicaba perfeccionar sus cualidades de resistencia y usar el armamento más
efectivo y barato que pudieran encontrar. Actualizar armamento es lo último
en la lista de las FARC. La economía de las FARC consiste en mantener un bajo
pero constante superávit y sus gastos se reducen a minas caseras y demás
armamento rudimentario, armas robadas, alimentación en lo posible gratuita
con animales de caza y frutas de la selva, etc.
El primer objetivo fue alias Raúl Reyes considerado
comandante número dos de las FARC y encargado de las Relaciones Públicas
alrededor del mundo.
Se escogió a Reyes porque su ubicación era fácil de
determinar por medio de los contactos y por sus frecuentes apariciones en
público. Reyes no era un combatiente activo de las FARC y sus armas eran solo
un símbolo útil de su posición guerrillera para su actividad diplomática en
el mundo.
El Mossad, la inteligencia militar estadounidense y los
servicios de inteligencia de otros países como Inglaterra y Francia seguían
internacionalmente a Reyes y con esta información se logró ubicar su
campamento en la frontera ecuatoriana con Colombia. Uribe, estimulado por el
consejo de sionistas que le mostraban cómo las acciones israelíes no tenían
ninguna consecuencia militar ni económica por sus ataques a combatientes
palestinos en territorio palestino, le ordenó al entonces Ministro de Defensa
Juan Manuel Santos que siguiera estrictamente a la inteligencia militar extranjera
y su propia estrategia de eliminar al Secretariado y para estar completamente
seguros de poder asesinar a Raúl Reyes estando dormido. Las órdenes de Uribe
se cumplieron al pie de la letra.
Ante el reclamo del presidente Rafael Correa de Ecuador,
Uribe confesó no haberle informado a tiempo porque temía que alertara a Raúl
Reyes. Al hacerlo, Uribe dejó al descubierto su miopía y su ignorancia de las
consecuencias militares, económicas y políticas que traía una acción que
agredía lo más sagrado de los países latinoamericanos: la defensa de su
soberanía que fue la causa de todas las independencias de la monarquía
española. (Uribe es una persona de un nivel bajo de preparación, pasó sus
cursos universitarios con grados regulares, no le gusta leer y se limita a
informarse solo de quienes inspiran sus ideas unilaterales. Haberse escapado
de 5º Y 6º de bachillerato le dejó un vacío a su formación académica.)
Después de consumada la violación de la soberanía del Ecuador, el presidente
Correa no podía quedarse quieto y, en consecuencia rompió relaciones
diplomáticas y económicas con Colombia y puso a su ejército en pie de guerra
en la frontera con Colombia
Para disimular la derrota militar, política y diplomática
en la que hundió a Colombia con la censura de todos los organismos
internacionales, Uribe se jactó de haber capturado los famosos computadores
de Reyes, que obviamente tenían todos los contactos internacionales de las
FARC. Por intereses electorales, Uribe cometió el error de hacer público la
mayor parte del contenido de los computadores facilitando que muchos de los
contactos de las FARC cambiaran de inmediato todo lo necesario para quedar
encubiertos y que el reemplazo de Reyes pudiera establecer un nivel más
avanzado de clandestinidad a tono con el recién logrado por la logística y
los combatientes de las FARC en su estrategia de repliegue. Desde ese momento
toda la información de los computadores se volvió historia antigua y la
inteligencia internacional perdió contacto con los nuevos movimientos diplomáticos
de las FARC.
Uribe ocultó convenientemente esta realidad a la opinión
pública y dentro de sus campañas electorales todavía quiere hacer creer (y en
parte lo logra) que las FARC y los contactos de las FARC se quedaron
inmóviles, que no hicieron absolutamente nada y que la situación
internacional de las FARC, ahora desconocida, no ha sufrido ningún cambio y
es exactamente igual a la que muestran los computadores de Reyes. Semejante
posición tan ciega y acomodaticia de Uribe solo ha logrado que los computadores
de Reyes se hayan vuelto unos convidados de piedra en acciones legales y
completamente inútiles en el ámbito internacional.
Se puede demostrar que lo que dicen los computadores de
Reyes es cierto, lo cual los convierte en valiosas piezas de la historia de
Colombia y del conflicto armado con las FARC y en el testimonio embarazoso de
que la inteligencia colombiana no sabía nada de la extensión de la actividad
internacional de las FARC como tampoco ha demostrado que lo sabe ahora. Pero
darle validez legal a los computadores de Reyes es también confirmar la
actividad beligerante de las FARC porque nada mejor que los computadores de
Reyes para demostrar que las FARC tienen concentrados sus intereses políticos
y sus combates en Colombia y que por ello son auténticamente una organización
beligerante.
El primer golpe al Secretariado de las FARC queda impreso
en la historia como una violación de la soberanía de un país vecino, el
bombardeo y asesinato a mansalva de unos milicianos y civiles mientras
dormían, la pérdida de relaciones diplomáticas y económicas con Ecuador, la
apertura de una confrontación militar con otro país y la consecución de
pruebas que demuestran que las FARC son una organización beligerante con
contactos internacionales serios, de alto nivel y de una extensión jamás
imaginada por la inteligencia militar colombiana.
En
nuestra Próxima entrega:
Estrategia militar de Santos
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