Cordial Saludo,
He aqui un ejemplo histórico de como dos gigantes con propuestas diferentes, llegaron a acuerdos que permitieron, que esa lucha por la independencia fuera posible,
Les estoy facilitando la entrevista de Bolívar y San Martín en julio 26 de 1822, lo que pasó en esa época, y las opiniones y proyectos de los dos héroes de la independencia de sudamérica
Son muchos los Amigos, Simpatizantes y Militantes del Polo que cifran sus esperanzas en la superación de la actual crisis que se presenta en nuestro partido y se comience a superar a partir de la realización de la Conferencia Ideológica que el Polo Democrático realizará el próximo 25 y 26 de febrero.
Y hay esperanzas, pues por los debates que en la actualidad se encuentran realizando los lideres locales y regionales, como en el caso del Valle, Bogotá y Medellín, igualmente todas las estructuras Sociales y Políticas del partido, realizando análisis, buscando acuerdos, construyendo propuestas, en fín, hay esperanzas.
Lo mejor que le puede pasar al país, es que en esa Conferencia se lleguen a los acuerdos fundamentales para ser una propuesta Ética, que es lo que nos distingue a los democrátas, porque estamos en la capacidad de hacer realidad, desde el Poder, de materializar los Derechos Ambientales, Económicos, Políticos, Sociales y Culturales
Fraternalmente,
Carlos A.Ruiz O.
Director Polo Crítico, Coordinador Comité de Base Ramón Emilio Arcila” y Miembro de la Dirección del Polo en Antioquia y Medellín.
BOLÍVAR Y SAN MARTÍN Estos dos ilustres personajes de Después de las batallas de Bomboná y Pichincha, en Abril y Mayo de 1822, llegó el LIBERTADOR a Quito el 15 de junio, en donde se unió al General Sucre, Comandante en Jefe del Ejército republicano que libertó las provincias de Cuenca y Quito, haciendo prisionero al Capitán general del Nuevo Reino de Granada, D. Melchor Aimerich. En una conferencia que tuvieron BOLÍVAR y Sucre, le manifestó el primero al segundo que era necesario dar un decreto convocando un Congreso que constituyera definitivamente Para evitar toda complicación en Guayaquil, dispuso el LIBERTADOR que Con este motivo pude conocer que el General Salazar, Ministro del Perú cerca del Gobierno de Guayaquil, ayudado por el General Lamar, trabajaba decididamente para preparar la anexión de Guayaquil al Perú, luego que pudiese apoyarse este movimiento, con las tropas que debían venir de Quito, de El 25 del mismo mes llegó a Guayaquil el Gran Protector, á bordo de la goleta “Macedonia,” y fue cumplimentado por cuatro Edecanes del General BOLÍVAR, que fueron á bordo del expresado buque á ofrecerle un alojamiento en la ciudad, que aceptó, ofreciendo desembarcar al día siguiente. El LIBERTADOR fue en persona a recibirle en la bahía, y el 26 vinieron juntos a la casa que le estaba preparada, y en el muelle fue recibido con grande aplauso y los honores militares que le correspondían como á Jefe supremo de Después de varias observaciones sobre el objeto de la campaña, San Martín manifestó a BOLÍVAR que en su concepto no podía fundarse sólidamente la independencia de estas Repúblicas, bajo la forma de gobierno adoptada. Le hizo una relación sucinta de los pasos que había dado con el General Laserna para establecer en el Perú un Gobierno monárquico y constitucional, á cuyo efecto había enviado á Europa, de Plenipotenciario, al Sr. don Juan García del Río, Ministro de Estado, y al General Paroissien. BOLÍVAR se sorprendió de la idea, y no tuvo embarazo en impugnarla, exponiéndole lo mucho que habían trabajado los colombianos para aclimatar instituciones democráticas, inculcando en el pueblo ideas de propia dignidad en el hombre, y extirpando el sentimiento de abyección que era natural en los súbditos coloniales. Le hizo ver, con rasgos de una vivacidad elocuente, el espíritu que animaba á granadinos y venezolanos, y que no se convendría jamás en reconocer en Colombia como Jefe de la nación á un monarca. Y le dijo: “Cree U. que sin ese sentimiento republicano los soldados de Numancia, todos colombianos, se hubieran resuelto á seguir el impulso de unos pocos oficiales prisioneros de Cundinamarca y el Cauca, que estaban condenados á servir como individuos de tropa, y que obligaran á los Jefes y Oficiales de Numancia á pasarse á su campamento ? ¿ No le hizo á U. impresión que esos hombres, al llegar á su cuartel general, le declararan que iban como auxiliares de Colombia, á cuya patria pertenecían ? Advierta U., General, le agregó, que esa distinguida oficialidad de Numancia, con pocas excepciones, es venezolana, y la mayor parte de familias distinguidas que, sosteniendo la causa del Rey, destinaron á los jóvenes de que hablo á la carrera militar; y no obstante la educación que recibieron, y haberse formado en la campaña, combatiendo contra nosotros, ha llegado á ellos el espíritu republicano, y podemos contar con su lealtad y patriotismo.” En seguida, y después de haber hecho una relación de los nombres de tantos colombianos ilustres que no transigirían con la idea monárquica, le agregó: “Qué diría el mundo de mí, que he proclamado la libertad de los esclavos; que la he dado á los que heredé; y que dije al Congreso de Cúcuta que la recompensa que podían merecer mis servicios, era la ley de manumisión a favor de seres desgraciados, nuestros hermanos y compatriotas ?” Y continuó: “Jamás, General, contribuiré a trasladar al Nuevo Mundo los retoños de las viejas dinastías de Europa. Si tal cosa pretendiéramos, Colombia en masa me diría que me había hecho indigno del nombre de LIBERTADOR con que me han honrado mis compatriotas.” El general San martín escuchaba al LIBERTADOR con un aire respetuoso y circunspecto, y de vez en cuando volvía la vista hacia nosotros, el Coronel Pérez y yo, como que quería estudiar nuestro pensamiento. Cuando hubo concluido su discurso el General BOLÍVAR, le contestó, poco más o menos, en los siguientes términos: “Bien se conoce, General, que las crueldades de Morillo y otros jefes españoles, en Colombia, han exaltado el espíritu republicano y creado una opinión que no será fácil variar, si hombres como U., Sucre y Santander, no le dan la dirección que exigen las verdaderas necesidades de estos Reinos. Considere U., General, § la poca civilización de las colonias españolas, § la heterogeneidad de sus razas, § el modo cómo está dividida la propiedad, § la unidad de religión, § la aristocracia del clero, § la ignorancia de la generalidad de los curas, § el espíritu militar de las masas, que es consecuencia de estas guerras civiles prolongadas. Todos estos elementos presagian una anarquía desconsoladora cuando hayamos concluido la guerra de Si exceptúa U., a Caracas, Bogotá y Buenos Aires en donde el estudio y los talentos han formado algunos hombres, en el resto de América, incluyendo las capitales de Méjico y el Perú, no encontrará U. elemento republicano; y en mi concepto es más fácil establecer monarquías, como en el Brasil. Cuando yo dejé El LIBERTADOR le contestó rebatiendo estos argumentos, manifestándole que la proclamación que se había hecho de los principios republicanos en el Nuevo Mundo no era un hecho aislado; que era la consecuencia de una gran revolución de ideas que se había apoderado del mundo, de civilización cristiana, cuyo primer fruto era “¿ Qué son a los ojos de U. esos Condes y Marqueses de Lima, y los de Méjico, cuyas grandes fortunas reunidas no pueden ser suficientes para establecer la aristocracia de una Corte ? No hablaré a U. de los títulos de Castilla en Venezuela, Nuevo Reino de Granada, Chile, Guatemala y Buenos Aires, porque son tan pobres que no pueden darle una comida a un Príncipe; y baste saber que para ir a sus Estados, si así pueden llamarse sus haciendas, tienen que cabalgar una mula o un caballo mal doctrinados, armados de polainas o zamarros, con un poncho, ruana o manta, y un sombrero de paja con una funda de hule, a guisa de mayordomo de sus mismas propiedades. No hay, pues, mi querido General, elementos de monarquía en estas tierras de Dios. Deje U. que se forme la república, y ella producirá dignidad en el hombre, se crearán necesidades y hábitos de trabajo para obtener el bienestar social: este producirá riqueza territorial que traerá la industria comercial, y con ella la inmigración de Y concluyó diciéndole: que no podía aceptar la dirección de la guerra en el Perú, porque necesitaba el permiso del Congreso de Colombia, que no tenía; y, para finalizar, le manifestó que el placer que había tenido de verle se le acibaraba, porque había recibido una carta de Lima, del Teniente Coronel Juan María Gómez, Secretario de El General San Martín leyó la carta que le dio el LIBERTADOR, tomó nota de ella, y le dijo: “Si esto tiene lugar, he concluido mi vida pública, dejaré el suelo de mi patria, me marcharé a Europa a pasar el resto de mi vida en el retiro, y ojalá que antes de cerrar los ojos pueda yo celebrar el triunfo de los principios republicanos que U. defiende. El tiempo y los acontecimientos dirán cuál de los dos ha visto con más exactitud el futuro.” El LIBERTADOR le repitió: “Ni nosotros, ni la generación que nos suceda verá el brillo de la república que estamos fundando: yo considero a El LIBERTADOR y San Martín nos recomendaron la reserva de esa conferencia, al Coronel Pérez y a mí, porque creían que no era conveniente su publicidad en aquella época, mientras pudiera dar materia para extraviar la opinión durante las operaciones de la guerra de En mis Memorias sobre la vida del primero, podrá ser más extenso sobre el particular, porque no tengo aquí algunos apuntamientos para ayudar a mi memoria, y lo que dejo referido será, por ahora, bastante para dejar conocer los objetos de la entrevista de BOLÍVAR y San Martín, y los hechos que precedieron a ella. Solamente yo vivo de los que pueden referir lo que pasó; y si BOLÍVAR, San Martín o Pérez han dejado algo sobre el particular, no lo se; pero sí puedo asegurar que en 1829 en el mismo Guayaquil, hablaba con el LIBERTADOR sobre esta entrevista, cuando iguales ideas se promovían sobre la misma materia en esta ciudad, y encontré al LIBERTADOR entonces poseído de las mismas ideas, de ser incompatible la monarquía con las necesidades de Colombia y del Perú; y si Bogotá, 26 de octubre de 1861 T. C. de Mosquera. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario